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Juegos que no son juego (Juegos tradicionales venezolanos I)

por Haiman El Troudi
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Juegos que no son juego (Juegos tradicionales venezolanos I)

Es tiempo de vacaciones y en Venezuela los escolares disfrutan de una merecida taima en sus actividades, ¿qué mejor momento para hablar de los juegos tradicionales que durante muchos años han disfrutado los pequeños en nuestro país? Juegos que, por sus características culturales y su importancia para la sociedad, no son juego.

Siempre han tenido un papel importante en Venezuela, pues los juegos tradicionales no solo ofrecen diversión y entretenimiento sino que son parte de nuestra identidad, e incluso intervienen en el desarrollo del niño, pues pueden ayudar en áreas como la cognitiva, la afectivo-social y la  psico-motriz.

Clásicos y sencillos no necesitan de la tecnología, pues para disfrutarlos usualmente se parte de materiales simples, fáciles de conseguir como los recursos disponibles en la naturaleza y a veces incluso solo requieren imaginación.

Algunos de los juegos tradicionales venezolanos tienen origen ancestral, se remontan a las culturas originarias, cuya unión con las influencias europeas y africanas son parte de nuestro patrimonio cultural.

Y es que la infancia hace unos 50, 40 o tan sólo 20 años atrás, antes de la aparición de la era digital, vivía de una forma totalmente distinta.

Origen de los juegos tradicionales 

Juegos que no son juego (Juegos tradicionales venezolanos I)

 

Durante generaciones han existido diversos juegos y juguetes tradicionales que son producto de la mezcla de influencias y hoy forman parte de las manifestaciones culturales, de lo afirmativo venezolano que pasa de generación en generación.

El juguete tradicional es un hecho creativo cuya elaboración, está rodeada con un aura mágica y un sinfín de enseñanzas de vida.

Buscar madera, moldearla y terminar con un trompo en las manos, salir al monte a buscar verada, pabilo, papel, hacer un papagayo y verlo volar. A esto se suma el proceso emocional y cognitivo al construir los juguetes que enriquece, al tiempo que enseña a solucionar problemas, a disfrutar y soñar.

Al hacer un juguete o divertirse con un juego tradicional, el niño pasa a ser un eslabón indispensable en la transmisión y mantenimiento de sus valores culturales, del imaginario popular y todo esto ocurre, sin tener la conciencia de que ese hecho político y cultural ocurre mientras se juega.

Más vueltas que una Zaranda

Juegos que no son juego (Juegos tradicionales venezolanos I)

 

Uno de los juegos característicos de la venezolanidad es la zaranda. Proveniente de los pueblos originarios Guaiqueríes, Arahuacos, Tamanacos y Caribes. Lleva implícita una visión colectiva propia de nuestros indígenas y su relación directa con la naturaleza.

La zaranda nombra al juego y al juguete también, el cual se fabrica con un totumo o tapara a la que se le abren dos agujeros para atravesar una cuerda que, al ser templada, permite hacerla girar.

Los agujeros de la zaranda producen sonidos graves que semejan a los de la cigarra.

Este juego es característico de las mujeres y niñas de los Llanos venezolanos. Una de las formas de jugar la zaranda es hacer un círculo entre hombres y mujeres, la mujer lanza la zaranda al centro del círculo y el hombre intenta golpear esa zaranda con su trompo.

Para bailar me pongo la capa

Juegos que no son juego (Juegos tradicionales venezolanos I)

 

El trompo es otro juego tradicional venezolano que, originalmente, solía hacerse con totumo o madera.

De forma torneada, semi-circular, una punta metálica y una serie de surcos a su alrededor que sirven para enrollar la cuerda o guaral en la superficie y luego lanzarlo al suelo haciéndolo girar sobre su propio eje.

Su origen es milenario pues, incluso, se han llegado a encontrar ejemplares de arcilla en las orillas del río Éufrates, y está presente en imágenes y textos antiguos como la “Eneida” de Virgilio.

Los trompos son muy económicos porque, en muchos casos, son de fabricación artesanal y hasta casera, solo requieren un cordel o guaral como único aditamento para jugarlo en el piso.

Tal como en el juego de metras, pueden participar un número ilimitado de competidores y las reglas son las que acuerden entre ellos. Usualmente, el ganador recibe como premio el derecho a castigar el trompo de los rivales con un número preacordado de “amapolas”, que consiste en golpear el trompo rival con la punta del trompo propio, lo que puede producir roturas, tajos en la madera y, en ocasiones, hasta el seccionamiento del trompo rival en dos mitades.

La perinola

 

Se ha llegado a rastrear el uso de este juguete desde la época precolombina.

La perinola está compuesta por dos partes, una es la parte superior también llamada cabeza y la parte inferior, también llamada base, que encaja perfectamente con la primera, dichas partes están unidas por un cordel.

Antes la perinola era fabricada en Venezuela de manera artesanal con latas y palos o también, se tallaban las partes en madera, hoy se fabrican en plástico.

El juego consiste en insertar la cabeza en la base tantas veces como sea posible, según la habilidad del jugador.

Gurrufío, runcha o furrunco

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Este juguete también suele ser hecho de forma artesanal. Se trata de una lámina circular de madera, lata o plástico, en la cual se hacen dos agujeros por los que se pasa un cordel o guaral. El cordel se hace girar y luego se estira haciendo que se enrolle y desenrolle para que el disco de vueltas.

Se le atribuyen varios nombres como zumbador o rumbador en Argentina y Colombia, berra-boi- zunidor, urra-boi y rói-rói en Brasil, run run en Chile, Ecuador, Guatemala, República Dominicana y Puerto Rico, zumbado en España y en Venezuela se le dice runcha, furrunco y gurrufío.

No hemos jugado metras

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¿Qué venezolano no ha jugado metras? Y  aunque la palabra metra no es reconocida por la Real Academia de la Lengua Española, este juego tradicional forma sin duda alguna parte del acervo venezolano.

También son conocidas como pinchas en ciertas zonas y canicas en otras regiones de Latinoamérica. Se trata de una serie de esferas hechas de vidrio, madera, porcelana o barro que se ruedan sobre el suelo con el objetivo de que choquen unas con las otras.

Existen infinidad de variantes para este juego. Normalmente el que gana se queda con las metras de los demás.

Jugar metras es una actividad tan referencial para el venezolano que, desde hace muchos años, se sumó al refranero popular criollo la expresión «no hemos jugado metras» para marcar distancia con alguien con quien no se tiene confianza.

Quiero ser un papagayo

Juegos que no son juego (Juegos tradicionales venezolanos I)

 

Uno de los juegos infantiles más universal, originario de las tierras asiáticas, es el papagayo, creado por los chinos, y enraizado en Venezuela por medio de la colonización española, a tal punto que hoy en día los venezolanos lo toman como propio.

“Quiero ser un papagayo volador multicolor para remontar las nubes y llegar donde esta Dios”, canta Serenata Guayanesa a este juguete con el que muchos niños venezolanos echan sus sueños al vuelo.

Algunos papagayos son verdaderas creaciones por su forma y colorido, pues su manufactura casera permite desarrollar el ingenio y otras habilidades.

El papagayo tiene una estructura liviana de madera que se cubre con papel, una tela liviana o plástico. Se le amarra un cordel y se hace volar con la fuerza del viento. En ocasiones se le agrega una cola de tela que le brinda estabilidad.

Por su forma y material, este juguete puede llegar a volar muy alto. En las temporadas de mucha brisa es común que sea vean niños, jóvenes y adultos volando el tradicional papagayo en playas, parques y montañas.

También se le conoce con muchos otros nombres, siendo los más comunes papalote, cometa y volantín.

En próximas entregas seguiremos mostrando los juegos tradicionales que forman parte de lo afirmativo venezolano, y cómo  mantenerlos en nuestra historia y en nuestra vida, conservar nuestras tradiciones debe ser prioridad, porque definitivamente no solo se trata de un juego.

 

Con información de Revista Así Somos, Hablemos de culturasTelesurMusica Llanera


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