El Paují copete de piedra es un ave extraordinaria que resalta por llevar en su cabeza un casco óseo sobresaliente, de color gris azulado y cubierto de piel, que le otorga su aspecto único e inusual. Una característica a la que debe su nombre.
Este singular pájaro habita solo en Venezuela y Colombia. Aunque hasta hace unas décadas eran bastantes comunes, su población ha ido disminuyendo como consecuencia de la cacería indiscriminada y la pérdida de su hábitat natural, a tal punto que está catalogada como especie En Peligro de extinción.
En el país, figura como una de las cuatro especies de máxima prioridad para la conservación de aves venezolanas y, por ello, casi todos los bosques donde habita están protegidos legalmente.
La llamativa pero tímida, el Paují copete de piedra es muy sensible a la presencia humana y posee un hermoso plumaje por el que también es perseguido.
El inusual paují copete de piedra
De nombre científico Pauxi pauxi es un ave del orden de los Galliformes, familia Cracidae. Se le conoce también por los nombres de paují de piedra, paujil, pajuil, paují de yelmo, Helmeted Curassow, y Northern Helmeted Curassow. Anteriormente, esta especie fue denominada Crax pauxi.
De gran tamaño, mide entre 85 y 95 centímetros, se caracteriza por el casco óseo elevado que llevan los machos sobre la cabeza, con forma de higo de color azul grisáceo que alcanza unos siete cm.
Las plumas de la cabeza y el cuello negro aterciopelado, mientras que el resto del plumaje dorsal y lateral varía de oscuro a negro, brillante y con reflejos de tonalidades verdosas o azuladas. Tanto el vientre como el extremo de la cola son blancos mientras que su iris es pardo y el pico rojo, se torna de un tono más intenso hacia la base.
Los machos y la mayoría de las hembras son similares, algunas tienen la cabeza y el cuello negros; en éstas últimas el resto del plumaje puede ser pardo o pardo rojizo, con moteado de color oscuro y claro. Por su parte, los ejemplares jóvenes tienen marcas oscuras finas algo más notorias en el vientre.
Única de Venezuela y Colombia
El Paují copete de piedra se localiza en el noroeste de Venezuela y el noreste de Colombia. Habita entre los 500 y 2.200 metros de altitud. Tiene preferencia por los bosques húmedos y fríos, con vegetación densa y palmas enanas en sectores montañosos, normalmente. Sin embargo, se observa con mayor frecuencia en los bosques nublados entre los 1.000 y 1 500 metros.
En Venezuela habita en la Sierra de Perijá hacia el sur, hasta el río Tucuco, estado Zulia. También se encuentra en el sur de Táchira, hacia el norte a través de los Andes de Mérida, en Lara, Yaracuy y hasta el este de Falcón. También puede localizarse en la Cordillera de la Costa en Aragua, Carabobo, Distrito Capital, La Guaira, y oeste de Miranda.
Dos subespecies, Pauxi pauxi gilliardi, endémica de la sierra de Perijá, y Pauxi pauxi pauxi, han sido registradas en nuestro país.
Mientras que, en Colombia, el Paují copete de piedra se distribuye en el suroccidente de Santander y en la parte norte de Boyacá, y una subespecie en la Sierra de Perijá.
Prioridad de conservación
La presencia de esta peculiar ave es escasa en toda su área de distribución, con una densidad menor a una pareja por cada 20-40 hectáreas, esto equivale a entre cinco y diez individuos por kilómetro cuadrado. Su población global se calcula en menos de 2.500 individuos maduros.
Durante el siglo pasado era abundante en la Cordillera de la Costa y para 1950, todavía se le consideraba una especie más o menos común. Solo unos años después, en 1954, ya estaba reportada como un ave escasa en Rancho Grande, estado Aragua, con una población estimada entre 25 y 50 ejemplares, y virtualmente extinta en otras áreas adyacentes. En la actualidad se registra como desaparecida en varias localidades, mientras que en otras se encuentra en estado crítico y sus poblaciones andinas y centrales, continúan decreciendo de forma moderada a acelerada.
Entre las poblaciones extintas se incluyen las de la cordillera de la Costa oriental, donde se cuenta con registros de su distribución pasada en el caño Poyanuco, estado Monagas, sin embargo, esta información no ha sido suficientemente sustentada.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en su Libro Rojo de las especies amenazadas la ha catalogado En Peligro, puesto que se enfrenta a un alto riesgo de extinción en un futuro inmediato. Por ello, se encuentra incluida en el Apéndice III de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Tanto en Venezuela como en Colombia, el Paují copete de piedra ha sido incluida en la categoría En peligro en el Libro Rojo de ambos países. Su población hoy no sobrepasa los 10.000 individuos y su densidad poblacional se estima entre 2 y 8 individuos/km2.
Amenazas y medidas
La especie Puaxi Pauxi, en general, es intolerante a las modificaciones de su hábitat natural. Es uno de los crácidos que enfrenta mayor presión de cacería, en particular la subespecie localizada en la Sierra de Perijá. Y es que, el Paují copete de piedra, ya desde antes de la colonia, era buscado como fuente de alimento. Además de cazarla con fines de subsistencia, los pueblos indígenas usan su casco óseo o “yelmo” para elaborar ornamentos.
Por otro lado, este pájaro es cazado para el comercio ilegal. Por ello, una de las causas principales del importante declive de sus poblaciones es la cacería indiscriminada, sumada a la destrucción y alteración de su hábitat. Amenazas que se encuentran también presentes en los parques nacionales.
Venezuela estableció la veda indefinida de la especie desde 1970, medida que fue ratificada en 1996, cuando se declaró como especie En Peligro . Si bien se han realizado algunos esfuerzos en materia de educación ambiental, éstos no han tenido continuidad en el tiempo lamentablemente. Varias áreas protegidas de la Cordillera de la Costa y los Andes abarcan gran parte de su distribución, pero no se ha medido la efectividad de estos para la conservación de Pauxi pauxi.
La situación del Paují copete de piedra continúa siendo grave, y se requieren acciones urgentes para evitar su extinción. Para ello recomiendan continuar y ampliar los programas de educación ambiental y sensibilización; realizar estudios poblacionales, de distribución y magnitud de las amenazas; así como desarrollar planes de manejo y conservación en áreas protegidas. Otra alternativa ayudaría es la cría en cautiverio con fines de repoblamiento, en las áreas protegidas donde la especie ha disminuido.
La vida del paují copete de piedra
Por sus hábitos, esta ave es diurna y terrestre, pues casi siempre está en el suelo. Vuela hacia los árboles solo para anidar o posarse en las ramas bajas durante la noche, como medida de protección de los depredadores. Suele andar en parejas o en pequeños grupos, que caminan por el suelo del bosque, buscando semillas o frutos para alimentarse.
Para evitar ser detectado, el Paují copete de piedra permanece bien escondido en la maleza, y se mueve con lentitud. Son más activos al atardecer, cuando el crepúsculo le ofrece cierta facilidad para percibir los alimentos con un menor riesgo de ser vistos. Son aves cautelosas y cuando se asustan o se sienten acorralados vuelan para elevarse al nivel superior del bosque, desde donde emiten, a veces, llamados de alarma.
Es territorial, vive en grupos familiares de macho, hembra y polluelos. Se alimenta principalmente en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Frutos, hojas, semillas, proteína animal, pequeños vertebrados e invertebrados componen su dieta, principalmente. Son dispersores de semillas y reguladores de insectos.
Puede incluir en su alimentación otras partes vegetales como plántulas, además de anélidos pequeños, grandes artrópodos y carroña. También ingiere granos de arena, posiblemente para cubrir requerimientos de minerales, y como ayuda mecánica para la digestión.
Amor de familia
La especie tiende a ser monógama. El macho ofrece una “cena romántica”, un festín nocturno donde la hembra toma insectos, pequeños roedores y reptiles directamente del pico de su pareja, que elige el alimento para ella.
La época reproductiva comprende los meses de enero a julio, durante la cual el paují copete de piedra es vocal. El macho emite un fragor semejante al crujir de un árbol viejo, entre seis y diez por minuto. El llamado de alarma es un «tzsuk» profundo, suave y repetido.
Tienen crías una vez al año y entre marzo y abril, hacen nidos en los árboles a una altura de cuatro a seis. El lugar para construirlo es escogido por la hembra. Generalmente, el espacio donde se ubica, horquetas y ramas de árboles grandes, está muy cubierto con enredaderas.
Es la hembra la que se ocupa en exclusivo de incubar los dos huevos que pone, por un período de 34 a 36 días. Los huevos, de cáscara muy dura y rugosa, miden 12 centímetros de longitud y seis centímetros de ancho. El macho no se acerca al nido hasta que llega el nacimiento de los polluelos. Ahora bien, el cuidado de los polluelos lo realizan entre ambos. Éstos permanecen con los adultos hasta el mes de octubre.
Con información de Especies Amenazadas, EBird, Mis Animales, Ecured y El Impulso
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