Un revestimiento inspirado en las propiedades de la lava fundida, creado por un grupo de científicos de Australia y China, tiene la capacidad de extinguir incendios antes de que se propaguen.
Compuesto por una mezcla de varios polvos de óxidos metálicos, nano placas de nitruro de boro y un polímero ignífugo, el nuevo retardante forma una capa de cerámica, semejante a la lava endurecida, que expuesto a un calor excesivo logra sofocar las llamas.
En la fase de campo los investigadores probaron el novedoso revestimiento en madera, acero y aislamiento de espuma rígida, materiales empleados en la construcción de inmuebles.
Los resultados de la investigación fueron publicados, el pasado 6 de enero en el portal Sciense.
¿Similar a la lava?
Fotografía de Science.
La idea surgió luego de observar la lava y sus propiedades. Ésta, compuesta de metal y vidrios que contienen oxígeno que son tolerantes al calor y cuando se calientan, fluyen. Cuando éstos se exponen a un calor extremo, forman una capa no inflamable denominada “char” que, además de evitar que el material que está debajo sea alcanzado por el fuego, resiste la conducción del calor.
El grupo de científicos iniciaron su estudio, partiendo de esa premisa. Durante el proceso experimentaron con diversos materiales con el objetivo de replicar lo que ocurre con la lava fundida.
Fueron tres los componentes empleados por los creadores del nuevo recubrimiento. Una combinación de varios polvos de óxidos metálicos, silicio, calcio y sodio, entre ellos. Materiales que comienzan a fundirse a los 350 °C, por debajo de la temperatura de la mayoría de las llamas, y forman una lámina similar al vidrio.
Los otros dos componentes son las nano placas de nitruro de boro, que llenan los espacios entre los distintos óxidos metálicos a medida que el vidrio se forma, y un polímero ignífugo que funciona como un aglutinante y posibilita que el resto de la mezcla, se adhiera.
Las pruebas en campo
Incendio de la Torre Grenfell en Londres, ocurrido en 2017. Imagen de Inconsolata.
Una vez concluida la mezcla, iniciaron las pruebas. El compuesto, mezclado con agua, fue rociado sobre madera, acero y espuma rígida para aislamiento, entre otras superficies. Luego de recubrir bien cada material, se empleó un soplete de butano para someterlo a una temperatura de 1100 °C durante 30 segundos.
En todos los casos, el recubrimiento se fundió en un líquido viscoso, cubriendo el material. A medida que se calentaba se volvía más denso hasta que, finalmente, formó una uniforme y no combustible capa de carbón que impidió que las llamas se propagaran hacia los materiales que estaban debajo.
En palabras de los investigadores, si este innovador recubrimiento se rocía es posible prevenir desastres como el incendio de la Torre Grenfell en Londres, ocurrido en 2017, donde 72 personas fallecieron.
Sus creadores afirman que el nuevo revestimiento podría ser una estrategia de protección contra incendios «universal», porque es aplicable a la mayoría de los materiales de construcción y no es toxico.
Con información de Science y Xataca
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