El aumento anual de especies de insectos de agua dulce durante los últimos 30 años en Rusia, países del norte de Europa y el oeste de los Estados Unidos de América está demostrando que acciones humanas, como las regulaciones estadales contra la contaminación, pueden revertir la extinción de insectos en el planeta.
La mayoría de los insectos son considerados molestos por los seres humanos, pero a partir de este momento antes de matar a una hormiga, una abeja, una avispa o una mariquita en nuestros hogares es necesario tomar conciencia porque, de acuerdo a estudios científicos, la tasa de extinción de estos animales es ocho veces mayor que la de mamíferos, aves y reptiles, lo que atenta contra los ecosistemas y la supervivencia de la especie humana en la Tierra.
Medidas contra la contaminación del agua
Un estudio metaanalítico (porque es una compilación mundial de estudios sobre abundancia de insectos a largo plazo), dirigido por integrantes del Centro Alemán para la Investigación Integrativa de Biodiversidad (IDIV), la Universidad de Leipzig (UL) y la Universidad Martin Luther Halle-Wittenberg (MLU), publicado en el mes de abril, reveló que la población de insectos acuáticos, como moscas y mosquitos de mayo, mostró un incremento de 38% en 30 años, a razón de 1.08 % anual, con medidas para frenar la contaminación del agua dulce.
Entre los resultados del también llamado “estudio más grande sobre el cambio de insectos hasta la fecha”, que recopiló datos de 166 encuestas a largo plazo realizadas, entre 1925 y 2018, en 1676 sitios en todo el mundo, detalla que los índices más importantes del referido aumento poblacional se registraron en Rusia, el norte de Europa y el oeste de los Estados Unidos. La causa principal es la limpieza de ríos y lagos contaminados, especialmente impulsada por regulaciones estadales.
Se trata de una formidable noticia, porque demuestra que el peligro de extinción tanto de otros insectos acuáticos como de los insectos terrestres también puede revertirse, pese al enorme esfuerzo que se requiere. No obstante, estudios menos recientes pese a admitir los logros obtenidos con las mejoras en la calidad del agua, dudan que se logre revertir la disminución de las especies de insectos que nacen o viven en el agua.
Insectos terrestres son los más amenazados
Una revisión exhaustiva de 73 informes históricos de disminución de insectos en todo el mundo, publicada en febrero de 2019, alertó que más del 40% de las especies de insectos están en peligro de extinción. Los terrestres como mariposas y polillas (Lepidópteros); abejas, hormigas y avispas (Himenópteros); así como el escarabajo de estiércol o pelotero (coleópteros), figuran como los más amenazados.
Como sucede con la mayoría de los insectos, la disminución de la población de mariposas afecta el proceso de polinización y el control natural de plagas, mientras que el descenso del número de polillas significa la pérdida de alimento para animales insectívoros como el murciélago.
Las abejas, que son polinizadores de las plantas con flores, constituyen un tercio de todos los polinizadores, en tanto que las abejas melíferas producen miel y cera, lo que influye en el área económica. Por su parte, el escarabajo de estiércol tiene un rol estelar en la descomposición y el reciclaje de materia orgánica, pues se alimenta de excremento de mamíferos y carroña.
Cabe destacar que el citado estudio metaanalítico señala que, en promedio, hay una disminución global de 0.92% anual del número de insectos, lo que se traduce en, aproximadamente, 24% durante 30 años.
Ya los científicos lanzaron el alerta
El alerta sobre el peligro de que al menos 500 mil especies de insectos, se enfrentaran a la extinción en las próximas décadas, llegó de la Alianza de Científicos del Mundo, en un informe denominado “Advertencia de los científicos a la humanidad sobre la extinción de los insectos”, dado a conocer en febrero de este año.
En concordancia con el citado informe del 2019, esta advertencia estima que mariposas, abejorros, escarabajos y abejas, entre otros insectos, desaparecerán. Esto dañaría completamente la cadena alimenticia ya que los insectos proporcionan servicios irremplazables como la polinización. Además son recursos para nuevos medicamentos e indicadores de la calidad del hábitat.
La proclama de los científicos refiere que la invasión de la especie humana en los hábitats de los insectos, con el uso de químicos elaborados para eliminarlos; el aumento de hectáreas para la siembra de alimentos, la construcción masiva de viviendas; así como su incidencia en el cambio climático con todo tipo de contaminación, ha ido acabando con las diferentes especies tanto terrestres como acuáticas, lo que contribuye al riesgo que corre la vida en el planeta.
Más conciencia y mayor inversión
Cumplir con éxito el reto de consolidar la recuperación del número de insectos acuáticos y detener el riesgo de extinción de los terrestres, pasa tanto por la mayor generación de conciencia posible en la raza humana como por el aumento de la inversión en programas de investigación, y la aplicación de estrategias concertadas en todas las instancias y regiones.
Los primeros pasos ya están orientados hacia la preservación y recuperación de hábitats naturales, mediante la prohibición del uso de herbicidas y pesticidas de reconocida toxicidad para los insectos. También con la implementación de acciones para eliminar los impactos negativos de las especies invasoras y la adopción de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con información de IDIV, Science Direct, Bioteca-Biodiversidad y Revista Science
Fotos cortesía de Futuro 360, Diario Ecología, La Marabunta, Soluciones Integrales Endesa.
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