La historia del Doctor Knoch y sus momias es una de las más enigmáticas del país. Sus secretos se esconden al pie del picacho de Galipán en el Waraira Repano, en los restos de la hacienda “Buena Vista”. Fue allí donde, en el siglo XIX, este médico alemán llevó a cabo experimentos de momificación con cuerpos no reclamados durante la Guerra Federal, de su propia familia y hasta con él mismo.
Gottfried August Knoch fue un médico alemán que se estableció en La Guaira en 1840. Poco después construyó su casa en una antigua hacienda cafetalera, donde vivió con su familia y levantó el mausoleo que lo hizo famoso, por el proceso de momificación de cadáveres. Su lucha contra el proceso de descomposición de los cuerpos lo llevó a desarrollar una innovadora fórmula secreta, que permitía embalsamar cadáveres sin extraer los órganos vitales, pero su secreto quedó sepultado en el mausoleo.
Un soldado que custodiaba el oscuro recinto, sus dos perros y los miembros de su familia, fueron embalsamados y resguardados en la misteriosa edificación de la montaña. Pasaron luego a convertirse en una leyenda contada de boca en boca.
Aunque hoy el mausoleo está en ruinas y no queda nada del laboratorio del médico ni siquiera las momias, el lugar permanece rodeado de un halo de misterio. Se convirtió en una historia que forma parte de la tradición oral de Caracas. Tanto las ruinas del mausoleo como la historia del Doctor Knoch, fueron registradas en el Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano.
¿Quién era el Doctor Knoch?
La imagen del Doctor Knoch adquirió dimensiones míticas y legendarias debido a su conocimiento y afición a la ciencia de embalsamar. Por más de cien años se ha mantenido viva la historia de sus momias cerca del picacho de Galipán, en la ladera norte de la cordillera de la costa.
Knoch nació el 17 de marzo de 1813 en Halberstadt, territorio entonces no considerado como nación (actual provincia de Sajonia-Anhalt, Alemania). Se graduó de médico cirujano en la Universidad de Halle-Wittenberg. Migró Venezuela en 1840 y ejerció su profesión en La Guaira por más de 50 años.
Allí atendió a la población de alemanes establecida para ese entonces en el litoral y refundó el Hospital San Juan de Dios. En su ejercicio como doctor se ganó la fama de persona caritativa, pues atendía gratuitamente a pacientes sin recursos. Además, luchó incansablemente contra la epidemia de cólera que asoló la región en esos años.
Una vez establecido en La Guaira, el Doctor Knoch trajo a su familia al país; así como también a las niñas Josephine y Amalie Weissmann, sus protegidas, quienes más tarde serían sus enfermeras y ayudantes. A mediados de la década de 1850 recibió como agradecimiento de una familia, la finca cafetalera llamada “Buena Vista”, ubicada en el Palmar del Picacho, cerca de Galipán. Edificó en lugar una casa con chimenea al estilo de la Selva Negra alemana y se mudó allí con el pretexto de que su esposa no soportaba el calor guaireño, pero ella finalmente regresaría a Alemania.
Conocido como Canoche tenía una doble imagen, en la ciudad era percibido como un amable médico y en la montaña, era considerado casi como un monstruo, debido a sus experimentos con cadáveres.
El mausoleo del Doctor Knoch
El punto de inicio de la misteriosa historia del Doctor Knoch, fue el laboratorio y mausoleo que mandó a construir en los predios de su hacienda. Se cree que el edificio fue terminado en 1886. El monumento, del cual quedan solo ruinas, tiene una estructura cuadrangular de unos seis metros de altura. Antes de la escalinata principal se erigió un banco con respaldar que los cronistas han llamado “banco de la meditación”. Entre este y la escalinata principal, del lado derecho se construyó una cruz de madera.
La puerta de entrada del mausoleo estaba resguardada por una reja de hierro decorada. Entre las dos paredes laterales se construyeron seis sarcófagos de cementos con una lápida de mármol, cada uno, “que cubría las tres cuartas partes anteriores, mientras que la cuarta parte posterior estaba cubierta con una hoja de vidrio reforzado con una malla metálica, que permitía ver la cabeza y parte superior del tórax del cadáver”.
Las lápidas estaban identificadas con el nombre, fecha y lugar de nacimiento de su morador, grabados en letras góticas. De acuerdo con el testimonio de E. Rosswaag, para 1925 se encontraban en los nichos del panteón familiar los cuerpos embalsamados de Anna Knoche, hija del médico y su esposo Heinrich Müller; el hermano del médico, Wilhelm Knoch; una de sus protegidas y colaboradoras, Josephine Weimann y el del propio Doctor Knoch, quien falleció el 2 de enero de 1901 a los 87 años. Previendo su deceso, el médico dejó una dosis del suero momificador preparada. La enfermera Amalie Weismann fue la encargada de embalsamarlo.
La fiel enfermera
Amalie Weimann era hermana de Josephine, habían migrado junto con su padre Damián Weimann como colonos fundadores de la Colonia Tovar en 1843. Cuando el padre abandonó el país varios años después, dejó a las jóvenes al cuidado de la familia Knoch, con quienes permanecieron el resto de sus vidas.
Después de embalsamar el cadáver del famoso Doctor Knoch, Weismann vivió en la Hacienda “Buena Vista”, entre recuerdos, añoranzas y momias, recibiendo visitas de excursionistas y curiosos. Años más tarde, Amalie recibió la visita del cónsul general en La Guaira, Julius Leisse y a Carlos Henrique Reverón, director de una casa comercial, y les reveló los secretos de la casa y el mausoleo.
Cuentan que al morir, la anciana enfermera fue embalsada con la fórmula que el mismo Gottfried Knoch había preparado para ella años atrás. Luego cerraron el mausoleo y arrojaron la llave al mar.
Misteriosa fórmula
Cerca de la casa principal, el Doctor Knoch trabajaba en una especie de laboratorio, donde inyectaba su fórmula secreta en la yugular de los cadáveres e impedir el proceso de descomposición sin necesidad de extraer los órganos vitales, un hecho sin precedentes para la época, que incluso superaba las técnicas egipcias de momificación. Las voces populares refieren que Knoch empezó a experimentar estas fórmulas de momificación con cadáveres no reclamados de la guerra federal, que subía a caballo desde el hospital San Juan de Dios.
Es memorable el caso del cabo José Pérez, cuyo cadáver momificado permaneció en los predios de la finca Buena Vista por muchos años. Testimonios aseguran que las vísceras no habían sido retiradas del cadáver pues, al examinar el cuerpo momificado no se observaron incisiones en el abdomen o en el tórax. Solo tenía suturada una herida de unos seis centímetros a lo largo del cuello, por donde se deduce inyectaron el líquido de embalsamar.
No se sabe con certeza la composición de la misteriosa fórmula, pero según el testimonio del Doctor Max zur Verth, de Hamburgo, podía haber estado constituido fundamentalmente por una solución saturada de cloruro de aluminio, químico usado en muchos fluidos de embalsamar de la época. La composición exacta de esta sustancia nunca fue descubierta y se la llevó al mausoleo el misterioso doctor.
Un testimonio de Carlos Henrique Reverón refiere que para el Doctor Knoch los cuerpos debían podrirse sin que los cubriera la tierra. Por ello construyó el mausoleo aislado. Para observar el proceso de descomposición, colocó una bóveda con tapa de mármol y una ventana de vidrio protegida con malla de metal a la altura de la cara para cada momia.
Momias ilustres
Aunque no hay referencias históricas, se cuenta que el médico alemán fue el responsable de embalsamar, en 1845, el cadáver del conocido político liberal Tomás Lander, quien fundó junto a Antonio Leocadio Guzmán, el periódico El Venezolano en la Caracas del siglo XIX.
Aseguran que el cuerpo embalsamado fue colocado en una de las salas de su casa en el centro de la capital, vestido de negro, sentado en una silla cercana a un escritorio y con una pluma en la mano en actitud de escribir. Lander continuó entre los vivos durante unos 40 años, hasta que el gobierno de Antonio Guzmán Blanco exigió a los descendientes del difunto que lo enterrasen. Fue trasladado al Panteón Nacional el 5 de abril de 1884.
También se cree que el Doctor Knoch embalsamó el cadáver del general Francisco Linares Alcántara, quien falleció el 30 de noviembre de 1878 en La Guaira mientras era Presidente, pues fue uno de los médicos que lo atendieron en sus últimos días.
La leyenda de las momias
En Galipán decían que los muertos que iban a Bella Vista no encontraban nunca la muerte, leyenda que forma parte de las historias que surgieron a partir de la momificación que realizó el Doctor Knoch con cuerpos que colocó incluso en las afueras de su casa, a modo de centinelas, para ahuyentar a los intrusos, como por ejemplo el de sus perros momificados y el cabo Pérez.
Entre los mitos que se originaron está el que señala que el médico era un vampiro. También se decía que su fórmula daba mejores resultados si entraba al torrente sanguíneo momentos antes de que la persona muriera, es decir, en los últimos segundos de vida.
Como no había herederos la hacienda Bella Vista fue abandonada, las momias robadas unas y esparcidas por el lugar otras, y las lápidas destruidas. La propiedad fue saqueada por buscadores de tesoros y estudiantes de medicina que intentaban descubrir el secreto de la fórmula embalsamadora. Uno de ellos aseguró que al intentar aserrar un hueso, la segueta se partió. Posteriormente, lo que quedaba de las momias fue enterrado por órdenes del Ministerio de Sanidad.
Hoy, más de cien años después, el monte ha cubierto el lugar y tiene un aspecto aún más sombrío. Todavía hay personas que se aventuran a realizar el recorrido de aproximadamente dos horas para conocer las ruinas del mausoleo. La leyenda del Doctor Knoch y sus momias sigue viva en la tradición oral de lo afirmativo venezolano. En Caracas y La Guaira se sigue hablando de ‘Canoche’. Aseguran que su voz se oye por Galipán, y que lo han visto caminar junto a sus familiares sobre los escombros de la hacienda, en busca de sus cuerpos.
Con información de Revista de la Sociedad Venezolana de la Historia de la Medicina, Desde la Plaza, Ciudad de los Techos Rojos y Actualidad RT
Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Estado Vargas, Municipio Vargas. 2007
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