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Las Cadenas de El Baúl, un enigma que no se puede contar

por Haiman El Troudi
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Las Cadenas de El Baúl, un enigma que no se puede contar

A pocos kilómetros de la entrada de una recóndita población de Cojedes se encuentra un misterio del llano venezolano: las Cadenas de El Baúl, un enigma que no se puede contar.

Muchas son las historias que se han tejido, a lo largo de los años, alrededor de estas enormes cadenas que causan atracción y temor por el halo de misterio que las rodea. Se extienden a lo largo de una vereda por decenas de metros, y son tan pesadas que no se han movido desde que aparecieron.

Las cadenas, que por su dimensión y forma son comparadas con las del ancla del conocido Titanic, llaman la atención de quienes transitan por esas tierras llaneras. La curiosidad que crece cuando la gente conoce las diferentes versiones sobre su aparición.

Una de ellas asegura que quienes conocen la verdad de su origen, no pueden contarlo, porque les caería la maldición de las ánimas de las cadenas. Otra cuenta que la persona que logre levantar el primer eslabón, las ánimas le concederán un deseo.

Sin duda alguna, las Cadenas de El Baúl forman parte del patrimonio cultural del estado Cojedes, del llano y de Venezuela. Una historia que muestra la riqueza y variedad de nuestras manifestaciones, reconocida por ello como Bien de Interés Cultural del país.

El Baúl

Las Cadenas de El Baúl, un enigma que no se puede contar

El Baúl fue un Pueblo de Misión, fundado en 1744 por el fray capuchino Pedro José Villanueva. En sus primeros tiempos, tuvo una importante presencia indígena y sufrió un par de olas de fiebre amarilla.

El origen de la población está ligado a una de las leyendas más conocidas sobre las cadenas de El Baúl, un enigma que no se puede contar.

Los habitantes de más edad cuentan que por el año 1740, una expedición de conquistadores españoles encontró en los cerros cercanos un inmenso cajón de madera con dos cadenas colosales.

La historia refiere que pasaron la noche resguardados por aquel cajón, y con las bestias amarradas a las cadenas. Al día siguiente, continuaron la marcha y llegaron a un lugar donde se encuentran dos ríos y habitaba una comunidad indígena. Allí se quedó un sacerdote para fundar un pueblo católico. Los demás continuaron camino hacia el sur.

Aseguran que las primeras casas del pueblo se construyeron con la madera del enorme baúl, lo que dio origen al nombre de la nueva población “La Misión de San Miguel del Baúl” que, con el tiempo quedó reducido a El Baúl.

Misteriosas cadenas

Las Cadenas de El Baúl, un enigma que no se puede contar

Los habitantes del pueblo aseguran que las Cadenas de El Baúl llevan miles de años ubicadas en el mismo lugar, a lo largo de una vereda, alineadas como si alguien las hubiera colocado en línea recta.

Cada eslabón pesa unos 70 kilos y está hecho de acero macizo, sin empates aparentes o soldaduras visibles. Lo que genera más misterio alrededor de este enigma que no se puede contar.

Se encuentran a 25 metros del borde derecho de la carretera que va desde la población de Tinaco hasta El Baúl, en el estado Cojedes. Específicamente, están ubicadas en la entrada del hato El Socorro, aproximadamente nueve kilómetros antes de llegar a El Baúl, Municipio Girardot.

Las dos cadenas, con unos 100 metros de largo cada una, se apartan de la vía para internarse en el monte, perdiéndose en la vegetación circundante, lo que aumenta la incógnita y atrae la curiosidad sobre ellas.

A ciencia cierta, nadie sabe por qué están allí, ni mucho menos cómo llegaron al sitio, o cómo fueron arrastradas, pero la tradición oral da cuenta de varias leyendas sobre las cadenas de El Baúl. Su historia forma parte de la identidad cultural de la región y ha sido reconocida como Bien de Interés Cultural de la Nación.

Un enigma que no se puede contar

Las Cadenas de El Baúl, un enigma que no se puede contar

Las creencias populares sobre la aparición de estas extrañas cadenas son variadas y abundantes. Unas refieren que fueron traídas durante la colonia por barcos españoles que atracaban en el puerto del río cercano.

Otras que datan de tiempos ancestrales, tiempo en el que fueron forjadas por antiguos antepasados de la zona. Incluso hay una versión que asegura que las asombrosas cadenas fueron llevadas por Titanes, míticos gigantes de la mitología griega, que gobernaron la tierra en tiempos inmemoriales.

Más relacionada con la tradición criolla, es la historia que asocia las cadenas con las leyendas de ánimas, muy populares en el llano venezolano.

Los pobladores de la región advierten que las cadenas de El Baúl, es una historia que no se puede contar. Por ello, aunque hay personas que conocen la verdad de su origen, no pueden decirlo, porque les caería “la maldición de las ánimas de las cadenas”. Si lo contaran, tendrían que vivir toda la eternidad encadenados con grillos en sus pies.

También aseguran que las cadenas son milagrosas pues quien logre mover el primer eslabón y pegue la frente en los otros que consiga desplazar, puede pedir un deseo que será concedido por las ánimas de las cadenas.

Hay otros que dicen haber visto un gigantesco perro atado a ellas. Y no falta el que asegure que las ha escuchado moverse y que las cadenas tienen su propio duende que las protege.

Es costumbre, desde hace muchos años, decir a los niños para que se porten bien que estas cadenas son las que arrastran las ánimas del purgatorio y el Silbón.

Explicaciones terrenales

Las Cadenas de El Baúl, un enigma que no se puede contar

Hay un relato más terrenal, que asocia las grandes cadenas de El Baúl con las antiguas prácticas del agro. Ubican su origen a la década de 1950 y 1960, cuando tuvo lugar la expansión y el crecimiento de la ganadería en el país.

Dicen que fueron traídas en esa época por una compañía extranjera para limpiar el terreno, donde años atrás se fundaron los potreros del hato El Socorro.

Las cadenas fueron empleadas para deforestar grandes extensiones de terreno con maquinaria pesada. Se enganchaban por las puntas a varias máquinas y con ellas, arrancaban toda la vegetación del área.

Aunque es por todos conocida, esta historia del origen de las cadenas de El Baúl no es la más popular, pues los pobladores prefieren mantener vivo el misterioso enigma que no se puede contar.

Llanos venezolanos, tierra de leyendas

Tierra de creencias

El Silbón.

Los llanos venezolanos están llenos de leyendas y de historias, diseminadas a lo largo de los siglos. La soledad de la sabana, el silencio de los caminos llaneros, el paisaje de terreno plano, con pocas elevaciones, arenas, ríos, morros, constituyen un escenario idóneo para dar vida a una serie de mitos propios de la región.

Además, la ausencia de luz eléctrica en el llano venezolano hasta la primera mitad del siglo XX, contribuyó a hacer de la oscuridad del ambiente nocturno, el ambiente idóneo para el nacimiento de leyendas, que conjugan la herencia de las tradicionales historias populares con la fe religiosa. El resultado, una interesante mezcla de relatos y personajes como las ánimas en pena o espantos.

La tradición oral llanera siempre ha tenido presente a estas figuras misteriosas, enigmáticas que también han enriquecido la literatura y la música. No sorprende entonces que misterios como este persistan en el tiempo, pasando de generación en generación.

Aunque nadie ha podido establecer una teoría válida, ni explicar el enigma, las Cadenas de El Baúl, es historia viva en ese entorno llanero.

Forma parte de las leyendas de Venezuela, tierra de creencias. Despierta la curiosidad y atrae visitantes de todo el país.

 

Con información de El Cojedes de Anita, Cuenta el Abuelo, Moral y Luces, El Cojedeño y MippCi


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1 comentario

Dainer mayo 27, 2022 - 10:35 am

Me gustaría ir a conocer, me parece interesante.

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