Una imagen dice más que mil palabras, y si proyectamos esto a las fotografías que nos han impactado a pocos días del comienzo del 2020, son muchos los llamados urgentes que nos hace el planeta. Ineludibles señales de alarma que llegan desde todas partes del mundo. Desde los devastadores e imbatibles incendios en Australia, inundaciones en Brasil, tifones en Asia, grandes nevadas en Canadá, hasta los canales de Venecia sin agua.
La tierra aumenta el volumen de su llamado y debemos escucharlo. Según las investigaciones realizadas en los últimos años, estas situaciones podrían seguir aumentando, a menos que se tomen medidas decisivas e inmediatas a favor de nuestra Pachamama.
Ya son por todos conocidas las cifras que dan cuenta del impacto perjudicial de la acción del hombre en la naturaleza y no está de más recordar algunas de éstas. Más de la mitad de los bosques afectados, así como los arrecifes de coral; dos tercios de los grandes ríos del mundo fragmentados con presas; desde 1970, las poblaciones de vida silvestre han disminuido un 60%; un millón de especies están en peligro de extinción; las emisiones de carbono han crecido a tal punto, que la cantidad de gas que ingresó a la atmósfera entre 2015 y 2019, aumentó en un 20% en comparación con los cinco años anteriores, y el nivel del mar se incrementa a un ritmo de 5 mm por año.
El planeta nos dice con estas ineludibles señales que el momento es ahora, debemos actuar ya.
El mundo llora con Australia
Miles de bomberos desplegados por semanas, en la zona de Nueva Gales del Sur de Australia, no han podido evitar que intensos incendios consuman casi el 80 por ciento de la región boscosa denominada Montañas Azules, reconocida como Patrimonio de la Humanidad, donde destaca la zona llamada ‘Dinosaur trees’ con un valor natural incalculable por su antigüedad.
Solo la misma naturaleza, a través de la lluvia, ha podido frenar el avance del fuego que ha consumido más de diez millones de hectáreas y ha devastado la genuina biodiversidad de Australia.
Este país ha atravesado condiciones climáticas extremas, superando en ocasiones los 40 grados centígrados, y vientos de hasta 90 kilómetros por hora en muchas áreas rurales, lo que ha dificultado la extinción de los incendios. A la fecha: Veintinueve muertos, 6.000 edificios destruidos, más de 10 millones de hectáreas arrasadas y más de mil millones de animales salvajes calcinados, en una ola de incendios durante el año más caluroso y seco jamás registrado en el país.
En un reportaje publicado en The Guardian de Australia, se muestran datos de expertos que calculan que “al menos el 80% del área del patrimonio mundial de las Montañas Azules y más del 50% de las selvas tropicales del patrimonio mundial de Gondwana, han sido calcinadas en la actual crisis de incendios forestales”.
“La magnitud del desastre es tal que podría afectar la diversidad de eucaliptos por los cuales se reconoce el área del patrimonio mundial de Montañas Azules”, ha explicado John Merson, director ejecutivo del Instituto de Patrimonio Mundial de las Montañas Azules.
Fotografías de koalas heridos, canguros calcinados, animales huyendo del fuego y hasta aceptando agua de la mano del hombre, centenarios árboles en cenizas, han conmovido a toda la humanidad. Son sin duda ineludibles señales de alarma.
Íconos en riesgo

Foto: AP
Hace unos días otras fotografías impactaron al mundo. Una imagen que se creía imposible, los famosos canales de la ciudad italiana de Venecia sin agua. Aunque se trata de un fenómeno habitual para esta época del año, conocido como ‘sequía de la Befana’, no deja de causar impacto el descenso de la marea de unos 50 centímetros, lo que dejó góndolas y embarcaciones varadas en el fondo de algunos canales internos de la ciudad, y ddificultó la navegación por algunas rutas.
El impacto resulta aún mayor por el contraste con las imágenes de las inundaciones que, hace unos meses, afectaron buena parte de la ciudad. El 14 de noviembre de 2019, el Gobierno de Italia declaró el estado de emergencia en Venecia, debido a las fuertes inundaciones en esa turística ciudad, donde el nivel del agua alcanzó un metro 87 centímetros sobre su punto máximo, la marea más alta desde 1966.
Las inundaciones afectaron el famoso teatro de la ópera La Fenice, llenaron de agua el vestíbulo de la Basílica de San Marcos, que data del siglo XI, y dañaron gravemente uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad: la Plaza de San Marcos, ubicada en uno de los puntos más bajos de Venecia.
Más señales de alarma
El 2020 comenzó con impactantes fotografías de los efectos de las torrenciales lluvias que afectaron la ciudad de Jakarta, Indonesia, produciendo graves inundaciones, decenas de fallecidos y más de 173.000 residentes reubicados.
Entre otras ineludibles señales están las imágenes que circulan desde hace unos días, en medios digitales y redes sociales, de las calles de la ciudad de Iconha, al sureste de Brasil, totalmente inundadas y con automóviles arrastrados por la corriente. El daño material fue considerable y algunos residentes quedaron aislados porque los puentes se derrumbaron por la fuerza del agua. El alcalde de Iconha dijo al periódico local A Gazeta que “casi el 100% de los comercios” habían sido destruidos por las inundaciones.
También sorprenden las fotos de los efectos de una nevada sin precedentes en la provincia de Terranova, Canadá, con altos niveles de nieve que, en algunos casos, llegan hasta los 15 pies de altura. El fenómeno meteorológico que tildan de histórico, ha obligado a los residentes de la ciudad a asumir la enorme tarea de excavar montones y montones de nieve tan solo para poder salir de sus casas.
¿Llegó el fin?
Desde el año 2007, advertían los expertos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) que el límite para impedir una catástrofe climática irreversible era el año 2020. Pues bien, la fecha ya está aquí. Las impactantes imágenes de efectos devastadores del clima a lo largo y ancho del mundo, parecen confirmar la advertencia de los científicos.
Si tomamos como ejemplo los incendios, solo en 2019 han ardido más de 5 millones de hectáreas en Bolivia, 3 millones de hectáreas en Rusia (en la taiga de Siberia) y más de 2,5 millones de hectáreas en la Amazonía brasileña. A esta superficie hay que añadir otro millón de hectáreas devastadas en los incendios forestales de 2018 y 2019 en California, Estados Unidos, con casi un centenar de muertos, más de 25.000 viviendas destruidas y pérdidas económicas que superan los 23.000 millones de euros.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Gutierres, calificó al cambio climático como la «amenaza decisiva de nuestra época», y estas imágenes e ineludibles señales de situaciones críticas, evidencian que es necesario asumir con urgencia acciones para enfrentarla.
Costos vs costos
Una reconocida empresa de seguros informó recientemente, que los daños por los desastres naturales en 2019 alcanzaban US$150.000 millones, costos económicos aumentarán en los próximos años, conforme se aceleren los fenómenos por el agravamiento del cambio climático.
Munich Re, que ha estudiado el calentamiento global desde la década de 1970, percibe constantes indicios de esta tendencia en todo el mundo. El 2019 dejó un saldo de 29 episodios de desastres naturales entre ciclones, huracanes, tifones, terremotos, inundaciones, incendios forestales y olas de calor que arrasaron miles de vidas humanas. En lo que va de 2020, ya se cuentan cuatro de ellos alrededor del mundo, entre ellos el devastador incendio en Australia.
En tanto, las emisiones de carbono siguen aumentando a nivel mundial y cada año parece que se alcanza un récord de temperaturas globales, la brecha entre lo que se dice públicamente y la voluntad real de asumir cambios, en relación a este crítico problema sigue creciendo, y con ella los riesgos del planeta y la supervivencia misma del ser humano.
Una mirada al abismo
“Nos estamos acercando al abismo”, advirtió António Gutierres ante las ineludibles señales del cambio climático, haciendo un llamado a los líderes de todo el mundo a hacer frente al desafío, mientras mostraba esperanza en la fuerza de los jóvenes, cuyas voces han cobrado fuerza.
En medio de impactantes imágenes de los efectos del clima en el planeta, la naturaleza nuevamente nos sorprende. Entre los devastados bosques australianos, entre restos y cenizas, la vida se abre paso, renace hasta en los árboles quemados, demostrando que aún tenemos tiempo.
El 2020 será un año clave. Durante él se negociará un acuerdo sobre un nuevo marco de biodiversidad, acciones sobre cambio climático, un nuevo tratado para los océanos y un compromiso renovado con el medio ambiente.
No hay que esperar más ineludibles señales del planeta, sólo se requiere la voluntad política global para hacer frente a la emergencia climática. Al mensaje de la naturaleza se suma una creciente coalición de voces integrada no solo por jóvenes y activistas, sino por comunidades, pueblos indígenas, grupos religiosos, público en general y algunos gobiernos y empresas, que exigen acciones urgentes. 2020 debe ser el año de las acciones.
Con información de VTV, Ecoticias, PNUD y La Vanguardia
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