En distintos puntos de la geografía nacional, encontramos pueblos que cuentan la historia de Venezuela. Sus calles, plazas, iglesias y, sobre todo, su gente nos hablan de acontecimientos que dejaron huella en el país.
Pueblos como Carúpano, donde Bolívar suscribió el trascendental Manifiesto de Carúpano, mediante el cual liberó a los esclavos. Clarines, ciudad colonial de Anzoátegui, muy cerca del lugar en el que El Libertador lideró la Batalla homónima. Mientras que desde El Hatillo refieren cómo algunos de sus pobladores marcharon a El Calvario de Caracas para comenzar la lucha por la independencia de Venezuela.
Son pueblos que cuentan la historia de Venezuela y nos remiten a nuestras raíces, a lo afirmativo venezolano.
Carúpano y su historia
Al Norte del estado Sucre, entre las penínsulas de Araya y Paria, está Carúpano. Históricamente tuvo gran importancia por su puerto, de donde salían los cargamentos de café y de Cacao.
Fue allí donde Simón Bolívar decretó la libertad de los esclavos el 7 de diciembre de 1814, mediante el Manifiesto de Carúpano.
La ciudad fue fundada el 23 de diciembre de 1647, por el Obispo Fray Damián López de Haro, con la construcción de una capilla en un incipiente caserío, bajo la advocación de Santa Cruz.
Antes de eso, existían algunos caseríos en los valles vecinos: Carúpano arriba, Macarapana, Areocuar, Guayacán y Caratacuar.
A medida que crecía la población, los ranchos de bahareque y carata fueron dibujando calles que bordeaban a la gran Laguna de Manglares (El Mangle); la del puerto (El Bajo); la que se encontraba al este del cerro El Vigía, en el actual Parque Miranda, y la de Boca de Río, donde aliviaba caudal el famoso Macarapana.
Mucho que ver
Carúpano está rodeada de mar, de las aguas claras y blancas arenas de Playa Grande, Copacabana, Uveros, Playa Guiria, Copey, Playa Escondida, Puerto Martínez y Manzanillo. Al noreste de la ciudad, en la vía que va a Cumaná están Las Playuelas, Boca de Río, Hernán Vásquez y Bahía del Puerto.
Un gran atractivo de esta población es la casa del cable, donde llegó el primer cable submarino entre el continente europeo y americano. Unió a la urbe francesa de Marsella con Carúpano, a finales del siglo XIX.
Otros lugares como las iglesias de Santa Catalina de Sena frente a la plaza Colón, y la de Santa Rosa de Lima, son representativos de Carúpano, uno de los pueblos que cuentan la historia de Venezuela.
No se puede dejar de mencionar una tradicional celebración que, después de muchos años de vida, ha ganado fama en Venezuela y el mundo, la de los alegres y coloridos carnavales de Carúpano.
De su gastronomía destacan platillos que deleitan el paladar de propios y visitantes. El famoso sancocho de pescado, las tradicionales empanadas de cazón, el siete potencias o rompe colchón, que se suman a los chorizos carupaneros, la jalea, el dulce de cereza, las bolitas de coco, entre muchos otros.
La ciudad colonial de Anzoátegui
Clarines, capital del municipio Manuel Ezequiel Bruzual, fue fundada a orillas del río Unare, el 7 de abril de 1594 por Francisco de Vide y otros compatriotas de la Provincia de Trigueros de Huelva, España. Llegaron desde el puerto de Sevilla con su patrona la Virgen de Los Clarines. Por ello, el 7 de abril también le rinden honores.
El nombre de esta ciudad hace referencia al clarín, instrumento musical que se usaba, antiguamente, como cuerno de caza o toque de guerra.
Llamada ciudad colonial de Anzoátegui, está localizada al norte de esta entidad federal, al margen de la carretera nacional Troncal 9. Sin duda es uno de los pueblos que cuentan la historia de Venezuela.
Cerca de esta población, el 9 de enero de 1817, las fuerzas patriotas comandadas por el Libertador Simón Bolívar y el General Juan Bautista Arismendi, encararon la arremetida de tropas realistas en la Batalla de Clarines.
Su casco histórico conserva 17 hectáreas de casas, calles empedradas y edificaciones coloniales. Entre sus principales actividades económicas están la agropecuaria y la explotación de carbón, piedra y arena.
Sus habitantes originarios, los indios palenques, poblaban la desembocadura del rio Unare. Cuerpo de agua que siempre fue un eje vital porque favoreció el comercio de la región. Este río recorre más de 200 kilómetros desde su nacimiento en la Mesa de Guanipa cerca de Pariaguán. Atraviesa el pueblo de Clarines, alimenta la Laguna de Unare y la de Píritu y desemboca en el Mar Caribe.
La zona que circunda a Clarines era conocida por los indígenas como Aripata, que en su lengua significa sitio poblado de robles.
Entre la historia y la naturaleza
Clarines se convirtió en Misión en 1672. En una colina, apenas se entra al pueblo, está la iglesia San Antonio de Padua, construida en 1760. Sus fiestas patronales honran a ese santo cada 13 de junio. La edificación religiosa sobresale entre varias hectáreas de casas coloniales y caminos empedrados. Fue declarada Patrimonio Histórico Nacional en 1960.
Del fortín alguna vez existió allí, solo quedan restos de sus fundaciones. La iglesia es una construcción maciza e imponente de muros gruesos y una gran bóveda, que semeja a una fortaleza, pues se construyó sobre los muros del fortín.
El Retablo mayor y los gemelos, ubicados al extremo, muestran vivos colores. La Virgen que reposa en un nicho del Altar Mayor, es una pequeña reliquia pequeña que aseguran data de 1370, y fue traída por los españoles. La fachada posterior tiene esculpida en el tope la imagen del diablo con la cruz encima. Existen muchos cuentos sobre esta imagen, pero al parecer no es original de la construcción.
Esta hermosa ciudad, ejemplo de los pueblos de Venezuela que cuentan su historia, ofrece además grandes bellezas naturales. Entre ellas destaca la Laguna de Unare, refugio de aves como la cotúa.
En Clarines, el visitante puede también disfrutar deliciosos platillos tradicionales de la región, como el asopado de mariscos, el lebranche asado, el hervido de pescado y los camarones de la laguna.
El Hatillo
El Hatillo, ubicado al sureste de Caracas, ha mantenido su tradición arquitectónica y sus costumbres a través de los años. Es otro ejemplo de los pueblos que cuentan la historia de Venezuela.
Fue fundado por Baltazar de León el 12 de junio de 1784, en los terrenos donados por él y su familia. De León encomendó al ingeniero militar, Juan Manuel Oses, la organización de una cuadrícula poblacional.
Iván Naranjo, cronista de El Hatillo, cuenta que Oses trazó dos calles alineadas, calle Real y calle La Paz, y en esta cuadrícula permanece aún el centro histórico.
La cuadrícula fundacional de 1874 tiene forma de triángulo y el terreno donde se marcó es irregular e inclinado. Poco después de su fundación, se inauguró la iglesia de Santa Rosalía de Palermo, de estilo barroco.
Durante el terremoto de 1900, muchas de las estructuras de tapia y techos de caña fueron destruidas. La mayoría de éstas, entonces casas familiares, fueron reparadas y algunas remodeladas por completo. A pesar de ello, tanto los sistemas constructivos como los materiales de muchas de las casas del casco histórico de El Hatillo, son similares a los originales, por lo que es un lugar donde se puede apreciar la arquitectura venezolana del siglo XVIII.
La fachada de las casas y comercios que componen el casco, mantienen estilo colonial en sus elementos ornamentales: faroles, ventanales y techos de tejas.
Por su importancia histórica y representación de la arquitectura colonial venezolana, El Hatillo fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 1960.
Pueblos que cuentan la historia
Mientras se pasea por las calles de El Hatillo se respira aire limpio de montaña y se disfruta de la bella sencillez de las casas características de los pueblos que cuentan la historia de Venezuela.
La Plaza Bolívar domina el centro del poblado. Frente a ella, la casa de Baltasar de León y el Centro Social Cultural, construido en 1890, conservan parte de la construcción original.
La historia del pueblo refiere que desde El Hatillo un grupo de personas marchó en 1810, a El Calvario en Caracas, donde se sumaron a las protestas y comenzaron la lucha por la independencia de Venezuela.
Hay otros datos del pasado que sobresalen. En 1895 se inauguró la planta hidroeléctrica de El Encantado en territorio hatillano, primera de América Latina y segunda en el mundo. Cuentan también, que a la población de El Hatillo llegó el primer automóvil en 1924.
Con el tiempo, el territorio de El Hatillo se fue convirtiendo en una de las principales zonas agrícolas del Área Metropolitana de Caracas.
La transformación de casas familiares en restaurantes y locales comerciales, que dieron nueva vida al pueblo, comenzó en la década de 1980. Su variada oferta gastronómica va desde los tradicionales churros con chocolate, hasta expresiones refinadas de culinaria internacional.
La música, siempre presente, destaca en el Festival de Música del Hatillo, en el que se presentan destacados músicos de Venezuela y del mundo.
Entre las expresiones culturales del pueblo están la artesanía y la mueblería, muestras del arte ingenuo y rústico del valle caraqueño. Estas actividades han sido determinantes para el desarrollo económico de esta población.
Con información de Últimas Noticias, Gerardo Antonio Borda, Turismo Sucre, IAM Venezuela y Venezuela Tuya
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