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Increíbles hallazgos detrás de la sequía y el cambio climático

por Haiman El Troudi
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Huellas de dinosaurios, piedras del hambre, monumentos ancestrales, barcos nazis, ciudades perdidas y hasta cadáveres dejados por la mafia, forman parte de los increíbles hallazgos que ha dejado al descubierto la extrema sequía que viven zonas de Europa, Asia y América del Norte.

Ríos y lagos se han ido secando, causando daños. Pero esos bajos niveles en los cuerpos de agua también han revelado algunos misterios que han permanecido bajo el agua por mucho tiempo. La histórica sequía, marcada por su intensidad y extensión, y el cambio climático, han ido revelando huellas del pasado, así como oscuros presagios de tiempos difíciles.

Los pronósticos apuntan a que la frecuencia y la severidad de sequías y olas de calor aumentarán en el futuro, y se espera que los cambios se distribuyan de manera desigual en todo el mundo. Las altas temperaturas y la serie de máximos históricos que se han alcanzado en Europa occidental han sido los signos visibles de las olas de calor que se han producido en las últimas semanas, y que se han observado incluso desde el espacio, a través del satélite Copernicus Sentinel-3.

Los científicos afirman que el cambio climático provocado por el hombre está exacerbando el ciclo natural de la sequía. Es tan grave que en Europa que los ríos Rin y Elba están a punto de cerrarse al tráfico fluvial. La crisis está causando impactos muy importantes en distintos sectores económicos, además de cortes de suministro en algunas poblaciones y la agravación de la crisis energética.

Las piedras del hambre

«Si me ves, llora», es el amenazador mensaje que se puede leer en una de las llamadas piedras del hambre. Se trata de una antigua inscripción, que data de 1616. Está tallada en alemán, en una piedra en la cuenca del río Elba. Forma parte de los increíbles hallazgos detrás de la sequía extrema y el cambio climático, que ha hecho retroceder las aguas en ríos europeos, dejando al descubierto en sus lechos rocas con inscripciones esculpidas que solo emergen a la superficie cuando los niveles de agua bajan peligrosamente.

Conocidas como «Hungersteine» o «piedras del hambre», son recordatorios de antiguos pueblos sobre la miseria que vivieron durante períodos de dificultades. En el pasado que el agua llegara a niveles tan bajos significaba pobreza, pues la crisis, no solo afectaba las siembras, sino también la navegación a través de los ríos.

Al bajar del nivel del agua, estas antiguas rocas muestran las líneas que, en los siglos XV-XIX, grabaron personas para marcar los niveles que el agua alcanzó en su descenso en anteriores sequías. Fueron hechas como advertencia a las generaciones futuras de que, cuando esas piedras emergen, se avecinan tiempos difíciles.

La mayoría de ellas han reaparecido en las orillas del río Elba, que fluye desde la República Checa hasta Alemania.

Increíbles hallazgos prehistóricos

Como si fuera parte de una película, hace unos meses, en el río Brazos en Texas se revelaron pistas del impacto de un meteorito que evaporó una capa de la corteza terrestre, provocando el inicio de un periodo de cambios climáticos que, ahora sabemos, resultaron desastrosos. De acuerdo con investigadores, unas manchas en las rocas que rodean al río permiten plantear cómo estas transformaciones desataron la extinción de alrededor del 75% de todas las especies, entre ellas, los dinosaurios no aviarios.

Muy cerca de esa zona, en el lecho del río Paluxy, una sequía nunca antes vista ha permitido la revelación de rastros de dinosaurios. La zona se hizo popular desde hace décadas tras el primero de estos increíbles hallazgos.

Ambos descubrimientos tuvieron lugar en el Parque Estatal Dinosaur Valley, en el condado texano de Somervell, cuando sufrió meses de severa sequía y olas de calor, que llegaron a los 45 grados centígrados.

Justamente el parque lleva ese nombre desde su establecimiento en 1969 por el primer descubrimiento de huellas en 1909. Según información oficial, tras años de investigación se presume que los rastros en el área corresponden principalmente a dos tipos de dinosaurios: acrocanthosaurus, reconocido como un pariente cercano de menor tamaño del Tyrannosaurus rex, y saurópodos, cuyo peso oscilaba entre las 40 y 44 toneladas. Más de cien años atrás, un pequeño niño, George Adams, hizo el primer descubrimiento de huellas de tres dedos al borde del río Paluxy.

Huellas de un terrible pasado

Otra reminiscencia de un terrible pasado han mostrado las intensas sequías en ríos y lagos de Europa, al descubrir antiguos buques Nazis, así como artefactos explosivos.

En el río Po, en Italia, emergió una barcaza usada por los alemanes y hundida en 1943. Los lugareños comenzaron a ver la embarcación, llamada Zibello, cuando los niveles del agua se redujeron hace algunos meses.

También se han encontrado artefactos explosivos sin detonar en el río Po en Italia. Unas 3.000 personas fueron evacuadas de un pueblo cerca de la ciudad de Mantua en julio, al tiempo que expertos retiraron e hicieron explotar de manera segura una bomba de la Segunda Guerra Mundial que estaba sumergida.

En Serbia, los bajos niveles de agua del río Danubio dejaron ver, cerca de la ciudad de Prahovo los restos hundidos de barcos de la Segunda Guerra Mundial, aún con explosivos. Formaban parte de una flota nazi hundida en 1944. Se espera que surjan más a medida que continúa la sequía.

Legado de antiguos pueblos

En Roma, los bajos niveles del río Tíber dejaron al descubierto las ruinas de un antiguo puente que pudo haber sido construido por el emperador Nerón alrededor del año 50 d. C. Aunque siempre se ha podido ver una pequeña parte de las ruinas, ahora se puede ver mucho más de lo habitual. Se encuentra debajo del sitio del moderno puente: el Vittorio Emanuele II.

Por su parte, en España reapareció en el embalse Valdecañas, en la provincia central de Cáceres, el llamado Dolmen de Guadalperal, un círculo de docenas de piedras megalíticas que, al parecer, data del 5000 a. C. Conocido como el «Stonehenge español», fue descubierto por un arqueólogo en 1926, pero el área se inundó en un proyecto de desarrollo rural en 1963, por el gobierno de la época de Franco. Desde entonces, solo ha sido visible cuatro veces.

Otro de estos increíbles hallazgos se encontró en Galicia, en la frontera con Portugal, donde surgió un «pueblo fantasma» cuando la sequía vació drásticamente las aguas de un embalse. Se trata del pueblo de Aceredo, normalmente bajo las aguas, pues se inundó en 1992 para dar paso al embalse. Algunos de sus antiguos residentes han regresado para mirar alrededor de las edificaciones que ahora están en ruinas.

Otros tesoros que ha revelado la sequía incluyen una antigua ciudad en Irak, y una isla sumergida en China con tres estatuas.

Macabros hallazgos

Ruinas del imperio MIttani en Irak

Entre los hallazgos que han traído la sequía y el cambio climático, uno de los más macabros es un cadáver que encontraron en un lago evaporado en Estados Unidos, dentro de un barril. La policía halló un arma en el lecho seco de un lago de Las Vegas, cerca de donde encontraron el cuerpo, por lo que los detectives relacionan el caso con la mafia.

Pero el asunto no queda allí. El rápido retroceso del lago Mead ha hecho aflorar otros cadáveres este año, provocando especulaciones de que pueden ser obra de gánsteres en este paraíso de las apuestas.

La policía ha revelado pocos detalles sobre los hallazgos, pero la víctima del barril recibió un tiro en la cabeza y fue colocada en éste antes de ser lanzada al lago, al estilo típico de los sicarios de Las Vegas en las décadas de 1970 y 1980.

La histórica sequía que azota gran parte del oeste de Estados Unidos está poniendo a prueba las fuentes de agua, y los embalses y lagos están cayendo a niveles mínimos.

Tesoros escondidos

La sequía ha dejado al descubierto en Reino Unido rastros de algunos jardines del siglo XVII en Lydiard Park en Swindon. Foto: BBC

Las ruinas de lo que parece ser una iglesia en el pueblo de Derwent, en el norte de Inglaterra, han quedado expuestas. El pueblo se inundó en la década de 1940 para dar paso al embalse Ladybower.

Entre los increíbles hallazgos tras el retroceso de las aguas, están los restos de viejos árboles expuestos en el embalse del lago Colliford, en Cornualles, en el suroeste de Inglaterra. Estos árboles han estado bajo el agua desde que se inundó el embalse de Bodmin Moor, en la década de 1980.

Además, también en el suroeste de Inglaterra, han aparecido rastros de algunos jardines del siglo XVII en Lydiard Park en Swindon, después de que el clima cálido mató la hierba para revelar impresiones en el suelo debajo. Y unos «jardines fantasmas» similares aparecieron en Longleat, una casa señorial cercana.

Por partida triple

Estrés por calor y cambio climático

Este verano se experimenta un evento compuesto, que ocurre cuando dos o más riesgos climáticos tienen lugar simultánea o secuencialmente. En este caso, se trata de una sequía meteorológica (por descenso de precipitaciones) y una sequía hidrológica (por disminución de recursos hídricos disponibles). A la que suma una sucesión de olas de calor, caracterizadas por su temprana aparición, su extensión y su duración.

La sequía es un riesgo progresivo y de aparición lenta, pero constante. La falta de precipitaciones va restando humedad al suelo, reduciendo los caudales de los ríos y mermando las reservas de agua. Posteriormente, los efectos llegan a la agricultura y, después, a los regadíos y a la producción hidroeléctrica, además de afectar a los ecosistemas.

Los pronósticos apuntan a que la frecuencia y la severidad de sequías y olas de calor aumentarán en el futuro, y se espera que los cambios se distribuyan de manera desigual en todo el mundo. Un fenómeno que agrava la crisis energética, y genera impactos muy importantes en distintos sectores económicos.

Además de cortes de suministro en algunas poblaciones, los efectos de la reducción de recursos hídricos en la generación de energía hidroeléctrica o en la refrigeración de centrales nucleares preocupa en un contexto ya marcado por la escasez y las tensiones geopolíticas.

Sequía, olas de calor y cambio climático

La actual sequía y su coincidencia con olas de calor debe contextualizarse en la realidad del cambio climático. Ante esto se deben aumentar los esfuerzos realizados en estrategias de mitigación y de adaptación. Debe hacerse también una correcta gestión de estas situaciones multirriesgo, con mayor prevención y preparación de los sistemas de alerta y emergencia.

Además, resulta urgente transformar las estructuras socioeconómicas, para enfrentar un siglo XXI que está y estará caracterizado por la variabilidad y la incertidumbre y la convivencia con riesgos hidro-climáticos que seguirán trayendo increíbles hallazgos.

 


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