Fundada con el nombre de Santa Ana de Coro, en 1527, esta ciudad es un espacio para la historia. Sus calles empedradas, antiguas casonas, construcciones religiosas y lugares tan significativos como el Puerto de La Vela, remiten al pasado de la urbe que fue la primera capital de la provincia de Venezuela.
Ubicada en el occidente venezolano, se trató del primer asentamiento que perduró en tierra firme, el cual sería escenario de importantes acontecimientos para la historia del país.
Por si fuera poco, el marco natural de la urbe es diverso con ambientes como los áridos médanos o el verdor y la frescura de la Sierra de San Luis. Además, por su condición de ciudad caribeña ha sido, desde sus inicios, crisol de razas de otras latitudes y heredera de un importante legado cultural.
En reconocimiento a sus excepcionales valores patrimoniales, el centro histórico de Santa Ana de Coro y su puerto de La Vela, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el año 1993.
Libre trazado
El área urbana de Santa Ana de Coro está conformada por los núcleos urbanos de los municipios San Antonio, San Gabriel y Santa Ana del municipio Miranda Coro, capital del estado Falcón y del municipio Miranda.
El núcleo inicial de Coro se formó alrededor de la actual Catedral, pero la ciudad se ha ido extendiendo hacia el este, por lo que las parroquias La Vela de Coro y Las Calderas, del municipio Colina, forman también parte de su área urbana extendida.
El trazado de Coro se caracteriza por manzanas desiguales y calles que se cierran en uno de sus extremos. Sus antecedentes son la retícula libre de las ciudades andaluzas y canarias del siglo XV.
Esta ciudad conserva conjuntos de monumentos arquitectónicos, con una fuerte presencia de arquitectura doméstica, todos erigidos con técnicas tradicionales de tierra, cuyas raíces se remontan al siglo XVI.
Antiguas calles, antiguas historias
El núcleo central de la ciudad de Santa Ana de Coro presenta una imagen colonial. En reconocimiento a su valor histórico y patrimonial, muchas de sus construcciones han sido declaradas Monumentos Históricos Nacionales. Un ejemplo de ello es la Cruz de San Clemente donde se encontraron por primera vez Juan de Ampíes, fundador de la ciudad, y el cacique Manaure. A escasos metros, se encuentra la iglesia de San Clemente.
Entre las edificaciones emblemáticas están también la Casa del Tesoro, ubicada en la esquina de la calle Colón, edificación que perteneció a don Mariano de Talavera y Garcés. Así como la Casa de las Ventanas de Hierro, llamada así por las grandes rejas metálicas importadas desde Santo Domingo, que causó sensación en la época de su construcción.
En el Paseo Talavera se ubica el Balcón de Los Senior o Balcón de Bolívar, casona que alojó al Libertador a su paso por Coro el 23 de diciembre de 1826. En este espacio hoy funciona el Museo de Arte Contemporáneo.
La Catedral guarda interesantes cuadros, imágenes y objetos de la litúrgica del siglo XV. Entre otras edificaciones destacadas están la Casa del Balcón de los Arcaya y la iglesia de San Francisco. Sin embargo, en medio de las calles empedradas de esta urbe también perduran una serie de viviendas más sencillas, que muestran sus ventanas enrejadas, fachadas con salientes y grandes portones.
Habitantes ancestrales
Hallazgos arqueológicos certifican la presencia de aborígenes en las tierras corianas varios siglos antes de la llegada de los conquistadores. Al llegar los españoles, buena parte de ellos optaron por retirarse a la sierra de San Luis, y a otros parajes como la península de Paraguaná.
La región donde se levantó Santa Ana de Coro era comandada por el Cacique Manaure, líder de los Caquetíos, uno de los principales grupos étnicos de la zona. Compartían con los Jirajaras el territorio que hoy conforman los estados Falcón y Lara. También se asentaron en Curazao, Aruba y Bonaire.
Los Caquetíos eran según Juan Ampíes: «Gente de más razón y habilidad que indios de otras partes”. Juan de Castellanos en su «Eligía de varones ilustres» al referirse a Manaure, aseveró: «Jamás palabra dio que la quebrase, ni cosa prometió que no cumpliese». La aceptación del cristianismo por parte de los Caquetíos fue relativamente fácil y sin traumas, pues entre ellos estaban establecidas normas similares a las que profesaban los españoles, como no matar, no tomar cosas ajenas y no desear las mujeres de otros.
Debido a esto, la conquista de Coro se considera de excepción, pues Manaure acordó un pacto amistoso con el conquistador Juan de Ampiés.
Fundación de Santa Ana de Coro
Coro fue fundada por Juan de Ampíes hijo el 26 de julio de 1527. José de Oviedo y Baños precisa que su fundación se realizó «…buscando el sitio que le pareció más a propósito, el día de Santa Ana del mismo año de quinientos y veinte y siete, fundó una ciudad, a quien, por esta circunstancia, y ser en la provincia Coriana, intituló Santa Ana de Coro…». Fue la primera capital de la Provincia de Venezuela, y sede del primer obispado fundado en la América del Sur en 1531.
La población creció rápidamente gracias a la relativa paz de la zona y el Papa Clemente VII, la elevó a ciudad Episcopal al fundar la primera Diócesis de la provincia de Venezuela el 21 de julio de 1531.
Poco después, el 27 de Marzo de 1528 Carlos V concedió el territorio venezolano al poderoso grupo banquero alemán Welzer, en retribución a los préstamos recibidos para financiar su elección como Emperador de Alemania. Sus representantes arribaron a Coro el 24 de febrero de 1529. A su llegada, Ambrosio Alfinger, primer gobernador alemán de la ciudad encarceló a Juan de Ampíes, y lo expulsó del suelo coriano, iniciando una persecución contra los indígenas que culminó con su erradicación y la desaparición de Manaure.
Con la llegada de los Welzer, Coro se convirtió en la puerta de entrada de las largas expediciones comandadas por los alemanes en búsqueda del Mar del Sur y el mítico Dorado. En pocos años sus excesos y extrema violencia contra los habitantes locales les ganaron el desprecio tanto de españoles como indígenas.
Ciudad para la historia
Desde su fundación, Santa Ana de Coro ha sido escenario de diversos acontecimientos históricos. Como la llamada Revolución de Coro contra los Welzer. y uno de los primeros movimientos en contra del sistema de esclavitud imperante, iniciado por José Leonardo Chirino en Curimagua, en 1795. Años más tarde, en 1806 el general Francisco de Miranda, al mando de su expedición emancipadora desembarcó en el puerto de La Vela, trayendo consigo la bandera tricolor que luego adoptaría la Gran Colombia y posteriormente sería la base para el diseño de las banderas oficiales de Venezuela, Colombia y Ecuador.
Tras la difícil convivencia con las familias hebreas llegadas de Curazao y Aruba, en las primeras décadas de la República se produjo el episodio conocido como La expulsión de los judíos de Coro. Durante la guerra por la Independencia, esta ciudad fue por largo tiempo base de las fuerzas realistas.
En 1818 Monseñor Mariano de Talavera y Garcés junto a Josefa Camejo empiezan a conspirar por la libertad con habilidad y astucia, sumando a Santa Ana de Coro a la gesta emancipadora el 3 de mayo de 1821. Ese mismo año se constituyó el departamento de Maracaibo, que comprendía la provincia de Coro. Por la Constitución de 1830 dicha provincia adquiere plena personalidad y la ciudad de Coro pasa a ser su capital.
El 20 de febrero de 1859 se inició en Coro la Guerra Federal, cuyo caudillo principal fue el general paraguanero Juan Crisóstomo Falcón. Concluida la guerra, se instituyó el estado de Coro. A partir de entonces, dicho estado persistió, aunque por la Constitución de 1874, pasó a denominarse estado Falcón, con capital en Coro. En 1899 fue de nuevo denominado estado de Coro. Desde 1901 el estado ha mantenido el nombre de Falcón.
Marco sin igual
Santa Ana de Coro se levanta en una llanura costera de vegetación xerófita a 19 metros de altitud, separada por unos ocho kilómetros del mar, al sur del istmo de los Médanos.
Su clima es marítimo peninsular, con largos períodos de sequía y pobre pluviosidad. La temperatura promedio es de 27,8 °C, con mínimas de 24 °C y máximas de 32 °C. Se caracteriza por la gran fuerza en los vientos, pudiendo registrarse velocidades superiores a los 35 km/h.
El marco que la rodea es muy particular y contrastante. A unos 30 kilómetros por carretera al sur se encuentra la sierra de San Luis, donde se registran suaves temperaturas con medias de 22 °C y suficientes lluvias como para conservar verde la vegetación durante todo el año. Tiene altas laderas que alcanzan los 1.500 msnm. Sus aguas alimentan al río Coro, y se han aprovechado para formar el embalse El Isiro que provee del vital líquido a la ciudad.
Al norte, muy cerca del centro de la antigua Santa Ana de Coro, está el parque nacional de Los Médanos el cual ofrece doradas dunas de formas cambiantes hechas de fina arena que moviliza el viento. Al oeste se extiende el golfete de Coro, de aguas poco profundas, donde se forman islas de coral que retienen al emerger sobre las aguas, las arenas que transportan los vientos.
En general la vegetación corresponde al árido clima de la ciudad, con espinares y cactáceas.
Patrimonio de Venezuela y del mundo
Coro es considerada una ciudad universal excepcional por el valor histórico y la conformación urbana y arquitectónica que conjuga la tradición constructiva originaria indígena, con la española y holandesa. Se considera un ejemplo extraordinario de fusión de estilos y formas. Además, su riqueza cultural mantiene vivas las técnicas tradicionales de construcciones de barro.
En reconocimiento a estos valores, el 9 de diciembre de 1993 el centro histórico de Santa Ana de Coro y su puerto de La Vela fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La declaratoria se hizo según los criterios IV y V de la convención que rige el Patrimonio Mundial, que establecen que el bien declarado ofrece un ejemplo eminente de un tipo de construcción o de un conjunto arquitectural que ilustra un período histórico significativo y un ejemplo eminente de lugar tradicional de habitación humana, representativo de una cultura y vulnerable ante el efecto de mutaciones irreversibles.
Con información de Registro de Patrimonio Cultural, Corpotulipa y Ecured.
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