Hablar del legado de Juan Vicente Torrealba es tararear los acordes en arpa de su “Concierto en la llanura”, honrando así el deseo que repitió en varias oportunidades: ser recordado por la obra que lo identificó ante el mundo y le abrió las puertas del reconocimiento universal.
Conocido por su amor a la cultura llanera, irónicamente el maestro Torrealba era caraqueño, pues nació en la capital del país el 20 de febrero de 1917. Exitoso cantante, interprete y compositor de música criolla, dejó un extenso legado en ese género.
Juan VicenteTorrealba es uno de los autores de mayor renombre en la historia musical venezolana de todos los tiempos, con cientos de temas dedicados todos al llano. Varios jefes de Estado lo galardonaron y, en su nombre se han erigido avenidas y parques, estatuas y monumentos. Y es que Juan Vicente Torrealba fue un venezolano universal, reconocido como una de las cien personalidades latinoamericanas más destacadas en el siglo XX.
El 19 de febrero de 2016, recibió el Premio Nacional de Cultura Honoris Causa, y tres años después, a la edad de 102 años cambió de plano, dejando una vida creadora y una obra musical que forma parte de lo afirmativo venezolano.
Un llanero que nació en Caracas
Aunque toda su familia era llanera, Juan Vicente Torrealba Pérez no nació allí. Vio la luz en la esquina de Rosario en Caracas. Para 1917 era una zona rodeada de haciendas, ubicada en las inmediaciones del Nuevo Circo. Vino a este mundo en la capital porque sus padres solían viajar allí en enero y febrero de cada año, por eso nunca se sintió caraqueño.
No había cumplido un año el tercero de los hijos del matrimonio de Santana Torrealba Silva y María Esperanza Pérez, cuando sus padres decidieron retornar al llano trasladándose a la hacienda que tenían en el estado Guárico, cerca de la población de Camaguán. Su hermoso nombre, Banco Largo, sería luego muy importante en la trayectoria del músico.
Su niñez y adolescencia transcurrió allí, donde se dedicaría junto a su familia a las faenas inherentes a la propiedad llanera. Madrugar, cargar el agua de una laguna para regar las plantas, cortar juncos en la sabana o cazar cachicamos de noche con los peones.
Su juventud también transcurrió en el llano, viendo y compartiendo la faena del ganado con los hombres de a caballo, disciplinas en las que se formó. En esa etapa la mayor distracción era ir a un pueblo llamado La Unión para los bailes de arpa, cuatro y maracas. Contaba Torrealba que se alegraba al escuchar el cañonazo que anunciaba un baile en la Casa Comercio, porque le gustaba mirar a las muchachas bailar y fijarse en lo que hacían los arpistas de los grupos que allí se presentaban.
Nacen las inquietudes musicales de Juan Vicente Torrealba
Como otros jóvenes de la época, Juan Vicente Torrealba estaba influenciado por la música que llegaba de diversos países, sobre todo de Cuba. Había llegado la radio, y la innovación permitía escuchar canciones de todas partes. Durante este período nacieron sus inquietudes musicales y aprendió a tocar la guitarra.
Llegó a dar hasta serenatas en los pueblos. A los 18 años de edad, realizó su primera presentación como guitarrista en el pueblo La Unión, en Barinas, tocando la melodía Cuidadito Compay Gallo del compositor cubano Ñico Saquito.
Pero al ver a un arpista apureño que llegó de visita, Natividad Marchena, el joven Juan Vicente se entusiasmó con ese instrumento. Incluso, llevó al arpista para el hato Banco Largo para que su padre pudiera escucharlo. Entonces, decidió estudiar el arpa solo, sin maestro alguno.
El destino lo llevó a concebir, en 1947, su conjunto musical Los Torrealberos junto a su hermano Arturo Torrealba y su hijo, Santana Torrealba León. Faltaba un cantante y contrató al joven intérprete Ángel Custodio Loyola. La difusión de la música del llano venezolano por todo el país, en la segunda mitad de la década de 1950, tuvo un gran impulso gracias a Juan Vicente y sus “Torrealberos”.
Concierto en la llanura
Por el año 1948 Juan Vicente Torrealba se inició como compositor con Las caricias de Cristina y el reconocido Concierto en la llanura, melodía en ritmo de pasaje estilizado que, curiosamente, se convirtió en tema de ejecución para la obtención de la licenciatura en arpa en México y Paraguay.
Con estos temas inició un legado como compositor que lo llevaría a escribir más de 600 títulos, muchos de ellos convertidos en éxitos nacionales e internacionales. Torrealba preservó, a través de la música, sus vivencias personales en el llano. Dejó una producción de unos 130 discos entre LP y grabaciones en 78 rpm.
Juan Vicente Torrealba volvió a Caracas ese año con su primera esposa, Carmen Belén León Toledo, y tres hijos. Un día se puso a tocar su guitarra en Los Chaguaramos, donde vivía, y personas que le escucharon le propusieron que fuera a la Radio Nacional de Venezuela. Se presentó como solista en la emisora que estaba ubicada en la esquina de Cuartel Viejo, en el centro de la ciudad. Allí conoció a María Luisa Escobar, compositora, pianista, defensora del derecho autoral y, en ese momento, relacionista de la RNV, quien lo impulsó a tocar arpa y a grabar su música.
Tres meses estuvo en presentaciones radiales hasta que escuchó al extraordinario guitarrista larense, oriundo de Carora, Rodrigo Riera. Después confesaría Juan Vicente que, en ese momento, entendió que lo de él con la guitarra no tenía vida.
Música llanera en acetato
María Luisa Escobar le apoyó para convertirse en el primero en grabar, en un disco de 78rpm, un seis numerao con la guitarra. También sería el primero en grabar una tonada en un disco de 78rpm marca RCA QJVT-003 (Tonada del Pajarillo).
Luego que trasladaron su arpa desde Guárico hasta Caracas, Juan Vicente se dedicó a estudiar intensamente, durante el tiempo libre pues ya había conseguido un contrato en Radio Caracas Radio para un programa propio al que nombró “Llano adentro con Los Torrealberos”.
Dijo el propio Juan Vicente que fue en ese programa donde verdaderamente estudió con ímpetu y comenzó a tocar con profundidad el arpa. Su primer gran éxito nacional fue “María Laya” cantado por Magdalena Sánchez.
Funda, en 1949, una empresa de grabación y distribución discográficas, para evitar caer en manos especulativas y, sobre todo, proteger su obra. Así nació Discos Banco Largo, considerado el primer sello disquero de música llanera.
Productiva década
En la década de 1950 inició, en la vida musical de Juan Vicente Torrealba, una etapa altamente productiva. Durante ese período compone “Solito con las estrellas”, “Desilusión”, “Muchacha de ojazos negros”, “Valencia”, “Aquella noche”, “Barquisimeto”, “Noches de Porlamar”, y “Campesina”, entre otros.
También en esa década transforma el arpa al sustituir las cuerdas de tripa por cuerdas de nylon, diseñando también un sistema para calibrarlas. Tal creación se mantiene aún y se estandarizó de tal forma que, ante la demanda, Torrealba creó la fábrica de arpas Banco Largo.
La década culminó con una gira internacional que llevó a Los Torrealberos a Europa en 1958 por 20 meses. Cosecharon aplausos en Italia, España, Portugal, Francia y Suiza. Esta gira también fue una especie de autoexilio, pues había sido vinculado con la dictadura que caía el 23 de enero de ese año, algo que siempre negó.
Numerosas presentaciones internacionales, grabaciones y reconocimientos ocurrieron en los años siguientes. Sus giras por Venezuela fueron muy esperadas siempre. Además fue muy querido en Paraguay, Colombia y México, naciones con tradición de arpas. Incluso en México participó en dos películas en las que aportó su música con gran éxito. Conocería entonces al gran amor de su vida, a su ‘Potra Zaina’, Mirtha Teresa Pantoja, modelo y pintora venezolana.
La potra Zaina
Para 1993 se retira de los escenarios nacionales y dos años más tarde hace lo propio de la escena internacional desde México, país en el que siempre fue muy bien recibido. Se mantuvo activo dedicándose a la pintura y a la fotografía.
Más tarde, en un viaje a Alemania, estudió acerca de la música electrónica, que luego trasladó a la sonoridad de su agrupación, incorporando el teclado. Hasta una orquesta de Cámara tuvo Juan Vicente Torrealba, invitado permanente en actividades sinfónicas.
Creó la fundación que lleva su nombre, en 1987, con el objeto de auspiciar, difundir y enaltecer a genuinos cultores de la música venezolana y de América Latina.
Promovió la digitalización, restauración y masterización de las grabaciones musicales analógicas, la edición de colecciones discográficas con multimedia, así como los arreglos y orquestación sinfónica de toda su obra, en el año 1999.
Inmensa obra, como su llano
Voces estelares en escenarios de todo el mundo han hecho versiones de los temas de Juan Vicente Torrealba. Cantantes como Plácido Domingo, Pedro Infante, Alfredo Sadel, Pedro Vargas, Javier Solís, Miguel Aceves Mejías, Marco Antonio Muñiz, y Julio Iglesias, entre otros muchos han entonado sus composiciones.
Además de ser reconocido con más de 45 condecoraciones, incluyendo las más importantes de su tierra natal, cuando arribó a la centuria de su natalicio, en 2017, el presidente Nicolás Maduro le entregó la réplica de la Espada de El Libertador Simón Bolívar. Fue designado como una de las 100 personalidades latinoamericanas del siglo XX. En la ciudad mexicana de Xalapa hay una plaza, una calle y un parque con su nombre. Mientras que, en su Camaguán, tiene dedicadas una avenida, plaza y estatua.
Entre sus anécdotas está el aplauso más largo de su carrera, ovación que recibió en Villavicencio, Colombia. Fue de tal magnitud y extensión, que tuvo que sentarse para tratar de calmar a la multitud que no paraba de aplaudir.
Juan Vicente Torrealba partió con su arpa en Caracas, el 2 de mayo de 2019, dos años después de haber despedido a su Potra Zaina. Tenía 102 años de edad y una obra extensa, como el llano que todo se lo dio, el inmenso llano que marcaría su vida y su obra.
Con información de Unellez, Avinpro y Telesur
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