Un 4 de marzo de 1956, al son de las olas del mar Caribe, en una de las tranquilas parroquias del otrora departamento Vargas, nació Omar Enrique Orozco Santana, el maestro de la danza.
Criado en el seno de una familia en la que el baile y el canto siempre estuvo presente, cuenta en su autobiografía no publicada, que aprendió a bailar sobre los zapatos de su papá “al ritmo de Damirón y su piano merengue”.
Su pasión por la danza le llevó, por más de 37 años de carrera, a desarrollarse en diversas áreas de la cultura popular como investigador, tallerista, creador audiovisual, coreógrafo, crítico y maestro, obteniendo variados reconocimientos, entre los que destacan la Orden al Mérito en el Trabajo en Primera Clase, Capítulo Danza, en 2009.
Venezuela con amor
La familia para él ocupaba un lugar fundamental, por ello, para apoyar a su hermana menor, Elina Coromoto, se incorporó a la agrupación Venezuela con Amor donde dio sus primeros pasos como bailador a los 22 años.
Corría el año 1981 cuando inició su formación en el Instituto Nacional de Folklore (INAF) al participar en el taller “Formación de Bailarines para la proyección de las Danzas Folklóricas Venezolanas”, donde obtuvo sus primeros conocimientos sobre danza folklórica, danza moderna, expresión corporal y coreología.
A partir de ese momento, despertó la vena que lo convertiría en un acucioso investigador de las fiestas tradicionales venezolanas y lo llevaría a recorrer la geografía nacional para aprender, de primera mano, sobre nuestras expresiones dancísticas.
El hito profesional
Su encuentro con los Talleres de Cultura Popular de la Fundación Bigott, representan un hito en su desarrollo personal y profesional. Se incorporó como participante del taller “Joropo Tuyero” y, en pocos años, se convirtió en parte del cuerpo docente.
Tras ganar el concurso para dirigir el naciente grupo de danzas de esta organización, Omar Orozco inició el camino que durante 22 años lo llevó a representar a Venezuela en los más importantes escenarios del mundo con Vasallos del Sol, nombre surgido de sus investigaciones que apuntan a que muchas fiestas tradicionales venezolanas se realizan en los solsticios de invierno y verano, con los vasallos como intérpretes de la mayoría de las danzas.
La propuesta escénica
Su propuesta estuvo enfocada en la puesta en escena. Allí confrontaba lo simétrico con lo asimétrico, los ritmos, lo emotivo, lo subjetivo, la representación visual, la iluminación, los efectos especiales; así como el vestuario llamativo y actualizado, sin dejar de lado lo que llamó los motivos gestores de las danzas tradicionales venezolanas.
Con una visión amplia de las tradiciones, consideraba que la danza no era estática y destacaba la influencia del momento histórico en la representación de las manifestaciones danzarías. Esto era lo que reflejaba en sus presentaciones.
Su propuesta escénica vanguardista al frente de Vasallos del Sol, le llevó a ganar cerca de una decena de importantes premios, siendo el último en 2009: Premio Municipal de Danza de la Alcaldía del Municipio Libertador, mención Mejor Grupo de Danza Folclórica Tradicional.
El Jorozcopo
Orozco amaba el joropo, en especial el Joropo Tuyero. En algunos de los procesos reflexivos que acostumbraba tener con su esposa y eterna pareja de baile, Arianne Velis, discutían sobre los espacios de aprendizaje desde la cotidianidad. Estaban convencidos de la importancia de sensibilizar sobre el Joropo y las manifestaciones tradicionales desde el hogar.
De esas conversaciones nació la idea de celebrar su cumpleaños con una fiesta de joropo, que llamaron Jorozcopo, una mezcla entre su apellido y esta tradición. Privada en sus inicios, la celebración se abrió al público para reunir a familiares, bailarines y cultores amigos.
Desde sus inicios y como un regalo para el Maestro de la Danza, los integrantes del grupo Itanera, entre los que se cuenta su hija Marialejandra, su mayor legado, organizan la fiesta del Jorozcopo para celebrar su vida, aún después de haber partido a danzar a otro plano.
La trascendencia del Maestro de la Danza
Hablar de Omar Orozco es hablar de trascendencia. Como bailador destacó en diversas agrupaciones emblemáticas de nuestra cultura popular, tales como Serenata Guayanesa, Un Solo Pueblo, Francisco Pacheco y su Pueblo, Ensayo Colectivo e Itanera, con las que difundió nuestras manifestaciones en diversos escenarios nacionales e internacionales.
Como maestro, coreógrafo y director artístico influyó en cuatro generaciones de bailadores y multiplicadores de nuestro acervo y diversidad cultural, a quienes inculcó la contemporaneidad de la tradición, a evaluar el momento histórico y a vivenciar, con el corazón, la tierra que los parió.
En su rol de investigador y cultor conquistó espacios para defender lo autóctono y la riqueza de nuestra danza, a través de la puesta en escena de espectáculos vibrantes que nos mostraban las historias de nuestro pueblo.
Amante y defensor de nuestra idiosincrasia
Ferviente amante de nuestra idiosincrasia, cuestionó los estereotipos que “con la intención de unificar al país, homogenizan características que tienden a estancar la dinámica del proceso cultural y a distorsionar su forma original”. Con ello, refutó a aquellos que, en un momento de nuestra historia en la que imperaba la “vergüenza étnica”, pretendieron desconocer la diversidad cultural de nuestro país e impusieron en las “expresiones de la cultura popular, códigos extranjeros para embellecerla o estilizarla”.
Durante su gestión como Director Ejecutivo de la Fundación Compañía Nacional de Danza, Omar Orozco tuvo una destacada labor en el impulso de las manifestaciones tradicionales a través del calendario festivo.
Creó el programa radial Danzantes del Movimiento Pensante, transmitido por la emisora cultural Alba Ciudad 96.3FM y participó de forma destacada en el equipo redactor de la declaratoria del Año del Joropo (2014). Además, realizó producciones audiovisuales entre las que destacan: ¡Ay como loco! Tambor de Caraballeda (2009), Cargadores de promesas (2010) y La resistencia ante ese otro.
Cenizas liberadas
Un 20 de marzo, a pocos días de haber cumplido 60 años de fructífera vida, Omar Orozco, el Maestro de la Danza, se despidió de este plano terrenal para, al liberar sus cenizas, continuar danzando al ritmo del viento y las olas del Mar Caribe que lo vieron nacer en su Guaira natal.
“No quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como a la misma felicidad; pues yo estaré en el aire, entre las piedras y en el palmar, estaré entre la arena y sobre el viento que agita el mar”.
“Lo que soy”
“Gracias a mis discípulos por creer en mí, esto me hace más responsable. Gracias a mis enemigos por hablar mal de mí, esto me hace crecer. Gracias a mis amigos por criticarme, esto me hace aprender más…
… Gracias a mi familia por apoyarme, esto me hace seguir por este camino. Gracias a mis compañeros de trabajo por acompañarme en las miles de aventuras, esto me hace más creativo. Gracias a los espíritus y almas que me cuidan, esto me hace más humano…
…Gracias a mi madre por tenerme todavía en su vientre, esto me hace más seguro. Gracias a mi compañera de viaje de vida, ella me hace más amoroso. Gracias a mi hija, ella me hace más alegre y vivo. Y Gracias a la vida y a la danza, ya que me hacen ser más yo mismo… Lo que soy”
Con información de Así Somos N°6, Todos Adentro, Venezuela Sinfónica, Globedia y Bululú
“Omar Orozco: maestro de maestros: tres propuestas estéticas para la danza en Venezuela, un estilo que trasciende generaciones”. Arianne Velis Ordosgoitti.
Fotos Cortesía de la Familia Orozco Velis
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5 comentarios
Excelente retrato de un Maestro de la Danza Omar Orozco.
Muchas gracias. Su opinión nos satisface y renueva nuestro compromiso con la difusión de las raíces afirmativas, positivas y optimistas que conforman la identidad venezolana; así como la vida y legado de compatriotas que han contribuido al conocimiento de lo que nos identifica, fortaleciendo nuestros valores culturales.
Que reportaje tan hermoso!!!!, me encantó, me siento orgullosa de todo lo que logró y se nota que lo disfrutó mucho, cariños.
Gracias. Nos complace que le gustara. Saludos.
Un buen retrato de Omar Orozco.