El hallazgo de la cueva Imawarí Yeutá en el ya mítico Auyantepuy, ubica en Venezuela a la caverna de cuarcita más larga del mundo. Son 22,2 kilómetros certificados en un recorrido, donde la penumbra da paso a un mosaico de colores en estalactitas, estalagmitas y rocas milenarias, cascadas de hasta 70 metros y cientos de pequeños túneles que se intercomunican con exóticos salones.
Este paraíso natural, descubierto en el Parque Nacional Canaima, también pasó a ser la cueva más grande de Venezuela, al superar el tamaño de El Samán, gruta de 18,5 kilómetros, localizada en la Sierra de Perijá, estado Zulia. Incluso, puede que tres nuevos tipos de minerales hallados en Ymawarí Yeutá susciten cambios en la tabla periódica y aun falta por analizar la flora y fauna endémica que en ella habita.
Imawarí Yeutá significa la cueva donde habitan los dioses de la montaña en lenguaje pemón, pueblo ancestral que de nuevo demuestra su inmensa sabiduría sobre la naturaleza, porque solo un poder divino pudo haber creado y cuidado tan maravilloso y misterioso escenario, oculto durante millones de años entre una de las formaciones geológicas más antiguas del planeta.
Una cascada a la inversa fue la pista
Mundialmente reconocido por el Kerepakupai Merú (salto del lugar más profundo en lengua pemón) o Salto Ángel, que es la caída de agua más alta del mundo, el Auyantepuy dio la pista de la existencia de una nueva maravilla natural en su seno al mostrar otra cascada, pero que iba al cielo con nubes semejando agua.
Fue el piloto venezolano Raúl Arias, quien sospechó la existencia de una cueva en el lado este de la turística Montaña del Diablo al observar lo que parecía una cascada a la inversa, imagen producida por la expulsión de las nubes que rodean la grieta de entrada a la cavidad debido al fuerte viento que allí sopla.
En el año 2013 se realizó la primera expedición con un equipo multidisciplinario conformado por expertos venezolanos e italianos, quienes a lo largo de 15 días, en condiciones climáticas difíciles, cuidaron cada detalle para proteger el delicado ecosistema de la cueva durante su exploración.
La cima del viento es la entrada
Una grieta bautizada la cima del viento fue la entrada a la majestuosa cueva descrita por el espeleólogo Freddy Vergara como “un lugar subterráneo muy amplio, que además contaba con un río que fluía”.
Al alumbrar la cavidad, los expedicionarios presenciaron un estallido de colores, donde destacan matices del azul, el rojo, el naranja, el amarillo, el púrpura y el blanco, pintando estalactitas, estalagmitas y rocas milenarias. Durante la exploración, determinaron que la cueva se ramifica en cientos de pequeños túneles que, a su vez, se comunican con espectaculares salones.
De hecho ya hay salones gigantes con nombres: la sala Saúl Gutíerrez, la Pauline Cometti que cuenta con 270 metros de largo por 160 de ancho; el Colector del Noroeste, que se extiende con una anchura de galería de unos 300 metros, y otras salas de 40 metros de alto por 200 de ancho.
Otras de las maravillas encontradas son cascadas de hasta 70 metros; así como dos ríos que crean una especie de Delta, donde se requieren equipos de buceo para analizar su flora y su fauna, en una próxima expedición.
Cueva de origen bacteriológico
La Imawari Yeutá es una cueva de cuarcita de origen bacteriológico, porque además del agua, el viento y los siglos, han sido los pequeños organismos los principales responsables de la erosión.
Se trata de bacterias que viven en condiciones extremas (extremófilas), las cuales logran debilitar el núcleo de la cuarcita, lo arenizan y hacen que se erosione para formar las maravillosas estructuras descubiertas y vivas, pues estas bacterias son autótrofas, vale decir, capaces de alimentarse a sí mismas.
La segunda expedición, realizada a mediados del 2014, permitió determinar que Imawari Yeuta es la cueva en cuarcitas más larga del mundo y la cavidad más larga de Venezuela, con 20,2 kilómetros. Pero será en nuevas visitas de los científicos cuando se catalogue la vida por aislamiento que allí evoluciona, como insectos, plantas y aves, entre las que destacan guácharos de comportamiento atípico.
El corredor de los espíritus
En el plano espiritual, el descubrimiento de la Imawarí Yeutá se ha constituido en una especie de verificación de la existencia de una leyenda pemona que habla del corredor de los espíritus, una cueva a través de la cual los espíritus que cuidan los tepuyes pasan desde el Valle de Kamarata hasta el Valle del Churum, sector en el que se encuentra la caverna.
Coincidencia o no, lo importante es que la expedición a la Imawarí Yeutá contó con el consentimiento del pueblo pemón luego de una serie de reuniones en la que los exploradores lograron convencerlos de su respeto por el valor tanto espiritual como científico de la cueva, sin intención mercantilista alguna, ya que los pemones temían un interés en buscar oro en el recinto.
Una vez cumplido este requisito, los expedicionarios completaron la tramitación legal nacional e integraron al equipo a personal del ministerio del área. Afirman que es prioridad que estudios, levantamientos biológicos y la cartografía se quedan en el patrimonio genético de Venezuela, además del entrenamiento y la técnica necesaria para que futuros acompañantes preserven el ecosistema y sus vidas.
Con información de Tierra de Gracia, La Vanguardia y BBC Mundo
Fotos cortesía de Tierra de Gracia y La Vanguardia
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2 comentarios
Motivo de orgullo para los venezolanos el contar con esta maravilla. El gobierno debería hacer un vídeo de esta cueva para mostrarlo a los niños en las escuelas.
Seria sumamente interesante, pero esto debe estar en manos de gente conocedora, de especialistas, de gente con le verdadero conocimiento para preservarla. Que no la vayan a tomar ahora para destruirla y negociar con ella. Ya basta que todo sea para aprovechamiento de unos pocos y para la destrucción de lo que aquí hay, como han hecho con el Parque Nacional Canaima y la zona del arco minero y la destrucción y desforestación de la Gran Sabana.
Que esto no sea otro camino ala destrucción de nuestra geografía.
Que haya gente de verdad interesada en preservar y respetar el trato con los Pemones.