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La mágica Cascada El Vino

por Haiman El Troudi
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En la plácida calma de la cordillera de Los Andes, rodeada de una magnífica cadena de montañas, dentro de la reserva natural del Parque Nacional Dinira, se encuentra uno de los secretos mejor guardados del estado Lara: la mágica Cascada El Vino.

Este edén desconocido por propios y extraños, gracias a lo apartado y aparatoso del trayecto que nos lleva a él, es una hermosa y vibrante caída de agua de 90 metros de altura rodeada de enormes rocas vestidas de musgo verde, desde donde se desprenden enormes cantidades de agua del color del vino tinto.

La mágica Cascada El Vino

Foto cortesía de Roam The Rock.

Tan fabuloso espectáculo larense es un secreto destino turístico ubicado en el Municipio Morán, a 1.672 metros sobre el nivel del mar, que invita al visitante a relajarse y reencontrarse con la espléndida naturaleza que le rodea.

Para llegar a la Cascada El Vino se pueden tomar dos rutas cuyos paisajes, aunque espectaculares, son opuestos. Una es la vía Quibor-El Tocuyo, subiendo por Humocaro Bajo y Humocaro Alto. El otro es por la vía Panamericana hacia Trujillo, pasando por los pueblos de San Pedro y Jabón hasta llegar a Barbacoas.

El particular matiz de sus aguas

Color vino tinto es el que posee el río que alimenta la cascada, el cual es producido por un compuesto orgánico llamado antocianina y el ácido tánico proveniente de las raíces de los árboles que la rodean los cuales, al fundirse con el material ferroso de sus aguas, le otorgan ese particular matiz.

El risco desde donde cae el imponente salto es muy escarpado, ideal para los excursionistas que disfrutan los deportes extremos como la escalada. Existen varias rutas ya establecidas para ascender, pero los más aventureros pueden descubrir otras nuevas.

Al final de la cascada, en el valle en el que caen sus aguas, se puede disfrutar de una laguna poco profunda, rodeada de grandes rocas, en la que nadar es un placer que eriza los vellos del cuerpo por lo helado de su temperatura.

Sus alrededores son áreas dispuestas para acampar y hacer picnic. Cuenta con estacionamiento y un pequeño cafetín que ofrece al paladar deliciosas bebidas calientes y refrigerios.

Bañarse es una osadía

Bañarse en las gélidas aguas coloradas del pozo de la Cascada El Vino es una osadía solo para valientes, ya que las temperaturas allí oscilan entre los 15 y 20 grados. Zambullirse en ese pozo, es sentir que millones de agujas taladran cada poro de tu piel, lo que energiza cuerpo y alma.

Las aguas de la cascada provienen de una bifurcación del río Tocuyo que culmina en un gran pozo desde donde se origina la cascada, a la que los lugareños también llaman quebrada El Vino o chorro del vino. El paraje que rodea a esta belleza natural es de gran atractivo por la abundante vegetación.

En la época donde la temperatura es más baja, la neblina cubre como un manto desde lo más alto del salto hasta las áreas verdes que sirven para acampar. Mientras que en períodos de mayor calor, el visitante puede deleitarse con cielos imponentes repletos de estrellas.

La Cascada El vino es un espectacular escenario para la aventura: se puede nadar, acampar, escalar, hacer senderismo, observar y explorar hermosos bosques repletos de árboles centenarios y exóticas plantas; además de escuchar la deliciosa música que crean el viento y las aves.

Pedregoso camino a La Peonía

A cinco minutos en carro desde La Cascada El Vino y a un kilómetro de Barbacoas, entre escaleras, un pedregoso camino rodeado de profusa vegetación y mucha barba de palo que hacen de la ruta un túnel natural, se llega a la Cueva de La Peonía.

La caverna, ubicada también en el Parque Nacional Dinira, es un mundo subterráneo en el que pueden apreciarse formaciones de estalactitas, estalagmitas y rocas de gran tamaño que amplían o estrechan la vía en descenso.

Con una temperatura promedio de 20 grados, la caverna alberga tesoros como el naciente del Río Peonías del cual toma su nombre. Recorrerla es todo un desafío, pues una solitaria cuerda sirve de orientación de ida y regreso, en medio de la oscuridad.

Visitar la cueva requiere del acompañamiento de un guía, así como de ciertos implementos como linternas para guiarse en el lóbrego camino, cascos, gorras y pantalones largos que impidan rasparse con las rocas la piel o la cabeza, en las zonas donde los túneles son muy bajos o angostos y se debe avanzar gateando.

Vino y Peonía en Dinira

El Parque Nacional Dinira alberga a la Cascada El Vino y a la Cueva de La Peonía. Con 42.000 hectáreas, este parque es de características muy particulares, ya que comprende un territorio que abarca a tres estados: Lara, Portuguesa y Trujillo.

Fue creado en 1988, con la finalidad de proteger las cuencas altas de los ríos Tocuyo, Chabasquén y Boconó, los cuales son esenciales para el desarrollo de la región centro occidental del país.

En él podemos encontrar diferentes tipos de vegetación, como bosques, plantaciones forestales, sabanas y páramos. Algunas de sus especies forestales emblemáticas son los eucaliptos, los pinos y las acacias. Su fauna representativa está compuesta por el Oso Frontino, el Venado Matatán y el Jaguar.

 

 

 

 

Con información de Venezuela Tuya, El Diario Habla, El Universal, Venelogía y Wikipedia

Fotos cortesía de El Diario Habla, Peakd, Venelogía,  Roam The Rock y Yahoo


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