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Jacinto Convit, un científico entregado al servicio social

por Haiman El Troudi
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Nunca tuvo una consulta privada. Tampoco aceptó ofertas de trabajo que le exigieran vivir en el exterior, por lo que siempre regresó a luchar por la salud en su amada Venezuela. Jacinto Convit vivió entregado al servicio social desde la medicina y el quehacer científico, convencido de que «los sentimientos de amor hacia el ser humano estimulan la vocación de servicio, que no es otra cosa que un profundo amor a la vida”.

Aunque reconocido por su sencillez y modestia, Convit siempre destacó el orgullo de haber logrado regresar a una condición de dignidad humana a las y los enfermos de lepra (enfermedad de Hansen), víctimas de un padecimiento sin cura que los obligaba a vivir excluidos, estigmatizados y discriminados hasta por sus propias familias. El tratamiento significó el cierre de los leprocomios en Venezuela y el mundo.

Años más tarde, el científico caraqueño produjo las vacunas contra la lepra y la leishmaniasis. Sus investigaciones para aliviar el dolor humano no pararon, por lo que ya experimentaba con una vacuna contra el cáncer de mama, cuando murió, a la edad de 100 años.

Pandemia de gripe española

De padres inmigrantes españoles y segundo hijo de cinco hermanos, Jacinto Convit nació el 11 de septiembre de 1913 en La Pastora, Caracas. En la época de su niñez, las condiciones sanitarias de Venezuela eran precarias, situación que se agravó con la pandemia de gripe española, que afectó al país en 1918, cuando Convid tenía cinco años.

Cursó estudios en el liceo Andrés Bello donde fue alumno del escritor Rómulo Gallegos y del reconocido docente Pedro Arnal, quienes fueron ejemplo de modestia y humildad. En octubre de 1938, obtuvo el grado de doctor en Ciencias Médicas en la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Convit se casó a los 33 años con una joven elocuente, vivaz y con sentido del humor: Rafaela Marotta, con quien tuvo cuatro hijos, de los cuales dos son médicos. A doña Rafaela se debe gran parte de la información recabada sobre la trayectoria de su esposo, pues en los años 40 comenzó a recopilar material hemerográfico y documentos sobre sus avances y logros.

Visita a un leprocomio marcó la vida de Convit

El doctor Jacinto Convit en el Leprocomio de Cabo Blanco.

Una visita al leprocomio o leprosería de Cabo Blanco, en terrenos del actual aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía, marcó para siempre la vida del entonces estudiante de quinto año de medicina, Jacinto Convit, quien fue invitado por su profesor de dermatología, Martín Vegas y el médico Carlos Gil Yépez, al centro de confinamiento de pacientes con lepra.

Apenas se graduó de médico, ingresó como residente en la referida leprosería, hecho que calificó como un hito en su vida profesional por las lamentables condiciones del recinto destinado, más que a curar, al aislamiento de enfermos enviados desde distintas zonas del país.

Convit conformó un valioso equipo de investigación, cuya vocación de estudio siempre reconoció. Tras años de investigación, lograron determinar que un derivado de un compuesto (Sulfota), Diamino-Di-fenil- Sulfona (DDS) y la Clofazimina, tenían suficiente efectividad para curar la enfermedad.

El médico destacó en su Carta a Venezuela, escrita en 2007, la “feliz consecuencia: eliminar el aislamiento compulsivo y, por tanto, las leproserías donde éste se realizaba”. “Tú, mi Venezuela, fuiste la primera de las naciones en el mundo en mostrar que la dignidad del ser humano enfermo de lepra debe ser preservada”, añadió en la misiva pública.

Venezuela pionera en eliminación de leproserías

Gracias a Jacinto Convit, Venezuela es pionera en la eliminación de las leproserías en el mundo. En los años 60´, el médico, científico y humanista llevó la experiencia de su equipo a una reunión convocada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Londres.

Tales avances son la base del programa de Poliquimioterapia de la Lepra, que difunde la OMS en todos los países endémicos, donde los medicamentos para curar a las víctimas de la lepra, se suministran sin costo alguno y de forma ambulatoria, gracias a lo cual no suspenden sus actividades cotidianas

En su carta a la Patria, Convit destaca los 20 años de esfuerzos y de trabajo en equipo en los cuales desarrollaron dos modelos de vacunación comparables, dirigidos al control de la lepra y la Leishmaniasis, ambos efectivos en la inmunoterapia de estas afecciones, así como totalmente gratis.

Contra la mercantilización de la salud

En no pocas oportunidades, Jacinto Convid se pronunció en contra de la mercantilización de la salud. Quien se planteó como meta servirle al prójimo, cuando inició sus estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela (1918), sostenía que la vocación de los médicos debe ser lo suficientemente sólida para poder servir.

Siempre afirmó públicamente que ser un buen profesional en el área de la medicina, también implica “tener el convencimiento de que el médico no se gradúa para hacerse rico, sino para trabajar por la humanidad”.

Para Convit, el médico «tiene que abocarse a una vida discreta y modesta; de ninguna manera esperar que se va a hacer rico con la profesión (pues) el servicio que se le presta al prójimo y el deseo de tener dinero para tener un estándar de vida alto, son dos cosas que van en contra”.

También consideraba primordial que, en las universidades, escuelas médicas, bachillerato y primaria, se aboquen al contacto con el ser humano, porque es fundamental el “cariño y amor por la gente”.

Héroe de la salud pública de las américas

En el marco de las celebraciones del centenario de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jacinto Convit recibió, con profunda humildad, el premio Héroe de la Salud Pública de las américas 2002, por sus invaluables contribuciones a la salud en el hemisferio.

Si bien no ganó el Premio Nobel de Medicina al que fue nominado en 1988, un año antes le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, por su labor en la prevención y el tratamiento de la lepra, la leishmaniasis, la oncocercosis y la micosis, entre otras enfermedades tropicales.

También fue distinguido con la Legión de Honor de Francia (2011), y la Orden post mórtem Libertadores de Venezuela, en su primera clase (2014), entre los muchos reconocimientos por su trayectoria.

En 1971 fundó el Instituto Nacional de Dermatología, hoy Instituto de Biomedicina Dr. Jacinto Convit. Ejerció como docente y diversos cargos en su área, entre los que destaca el de director del Centro Colaborador para la Referencia e Investigación en la Detección Histológica y Clasificación de la Lepra para la Organización Mundial de la Salud en Venezuela, desde 1971 hasta su muerte.

ConvitVax contra el cáncer de mama

Jacinto Convit dedicó los últimos años de su vida a buscar la cura contra el cáncer. En 2002 inició los estudios experimentales. En 2006 publicó una primera propuesta, para luego proponer una vacuna terapéutica personalizada para el tratamiento del cáncer de mama en mujeres, ahora denominada ConvitVax.

Aunque murió en 2014, su legado continúa en manos de la Fundación Jacinto Convit (FJC) la cual publicó, en 2015, los primeros estudios experimentales de ConvitVax realizados por el científico. A principios de 2018, fue publicado un trabajo experimental que demostró su efectividad y proveyó evidencia del mecanismo de acción de la vacuna terapéutica, en un modelo de ratón para cáncer de mama.

Las publicaciones de los avances de la investigación por parte de la FJC han continuado. Actualmente se trabaja en todos los avales necesarios para el avance de ConvitVax a la fase clínica. Cabe destacar que esta inmunoterapia continúa en estudio y no está disponible para su aplicación en pacientes.

Jacinto Convit publicó más de 345 trabajos científicos, entre otros artículos, el último de la lista data de 2013, cuando tenía 100 años. Seis años antes escribió su Carta a Venezuela, donde también advirtió sobre el lenguaje depresivo usado por mucha gente, así como por la necesidad de “formar a los jóvenes con la capacidad de superar las situaciones sin importar las dificultades que se encuentren”.

 

Con información de Fundación Jacinto ConvitEditores PIEL-L 12 enero 2008 Comunicaciones Importantes, Boletín de Malariología y Salud Ambiental  y Telesur


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