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Contaminación lumínica pone en riesgo a las aves marinas

por Haiman El Troudi
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Contaminación lumínica pone en riesgo a las aves marinas

Datos científicos advierten que la contaminación lumínica pone en riesgo la vida de las aves, especialmente las marinas.

Aunque es poco conocida, este tipo de contaminación afecta en general a la vida silvestre que se guía por las variaciones naturales de los ciclos de luz y oscuridad. La iluminación artificial cambia esas variaciones y perturba las actividades de los animales. Las migraciones de las aves y sus hábitos para anidar, son un ejemplo de ello.

Por otro lado, el desarrollo de tecnologías más eficientes y económicas como la LED ha traído un efecto de sobre iluminación, lo que aumenta la afectación en la vida silvestre.

La menos conocida

Contaminación lumínica pone en riesgo a las aves marinas

La lumínica es quizás la menos conocida de los tipos de contaminación. La alteración de los niveles naturales de luz por medios artificiales, lamentablemente incrementa año tras año.

Este tipo de contaminación impacta sustancialmente en la biodiversidad, pues los seres vivos han evolucionado bajo un régimen predecible y natural de ciclos de luz y oscuridad. En los últimos años la iluminación artificial, incluyendo la tecnología LED, ha experimentado un considerable desarrollo. Su masificación ha derivado en un efecto de sobre iluminación, en algunos casos.

Actualmente, el alumbrado público es la principal fuente emisora de contaminación lumínica, seguido por el alumbrado publicitario. También, la construcción y la minería son actividades constituyen fuente importante de contaminación lumínica.

¿Cómo afecta la contaminación lumínica a las aves?

Contaminación lumínica pone en riesgo a las aves marinas

Entre la vida silvestre más afectada por la contaminación lumínica están las aves marinas, siendo una de las consecuencias más severas de ésta, la atracción de pájaros hacia las zonas iluminadas artificialmente. Se trata de un fenómeno que afecta, principalmente, a los jóvenes volantones durante sus primeros vuelos desde su nido hacia el mar, los cuales se realizan de noche.

Las aves marinas, atraídas hacia las luces, se desorientan y se ven forzadas a aterrizar. Este fenómeno denominado fallout, puede causar eventos de mortalidad masiva. Incluso si no provoca directamente la muerte de las aves, puede hacerlo a consecuencia de colisiones, atropellos, depredación, inanición o deshidratación.

El fallout ha sido reportado principalmente en islas y localidades costeras. Entre los mayores registros acumulados de este fenómeno en el mundo están: “Calonectris borealis en islas Canarias y Azores, con más de 60 mil ejemplares impactados, y Puffinus newelli en Kauai, Hawaii, con una afectación total entre 32.000 y 60.000 aves”.

Investigaciones señalan que la contaminación lumínica supone alteraciones en la velocidad y la dirección del vuelo de las aves marinas, lo que podría provocar que se posen en núcleos de luz artificial, les sea imposible retomar el vuelo y posiblemente la muerte.

Por qué son atraídas por las luces

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Si bien no han sido definidas del todo las causas de la atracción de las aves a la luz artificial, entre las posibles explicaciones se encuentra que puede confundirla con presas bioluminiscentes que flotan en el océano, considerándola una posible fuente de alimento. Además, como la cría nace en la oscuridad y es alimentada por la única entrada de luz, la asocia con comida.

Por otra parte, la contaminación lumínica altera la capacidad natural de las aves para orientarse usando el cielo nocturno. Esto deriva en un sobrevuelo constante, lo que genera su agotamiento y caída. Un planteamiento que es confirmado por datos que indican que hay menor incidencia de caídas durante las noches de luna.

Para reducir esta mortalidad, todos los años se organizan campañas de rescate en las que se solicita la colaboración ciudadana para recuperar a las aves que caen a tierra. Gracias a estas acciones, cerca del 90% son liberadas al mar otorgándoles una segunda oportunidad.

A pesar de que más de 70 especies de aves marinas son afectadas por la desorientación que les provoca la luz artificial, este es un fenómeno poco conocido, en buena medida por la dificultad de rastrear el vuelo nocturno de las aves visualmente. Sin embargo, con las nuevas tecnologías puede hacerse este seguimiento.

¿Cómo reducir los efectos de la contaminación lumínica en las aves?

Contaminación lumínica pone en riesgo a las aves marinas

Reducir los efectos de la contaminación lumínica en general, y particularmente en las aves, conlleva una integración de elementos sustentables y de planificación en el diseño y uso de la iluminación artificial. Para ello, adicional a los planes de rescate, se requieren medidas de mitigación con el objeto de reducir sus efectos.

La mejor forma de evitar que las aves marinas sean atraídas por luces es apagarlas, es decir, iluminar lo menos posible. La propuesta no es vivir sin luz, sino optar por medidas como: apagar luces en periodos en los cuales son innecesarias, mediante el uso de sensores de movimiento o timers. Otra alternativa es emplear la menor intensidad posible, de acuerdo al uso previsto para cada área, pues a mayor intensidad de la luz, mayor atracción.

También es posible reducir la disipación de la luz, confinándola al área que requiere ser iluminada, mediante barreras artificiales o vegetación. Es importante, además, mantener un distanciamiento adecuado entre luminarias y evitar así la sobre iluminación. Se puede optar por escoger luces cálidas en lugar de frías, y orientar éstas hacia el suelo, ubicándolas lo más bajo que sea posible.

Las ordenanzas municipales es una forma sencilla para establecer normativas sobre este tema, pero lo más importante es que las personas entiendan la importancia del impacto positivo que estos pequeños cambios, pueden tener en la vida silvestre si se asumen de forma colectiva.

Estudio sobre la mortalidad en las aves

Contaminación lumínica pone en riesgo a las aves marinas

Mediante el uso de dispositivos GPS e imágenes satelitales, ecólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas Canarias (GOHNIC), SEO/BirdLife y la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) recogieron valiosos datos para estudiar la mortalidad de aves inducida por luces artificiales.

Los investigadores monitorearon por primera vez vuelos nocturnos de la especie Pardela cenicienta, desde sus nidos hasta el mar. El estudio, pionero en el mundo, forma parte de un proyecto de conservación publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution.

Los dispositivos GPS, con descarga remota adheridos a las plumas del dorso de las aves, utilizados en la investigación reportaban su posición cada 30 segundos. Los científicos analizaron imágenes satelitales para valorar los niveles de contaminación lumínica.

El estudio concluyó que el14% de las aves fueron deslumbradas y aterrizaron en zonas con altos niveles de iluminación. Mientras que el 86% restante alcanzó exitosamente el océano, pero sobrevolaron zonas urbanas costeras contaminadas por la luz artificial, y muchas de ellas quedaron atrapadas hasta que en algún momento pudieron escapar y llegar a su destino.

Destino fatal

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El informe, titulado ‘Seguimiento de vuelos para investigar la mortalidad de aves marinas inducida por luces artificiales’, advierte que el destino de estas aves es, en la mayoría de los casos, la muerte.

Si no son rescatadas, les cuesta reanudar el vuelo en zonas urbanas, y en muchos casos no pueden encontrar su camino al mar.

Reveló también que las aves pueden pasar hasta cinco días, luego de caer, sin ser rescatadas lo cual es crítico para su supervivencia, pues aumenta el riesgo de morir por depredación, atropellos, o por inanición y deshidratación.

Contaminación lumínica provoca que las aves aniden antes

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Otro estudio, publicado en Nature, indica que las aves expuestas a la luz artificial durante la noche anidan hasta un mes antes que las que no son afectadas por la contaminación lumínica. La investigación analizó el impacto de ésta sobre el éxito reproductivo de diversas aves de todo el mundo. Con los datos recopilados por ciudadanos a través del programa NestWatch del Laboratorio de Ornitología de Cornell, los investigadores analizaron más de 58.000 observaciones de nidos de 142 especies en Estados Unidos, entre 2000 y 2014.

Para las aves de climas templados, el alargamiento de los días es la señal clave que marca el momento de anidar. La iluminación artificial puede hacer creer a su cerebro que los días son más largos. Dado que el anidamiento está sincronizado para coincidir con el pico de disponibilidad de alimentos durante la primavera, los autores supusieron que su adelanto en el tiempo provocado por la luz interrumpiría esta frágil sincronización y constituiría una desventaja para las aves afectadas.

Clinton Francis, ecólogo de la Universidad Estatal Politécnica de California, y coautor del estudio, indicó que aunque parezca contradictorio esta alteración podría beneficiar a algunas aves. ¿La razón? Las ayuda a adaptarse a los cambios de ritmo que experimenta el entorno natural como consecuencia del calentamiento global, pues tienen que ajustarse a los cambios en la disponibilidad de alimento.

Para Jacob Socolar, investigador posdoctoral de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida, algunas especies buscan comida de noche gracias a la luz artificial, lo que mejora su nutrición y su preparación para reproducirse.

Especies bajo amenaza

Contaminación lumínica pone en riesgo a las aves marinas

La masiva muerte de polluelos de golondrinas de mar atraídos por luces urbanas, ocurrida en el norte de Chile, generó una alerta. Ambientalistas y expertos catalogan este hecho como desastre pues las colonias reproductivas de estas aves, que viven en alta mar y anidan en el desierto chileno, podrían desaparecer.

Estas pequeñas aves marinas habitan en aguas oceánicas alejadas de las costas y solo visitan tierra firme para reproducirse realizando vuelos, en su mayoría nocturnos, hacia sus colonias de anidamiento. Luego que sus polluelos nacen, emprenden vuelo hacia el mar, pero son atraídas hacia las luces y se desorientan.

Otras investigaciones han demostrado que la contaminación lumínica afecta las hormonas y el sueño de las aves, desorienta a las migratorias y contribuye al declive de los insectos de los que las aves se alimentan. Un 2% por año aumentan las emisiones globales de luz. Incluso en los parques se ha detectado el resplandor de luces artificiales de fuentes, situadas a más de 300 kilómetros de distancia.

Los diferentes estudios sobre el tema coinciden en que es necesario tomar conciencia urgentemente del efecto de la contaminación lumínica en las aves marinas.

 

 

Con información de Sputnik News, UAM, Efe Verde e Investigación y Ciencia.


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