No resulta fácil imaginar cómo el estudio de insectos puede ayudar al control biológico de enfermedades, pero eso es parte de lo que se hace en el Insectario “Octavio Suárez” del Centro de Microbiología y Biología Celular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
Allí se mantienen diferentes poblaciones de artrópodos, vectores colonizados que se utilizan para la investigación, así como en el desarrollo de técnicas experimentales, útiles para tratar epidemias que afectan la salud pública.
Este espacio está destinado a los investigadores, empresas y comunidad en general que requieran desarrollar diversas líneas de investigación relacionadas con el control biológico de enfermedades en el país.
¿Qué es un insectario?
Un insectario es comúnmente considerado como un lugar donde se guardan insectos. Pero, el del IVIC en particular es más que eso, pues cuenta con varias áreas teniendo presente la bioseguridad, y siendo muy dinámico y amplio en sus labores y actividades.
“En el insectario nos especializamos en la cría y manejo de vectores, reconocimiento de especies, diferenciación morfológica entre mosquitos e identificación taxonómica. Brindamos apoyo técnico profesional y prestamos el servicio de donación de material biológico para la investigación o docencia, así como en universidades del país en el área de entomología” explicó Lourdes Acuña González, profesional asociada a la investigación de la Unidad de servicio e investigación.
Por ejemplo, allí se cría y se mantiene el ciclo de vida de varias cepas locales de mosquitos, principales vectores de patógenos causantes de enfermedades tropicales como el dengue y malaria.
Además, forma talento humano especializado en este campo, y realiza trabajo de campo e identificación de los mosquitos colectados.
Ejes de campo de estudio
El IVIC mantiene en el insectario «Octavio Suárez», diferentes poblaciones de artrópodos que se utilizan para la investigación y en el desarrollo de técnicas experimentales.
En concreto, entre los campos de estudio que se desarrollan están:
- El desarrollo del ciclo biológico con mantenimiento y expansión de varias cepas locales de mosquitos Aedes sp, para el estudio de la ecología y comportamiento de las mismas en condiciones de laboratorio.
- El estudio de los vectores implicados en la transmisión de enfermedades tropicales; dengue (Aedes aegypti) y malaria (Anopheles sp).
- La dinámica de las cepas locales Ae aegypti y Ae albopíctus en la transmisión del Chikungunya, patógeno con potencial epidémico en la zona Caracas –Aragua.
Además, estudian a los insectos como indicadores de la crisis climática; el cambio en el comportamiento de estas poblaciones en sus hábitats naturales y el desplazamiento que pudiera darse en las cepas locales.
La historia detrás del insectario
Los espacios ocupados hoy día por el insectario forman parte de la historia del IVIC. Corría el año 1959 cuando la institución estaba en pleno crecimiento bajo la dirección del doctor Marcel Roche, quien le confió la formación del Departamento de Virología al doctor Gernot H. Bergold, destacado experto en virus de insectos que afectan a los humanos y animales.
En 1964, Bergold construyó el Centro de Virología “Luis Daniel Beauperthuy” con la investigación orientada hacia los virus transmitidos por artrópodos (Arbovirus). Este centro luego pasó a denominarse Centro de Microbiología y Biología Celular (CMBC).
Como se requería apoyo entomológico para la identificación, cría y replicación viral en mosquitos y otras especies, se recomendó para el cargo a Octavio Suárez, quien tenía diez años de experiencia como adjunto al doctor Pablo Cova García, eminente entomólogo (Jefe del Departamento de Estudios Especiales de la División de Malariología con sede en Maracay, estado Aragua).
En esa misma época, el Laboratorio de Entomología fue transformado en el Servicio de Epidemiología del CMBC. En 1977, Suárez fue propuesto custodio del valioso material entomológico donado al IVIC por Doña Rosario Beauperthuy de Benedetti, recolectado por el ilustre sabio doctor Louis Daniel Beauperthuy (1807-1871) durante una epidemia de fiebre amarilla en Cumaná, estado Sucre en 1857. A pesar de las malas condiciones de conservación de los insectos, Suárez logró identificar entre ellos un díptero con 80% de características del Aedes aegypti, señalado por Beauperthuy como el vector transmisor de la enfermedad. Años más tarde, el 13 de diciembre de 2001, se designó con el nombre de “Insectario Octavio Suárez” en honor a los aportes de este insigne trabajador.
Referencia para las Américas
En el año 2002 se recuperó la investigación en el área de vectores, a través del proyecto intergrupal denominado “Estudios de la diversidad genética y competencias vectorial de mosquitos transmisores del dengue y la malaria en Venezuela
En el 2006, fue considerado como referencia en la región de las Américas para la creación de otros. durante el Taller Internacional de Centros Colaboradores OMS y de Instituciones de Excelencia Científica de la Región de las Américas, celebrado en la ciudad de La Habana, Cuba. Esto debido a que cumple con todas las normas técnicas internacionales requeridas para ser denominado un buen ejemplo, el cual requiere nivel de Bioseguridad 2 (NB-2).
En el 2008, el insectario “Octavio Suárez” fue designado como Unidad de Servicios e Investigación adscrita a la jefatura del centro.
Criar mosquitos
Silvia Hurtado, jefe del Insectario, explicó que, para estudiar el ciclo del parásito dentro del mosquito, alimentan y crían los zancudos en laboratorio bajo un ambiente similar al de su hábitat natural. Luego permiten que el parásito se desarrolle por un tiempo aproximado de ocho días. Posteriormente disecan los estómagos de unos mosquitos y en una lámina portaobjetos los tiñen con mercurio-cromo, los observan al microscopio y si hay parásitos dejan las jaulas de mosquitos infectados para que estos se desarrollen entre 12 a 15 días.
«En ese tiempo, encontramos en las glándulas salivares las formas del parásito llamadas esporozoitos, los cuales son inoculadas durante una picadura a los humanos. El inóculo inyectado puede ser alrededor de 20 mil parásitos por picadura y da paso al ciclo denominado esquisogonia en el humano infectado», detalló Hurtado.
Por su parte, la investigadora Lourdes Acuña, acotó que trabajan en un ambiente controlado a temperatura de unos 26 C, y una humedad relativa de 70%. Asimismo, señaló que analizan el ciclo sexual de los insectos y son otras instituciones las que realizan investigaciones del ciclo del parásito en humanos, con el fin de explorar, por ejemplo, el desarrollo de vacunas contra la malaria en Venezuela.
La profesional asociada a la Investigación explicó el proceso de la alimentación sanguínea de las hembras para la infección, y cómo se logra el desarrollo del ciclo de vida del patógeno en el interior de las mosquitas bien con parásitos de Plasmodium o con virus de dengue. Posteriormente, cada laboratorio genera los ensayos y análisis de interés según sus líneas de investigación.
Estudiar los insectos para prevenir
Las encargadas del insectario, preocupadas por la proliferación de estos vectores durante ciertas épocas del año, indicaron que la mejor manera de combatirlos es a través de la prevención. Por ello, recomiendan realizar charlas informativas en escuelas, liceos e instituciones sobre el ciclo de vida y reproductivo del mosquito.
Asimismo, para prevenir la contaminación por dengue, instan a evitar en todo momento dejar agua estancada en envases profundos como botellas, tobos, floreros, cauchos y pipotes. Además, indicaron que tomar vitamina como el complejo-B resulta un repelente efectivo para los mosquitos.
Potencial del insectario para el control biológico de enfermedades
El insectario tiene la capacidad para apoyar en la recolección de insectos y, además, hacer su identificación morfológica en zonas endémicas o donde se reporten brotes de enfermedades como dengue y malaria principalmente.
Mediante análisis y estudios posteriores de los laboratorios de Inmunoparasitología y Biología de Virus respectivamente, se puede orientar apropiadamente programas de control y vigilancia epidemiológica, en esas áreas.
Con información de Mincyt, IVIC, Cazadores de Microbios y Diario La Voz
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