El aumento significativo de la cobertura vegetal de la Península Antártica en las últimas décadas, producto del cambio climático antropogénico, plantea serios interrogantes sobre las secuelas, a largo plazo, para el ecosistema polar.
La alerta sobre el reverdecimiento de la zona más septentrional del continente antártico, conocida en Argentina como Tierra de San Martín y Tierra de O’Higgins en Chile, proviene de los autores de un estudio realizado por investigadores de las universidades de Exeter y Hertfordshire, y del British Antarctic Survey, que publicó la revista Nature Geoscience el pasado mes de octubre.
Mediante el análisis de los datos satelitales del período 1986 – 2021 los investigadores encontraron que el área de cubierta vegetal en toda la Península Antártica aumentó de menos de un kilómetro cuadrado en 1986 a casi 12 kilómetros cuadrados en 2021.
Pero, además, el nuevo estudio halló que esta tendencia ecológica se aceleró en más del 30% en los últimos años (2016-2021) en relación con el período completo evaluado (1986-2021), expandiéndose en más de 400.000 metros cuadrados por año en ese lapso.
Efectos del cambio climático antropogénico a la vista
Esta región fría y remota del planeta se está calentando a un ritmo que excede el promedio mundial, y los eventos de calor extremo son cada vez más frecuentes. El aumento de la cobertura vegetal en la Península Antártica, conformada principalmente musgos y líquenes, se relaciona directamente con el calentamiento global que está afectado de forma desproporcionada a las regiones polares.
Si bien el paisaje sigue estando cubierto casi en su totalidad por nieve, hielo y rocas, y solo una minúscula fracción está habitada por plantas, esta parte ha crecido de forma espectacular, lo que indica que naturaleza salvaje de la Antártida está siendo afectada por el cambio climático antropogénico.
Un estudio previo que examinó muestras de núcleos tomadas de ecosistemas dominados por musgo en la Península Antártica, halló evidencia de que las tasas de crecimiento de las plantas habían incrementado dramáticamente en las últimas décadas. La reciente investigación confirma esta tendencia generalizada en toda la Península Antártica, además de evidenciar que está en marcha y se está acelerando.
“La sensibilidad de la vegetación de la Península Antártica al cambio climático ahora es clara y, bajo el futuro calentamiento antropogénico, podríamos ver cambios fundamentales en la biología y el paisaje de esta región icónica y vulnerable”, señaló Thomas Roland, autor principal del estudio.
Hallazgos en la Península Antártica activan las alertas
Área vegetal (km2, <300 m s.n.m.) en los años 1986 (a), 2004 (b), 2016 (c) y 2021 (d) según datos de Landsat 5–8. Cada uno de los hexágonos representa 5.000 km2 y están coloreados según el área de NDVI > 0,2 que contienen, lo que permite una visualización sistemática de las tendencias de ‘ecologización’ a pesar de la proporción relativamente pequeña de tierra libre de hielo en comparación con la tierra y el océano cubiertos de hielo.
Los datos de los satélites evidenciaron que el área de cobertura vegetal aumentó a una tasa promedio de 0,317 kilómetros cuadrados por año durante el período 1986 – 2021. Sin embargo, ésta se incrementó a 0,424 kilómetros cuadrados por año entre 2016 y 2021, lo que refleja patrón más amplio de reverdecimiento en los ecosistemas de clima frío en respuesta al calentamiento reciente indica el estudio.
El incremento de la cobertura vegetal en la Península Antártica va más allá del crecimiento de los musgos. Al respecto, el también autor de la investigación Olly Bartlett dijo que “a medida que estos ecosistemas se establezcan más y el clima continúe calentándose, es probable que el grado de colonización aumente”.
Según los investigadores la rápida la propagación de los musgos desde 2016 coincide con el inicio de una marcada reducción del hielo marino alrededor de la Antártida. Indican que los mares abiertos más cálidos pueden dar lugar a condiciones más húmedas, favoreciendo el crecimiento de las plantas.
“El área de cobertura vegetal ha aumentado de manera drástica, acelerándose en un 30% en los últimos años (2016-2021) en relación con el período completo del estudio (1986-2021)”, se advierte en el informe sobre el estudio.
Aumenta el riesgo de que lleguen especies invasoras
Sobre el impacto de este fenómeno en la Península Antártica los autores destacan, como preocupación creciente, la llegada de especies no autóctonas e invasoras a la región polar.
“El suelo en la Antártida es en su mayor parte pobre o inexistente, pero este aumento en la vida vegetal agregará materia orgánica y facilitará la formación del suelo, lo que potencialmente allanará el camino para que crezcan otras plantas”. Esto aumenta el riesgo de que lleguen especies no autóctonas e invasoras, posiblemente transportadas por ecoturistas, científicos u otros visitantes del continente”, precisan.
Respecto los investigadores son enfáticos en alertar sobre la urgencia de investigar más para comprender los mecanismos climáticos que impulsan esta tendencia al establecer los mecanismos ambientales vinculados a este fenómeno que hace que esta región polar reverdezca rápido.
“Nuestros hallazgos plantean serias preocupaciones sobre el futuro ambiental de la Península Antártica y del continente en su conjunto. Para proteger la Antártida, debemos comprender estos cambios e identificar con precisión qué los está causando”, afirmó el investigador Thomas Roland.
Por lo pronto el grupo de científicos está investigando cómo los paisajes con menos glaciares cada vez, son colonizados por plantas y cómo podría continuar el proceso en el futuro.
Con información, fotos y gráficas de Nature Geoscience, Universidad de Exeter y British Antarctic Surve
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