Un material que combina polímeros naturales de origen vegetal y grafeno, desarrollado en Inglaterra, podría ser una alternativa para sustituir los envases de plástico de un solo uso.
El nuevo biopolímero, denominado Toraphene, está hecho a partir algas, maíz, remolacha azucarera, hongos y bacterias, componentes que son reforzados con grafeno para otorgarle las propiedades necesarias para reemplazar los plásticos actuales.
El grafeno es carbono puro, uno de los elementos químicos más importantes en la naturaleza. Es un material biodimensional muy resistente, fuerte, flexible y ligero al mismo tiempo.
Los polímeros naturales por sí solos, no son lo suficientemente fuertes ni impermeables para suplir el plástico. La incorporación de láminas de grafeno resuelve ambos inconvenientes y no compromete su compostabilidad.
Biodegradable y compostable
De acuerdo a los creadores, este nuevo biopolímero se composta de forma natural y se biodegrada sin intervención humana, incluso en el océano debido a sus componentes. También es más fuerte, más delgado, más liviano y más barato que otras alternativas de empaque, incluidas los de plástico debido al grafeno.
El biopolímero Toraphene será utilizado en principio para la fabricación de bolsas y posteriormente para la fabricación de tazas y empaques para alimentos.
Respecto a los plásticos biodegradables y compostables que existen en la actualidad Gaute Juliussen, cofundador de la empresa británica que está detrás de la innovación que también ostenta el nombre del biopolímero, indica que éstos requieren condiciones específicas creadas por el hombre para degradarse, en plantas industriales, sin dejar residuos tóxicos visibles o distinguibles.
La producción de bioplástico
La creciente acumulación de desechos plásticos en el planeta con enormes perjuicios para el ser humano y la naturaleza, ha impulsado a impulsado la búsqueda de soluciones para remediar el daño causado y alternativas que sustituyan este material que se ha hecho indispensable.
Sin embargo, algunos expertos han manifestado preocupación porque no todos los los bioplásticos son biodegradables, pueden contaminar los procesos de reciclaje y, algunos de ellos, liberan metano cuando se descomponen en los vertederos.
Otra inquietud que han señalado es el desvió de uso de la tierra para la producción de alimentos hacia el cultivo de especies vegetales que sirven de materia prima para la fabricación de bioplásticos.
Proceso que aumentaría el consumo de agua y fertilizantes con efectos negativos en la biodiversidad y en la restauración de ecosistemas.
En ese sentido el científico Doug Parr, jefe del área en Greenpeace Reino Unido, ha señalado que el uso a gran escala de bioplásticos no es la respuesta para abordar el problema de la contaminación plástica.
Advierte que las alternativas destinadas a sustituir este material “deben considerarse con precaución. Cambiar entre dos materiales de un solo uso diferentes, no alejará a las personas ni a las empresas de una cultura de envases desechables, ni fomentará la reducción y reutilización de envases recargables.
«La producción de bioplásticos no debería competir por la tierra con la producción de alimentos, y no debería tener efectos negativos sobre la biodiversidad ni comprometer la restauración a gran escala de bosques y otros ecosistemas», afirmó.
Con información de I News, Avatar Energía, Conasi, Graphenano, Toraphene, ONU Medio Ambiente
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