Erigido en una de las 24 manzanas fundacionales de la ciudad de Caracas, el Palacio de las Academias nació como el convento de la Inmaculada Concepción, tuvo uso como barracas y hospital, fue sede de la primera universidad venezolana y hasta la Cámara de Diputados del Congreso Nacional funcionó en sus instalaciones.
Este edificio colonial con estilo neogótico, ha sido testigo silente de grandes acontecimientos históricos vividos en el corazón de la siempre aguerrida capital venezolana, como cuando se le otorgó el título de Libertador a Simón Bolívar, al término de la Campaña Admirable (1813) en la vecina iglesia de San Francisco.
Pese a haber sufrido los embates de varios terremotos, la edificación siempre fue reconstruida y mejorada. En especial durante el afrancesado plan de renovación urbana del presidente Antonio Guzmán Blanco. Declarada Monumento Histórico Nacional el 6 de abril de 1956, hoy es sede de las academias del país y de la Biblioteca Metropolitana de Caracas Simón Rodríguez.
Cuatro solares de los frailes franciscanos
Según la historia, en 1575 los frailes franciscanos recibieron cuatro solares, o terrenos, en una de las 24 manzanas del trazado original de Caracas. De ahí que San Francisco sea el nombre de la esquina, la iglesia y la centenaria ceiba vecinas del edificio que se construyó para albergar a estos religiosos.
Para 1684 la obra pasó a ser el Convento de la Inmaculada Concepción de Caracas, siempre perteneciente a la orden franciscana. En el siglo XVIII se construyó otra parte del convento, pero durante el terremoto de 1812 quedó prácticamente destruida, aunque como sucedió con ocasión de sismos anteriores, el edificio fue reconstruido.
Nueve años más tarde el Convento de San Francisco, como más se le conocía, fue eliminado. Desde entonces tuvo múltiples usos, como el de sede de la dirección general de la institución pública (1838), asiento de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional (entre 1840 y 1845) y sede de la Universidad de Caracas (1856-1953), actual Universidad Central de Venezuela.
En armonía con el Capitolio, pero no con la Iglesia
Vía decreto, el presidente Antonio Guzmán Blanco expropió uno de los cuatro solares del convento de las Hermanas de San Francisco para construir el ala sur del Capitolio, lo que le valió críticas de la Iglesia Católica.
Con el fin de armonizar a la entonces sede de la Universidad de Caracas con el edificio del Capitolio, en el marco del plan de renovación urbana emprendido durante su primer mandato (1870-1877), Guzmán Blanco encargó el diseño para la reconstrucción de su fachada al ingeniero Juan Hurtado Manrique, visto como el preferido del mandatario.
Hurtado Manrique mantuvo la altura de la edificación y construyó el actual frente de estilo neogótico como si se tratase de una escenografía. Hacer una segunda planta fue otro de los encargos del Presiente al artista, quien concluyó los trabajos en 1876.
Dos niveles sobre una planta rectangular
Es así como la actual sede del Palacio de las Academias consta de dos niveles sobre una planta rectangular, donde se organizan de manera secuencial tres patios con corredores, los cuales están delimitados por una serie de columnas con arcos rebajados.
Hurtado Manrique transformó la fachada original colonial en una de aspecto neogótico, en 1873. Está conformada por un plano de dos niveles con un ritmo de módulos que enmarca los vanos de puertas y ventanas del edificio.
El módulo central contiene el acceso principal y está rematado por una torre de dos cuerpos con un reloj, que corona en una cubierta puntiaguda a modo de aguja. Al extremo oeste de la fachada se observa una torre de planta hexagonal, diseñada inicialmente como observatorio astronómico.
Las Academias
Fue en 1952 cuando se decidió trasladar las más importantes academias a la antigua sede de un convento, edificación que cuatro años más tarde (06-04-56) fue declarada Monumento Histórico Nacional.
Ubicadas en su palacio están la Academia Nacional de la Historia, Academia Venezolana del Lenguaje, Academia de Medicina, Academia de Política y Ciencias Sociales, Academia de Jurisprudencia y la Academia de Física, Matemáticas y Ciencias Naturales.
En el ala oeste del recinto, las academias cuentan con la compañía de la Biblioteca Metropolitana de Caracas Simón Rodríguez.
La colección de arte del palacio
En el siglo pasado, la antigua sede de la Universidad y la Biblioteca Nacional, sufrió modificaciones interiores en los años 1922, 1930 y 1949. Hoy destaca por sus corredores, jardines y patios arbolados.
Además, cuenta con una hermosa y valiosa colección de arte, perteneciente a la Fundación Palacio de las Academias, entre las que se encuentran obras como el Arca de Miranda, una de las piezas más preciadas; el reloj centenario del nacimiento del Libertador; la pieza el púlpito obra de Herrera Toro, la escultura de Hipócrates y una escultura del Dr. Guillermo Morales.
Pero tan valiosa como las piezas artísticas es la memoria histórica que posee esta edificación, que por su lado oeste colinda con la Iglesia de San Francisco, donde Simón Bolívar recibió el título de Libertador el 6 de agosto de 1813, tras su entrada triunfal a Caracas al concluir con éxito la Campaña Admirable.
Mismo templo en el cual, el 17 de diciembre de 1842, fueron recibidos los restos mortales del Padre de la Patria para su posterior traslado a la Catedral de Caracas. Vale destacar que, en el año 1883, el ahora Palacio de las Academias, también vecino de la centenaria Ceiba de San Francisco, fue incorporado a la Exposición Nacional para celebrar el centenario del natalicio del Libertador.
Con información de Alba Ciudad, Guía de Caracas y IAM Venezuela
Fotos cortesía de Prodavinci, IAM Venezuela, Guía de Caracas, Caracas en retrospectiva, Memorias de Venezuela y Wikipedia
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