Los ecosistemas costeros son un sumidero vital para el mundo que debe ser preservado y potenciado por su capacidad para absorber Gases de Efecto Invernadero (GEI), de acuerdo a lo que determinó un reciente estudio científico.
En concreto, el balance efectuado por los autores indica que estos ambientes naturales tienen la capacidad de absorber el dióxido de carbono, a pesar de que las emisiones de metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), contrarrestan parte de la absorción de CO2.
La investigación, llevada a cabo por un equipo internacional dirigido por la Universidad Southern Cross de Australia, concluye que los manglares costeros, las lagunas tropicales, comunidades de pastos marinos y fiordos polares, en mayor o menor medida, cumplen esta función.
Tras analizar diez regiones del mundo (América del Norte, América del Sur, Europa, África, Rusia, Asia Occidental, Asia Meridional, Asia Oriental, Sudeste Asiático y Australasia), el equipo de científicos global encontró que ocho de ellas son un sumidero de Gases de Efecto Invernadero neto costero.
Balance de GEI
Bajo el título La vegetación costera y los estuarios en conjunto son un sumidero de gases de efecto invernadero, el estudio publicado en Nature Climate Change muestra los hallazgos encontrados luego de realizar un balance de gases de efecto invernadero costero (CO2 + CH4 + N2O) en las diez regiones mencionadas.
De acuerdo a Pierre Regnier, profesor de Ciencias del Sistema Terrestre en Université Libre de Bruxelles y coautor del estudio, la investigación iniciada por Global Carbon Project tuvo como objetivo establecer los presupuestos de GEI de grandes regiones del mundo “para las cuales la contribución de estos ecosistemas costeros seguía sin tenerse en cuenta”, explicó.
Un aspecto destacado por los autores es la importancia de estos hallazgos para diseñar estrategias de mitigación. Al respecto Judith Rosentreter, investigadora principal de la Universidad Southern Cross, aseveró que “comprender cómo y dónde se liberan y absorben los gases de efecto invernadero en los ecosistemas costeros es un primer paso importante para implementar estrategias efectivas de mitigación climática. Por ejemplo, proteger y restaurar los hábitats de manglares y marismas es una estrategia prometedora para fortalecer la absorción de CO2 por parte de estos humedales costeros”.
Estos ecosistemas liberan o absorben dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), pero se desconocen sus efectos netos de estos en el balance radiativo. Por esta razón, los autores compilaron un conjunto de datos de observaciones de 738 sitios de estudios publicados entre 1975 y 2020, para cuantificar los flujos de CO2, CH4 y N2O en estuarios y vegetación costera en diez regiones globales.
10 regiones analizadas
Al analizar este tipo de ecosistemas en regiones de América del Norte, América del Sur, Europa, África, Rusia, Asia Occidental, Asia Meridional, Asia Oriental, Sudeste Asiático y Australasia, descubrieron que el sumidero costero de gases de efecto invernadero (GEI) más fuerte estaba en el sudeste asiático. ¿La causa? Sus extensos y productivos humedales costeros tropicales que absorben enormes cantidades de CO2.
Un segundo punto crítico de sumidero es América del Norte, con sus grandes áreas de humedales costeros, pero también con los fiordos que absorben CO2. “Nuestra nueva investigación muestra que los fiordos de todo el mundo absorben 40% del CO2 que, de lo contrario, se liberaría de los sistemas de mareas, deltas y lagunas. La mayor parte, 86%, de esta importante absorción de CO2 por parte de los fiordos proviene de la región de Norteamérica. Principalmente de Groenlandia”, acotó el profesor Bradley Eyre, coautor del estudio y profesor de biogeoquímica en la Universidad Southern Cross.
Por su parte, Judith Rosentreter agregó que “los humedales costeros, como los bosques de manglares, las marismas costeras y los pastos marinos son fuentes de gases de efecto invernadero. Liberan más de tres veces más metano que todos los estuarios del mundo”. Al mismo tiempo, los humedales costeros, también conocidos como humedales costeros de ‘carbono azul’, pueden ser fuertes sumideros de CO2 y, también, algunos absorben N2O. Lo que, en conjunto, los convierte en un sumidero neto de GEI para la atmósfera.
Ocho regiones de ecosistemas costeros son sumideros de GEI
“En nuestro nuevo estudio mostramos que cuando consideramos los tres gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso), ocho de las 10 regiones del mundo son un sumidero de gases de efecto invernadero neto costero”, afirma Rosentreter.
Tal como se ha señalado, la región del archipiélago del Sudeste Asiático y América del Norte, destacan en este sentido. Mientras que América del Sur realiza una absorción moderada de CO2 por los humedales costeros, especialmente los manglares, y algunas emisiones de GEI de los estuarios.
Si bien África presenta una gran absorción de CO2 por manglares y pastos marinos, esta se reduce moderadamente por las emisiones de GEI de los estuarios. En tanto la región de Australasia, con largas extensiones de humedales costeros que absorben CO2 está entre los sumideros costeros moderados. Sin embargo, también tiene una gran cantidad de estuarios a lo largo de sus costas, muchos de los cuales son fuente de CO2, CH4 y N2O. Asia occidental, por su parte, presenta una débil fuente de GEI estuarina y absorción moderada de CO2 por los humedales costeros, en su mayoría pastos marinos.
Los más débiles
Además, el estudio determinó que el sumidero moderado de CO2 existente en Asia oriental y Asia meridional, gracias a sus humedales costeros, se reduce en gran medida por las emisiones de GEI de los estuarios.
Respecto a los ecosistemas costeros de Europa y Rusia, los investigadores encontraron que emiten más GEI de los que pueden absorber de la atmósfera. Estas regiones poseen muchos estuarios de marea afectados que liberan gases de efecto invernadero. Un clima más frío también significa que tienen menos humedales costeros que de otro modo absorberían grandes cantidades de CO2.
La investigación evidenció que la absorción de CO2 equivalente por la vegetación costera, se reduce entre 23% y 27% debido a la desgasificación de CO2 en los estuarios. A nivel mundial, las emisiones costeras totales de CH4 y N2O reducen el sumidero costero de CO2 entre un 9% y un 20%.
¿Qué es el Carbono Azul?
Al carbono almacenado en los manglares y otros ecosistemas costeros se le llama Carbono Azul (CA), el cual tiene un lugar cada vez más importante en las discusiones sobre la reducción de emisiones de GEI a nivel global. El término hace referencia al carbono orgánico que los manglares, marismas, praderas marinas, de algas y otros ambientes capturan y almacenan.
Sin embargo, aún quedan muchas interrogantes sobre cómo el medio ambiente costero almacena y libera CO2 y actúa con respecto al cambio climático.
En este sentido, un estudio publicado en la revista científica Nature Communications aborda el futuro del carbono azul y enfatiza la necesidad de entender mejor cómo estos ecosistemas pueden contribuir a la adaptación y la mitigación climática.
Y aunque científicos y la comunidad internacional están estudiando ese potencial, los beneficios que brindan estos ecosistemas van más allá de la captura de carbono, tanto como protección de las costas frente a desastres naturales y fuente de recursos que garantiza los medios de vida de las comunidades locales. Sin embargo, para que el CA cuente en las acciones que se desarrollan por el clima, la ciencia que lo investiga necesita bases más sólidas.
Estudiar el Carbono Azul para mitigar el cambio climático
En todo el mundo, los ecosistemas de CA varían ampliamente en su exposición al cambio climático. Hasta el momento, existen principalmente modelos globales que analizan la vulnerabilidad del CA al crecimiento del nivel del mar, mientras que los estudios de las áreas locales – donde el clima extremo puede afectar las reservas de carbono y la salud de los ecosistemas – están rezagados.
Al respecto, los científicos necesitan profundizar el estudio para comprender cómo la actividad humana altera la producción y el almacenamiento de carbono a nivel local. Mundialmente, el cambio de uso de las tierras en las costas – a causa de la agricultura, represas, expansión de ciudades y otras actividades – produce un estimado de 450 millones de toneladas de CO2. Al mismo tiempo, los derrames de petróleo, la acuicultura o el crecimiento excesivo de algas pueden reducir la capacidad de almacenamiento de carbono de los ecosistemas costeros.
En este sentido, los científicos deben analizar más de cerca qué está sucediendo a nivel local, pues, al proteger los ecosistemas de CA locales, los países pueden evitar emisiones nocivas. Algunos ya están desarrollando esquemas de mitigación del cambio climático que se centran en esto y brindan incentivos económicos para su conservación.
Evitar la degradación de manglares, marismas y praderas marinas podría contribuir a impedir la emisión de cerca de un millón de toneladas de CO2 por año, pero los esquemas internacionales para reducir las emisiones producidas por la deforestación y la degradación de los bosques no recompensan actualmente la protección de estos ecosistemas. Se señala que estos han sido dejados fuera de la agenda porque su capacidad de almacenamiento de carbono es aún incierta. Por eso es necesario determinar cuántos ecosistemas de CA hay en el mundo realmente y cuán rápido pueden degradarse.
Con información de Ecoticias y Forests News
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1 comentario
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