Cada 14 de enero un poco más de tres millones de personas acompañan con alegres cantos a la Divina Pastora, patrona de los larenses, en la procesión religiosa más multitudinaria del país y una de las más grandes de Latinoamérica, una antiquísima manifestación de fe y devoción que, en 2019, conmemora la visita vnúmero 163.
La imagen de la Divina Pastora tiene su principal centro de culto en el Santuario de Santa Rosa, ubicado cerca de Barquisimeto en el pueblo homónimo, desde donde se inicia esta tradicional procesión, muestra de lo afirmativo venezolano. Las actividades comienzan unos días antes con el solemne acto de bajada de la imagen de su trono, simbolizando la cercanía de María con sus hijos. Luego se realizan la serenata, la Novena, la vigilia y el maratón, entre otros eventos propios de la procesión.
Al amanecer del día 14, las campanas indican el advenimiento de la misa. Entre aplausos, cantos, oraciones y rezos de la feligresía, la imagen de la virgen Divina Pastora sale de Santa Rosa, cargada sobre los hombros de su pueblo, hasta la Catedral de Barquisimeto.
El mismo ritual se repite a todo lo largo de su peregrinar de 7,5 kilómetros. La primera parada es en la Plaza Macario Yépez, donde se reúnen las autoridades civiles, militares y eclesiásticas junto a todos los feligreses para esperar la llegada de su patrona, mientras orquestas famosas interpretan canciones del repertorio larense. Desde allí se movilizan hacia la avenida Morán, luego hasta la Venezuela y, al caer la tarde, la Virgen llega a la Catedral.
Devoción histórica
El origen de la veneración de la Divina Pastora se remonta al año 1736, cuando después de que por error llegara al pueblo una imagen de la Divina Pastora en lugar de la Inmaculada Concepción, se les hizo imposible devolverla.
Posteriormente, en el terremoto de 1812, el templo de Santa Rosa fue destruido, pero la imagen de la Divina Pastora quedó milagrosamente intacta, reforzando la creencia de que la Virgen quería quedarse para protegerlos.
En el año 1855 se desató en Venezuela una terrible epidemia de cólera. Cuentan que el 14 de enero el padre José Macario Yépez, párroco de la Iglesia de La Concepción de Barquisimeto, organizó una ceremonia en la que los santarroseños imploraron misericordia a la Divina Pastora.
El padre Yépez inició las suplicas pidiendo el fin de la epidemia y aseguran que, como acto de fe, ofreció su vida. Milagrosamente la epidemia cesó y el padre Yépez murió en ese mismo año. Fue así como la Divina Pastora se convirtió en la virgen más venerada de los barquisimetanos. Desde entonces, todos los 14 de enero se suspenden las actividades diarias para celebrar la fiesta en honor a la Virgen.
El monumento mariano más alto del mundo
En las colinas del sector Veragacha de Barquisimeto, donde cada 14 de enero se realiza la procesión, se erige el Monumento María Divina Pastora, el monumento mariano más alto del mundo, inaugurado en enero de 2016 en honor a la visita número 160 de la santa imagen.
Con dos torres de 60 metros de altura, un puente de 70 metros de longitud y un peso de 450 mil kilos, esta imponente obra es una pieza escultórica a gran escala, concebida con una profunda espiritualidad, que representa la imagen mariana a través del arte cinético.
La escultura posee un ancho de 23,3 metros y 47,14 metros de altura. Está conformada por 3 mil 772 piezas de tubos de aluminio. Desde su mirador los visitantes pueden observar no sólo la ciudad de Barquisimeto, sino además poblaciones circunvecinas como Cabudare y Yaritagua.
Con información de el Sistema de Información Patrimonial, Últimas Noticias y El Informador
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