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El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

por Haiman El Troudi
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El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

Aseguran que desde eras muy antiguas el morrocoy sabanero, sobreviviente ancestral, habitaba la tierra. Desde entonces se ha venido adaptando a los constantes cambios del planeta.

Se encuentra en el continente americano, desde Panamá hasta Venezuela, en extensas praderas y sabanas, pues le gustan los ambientes espaciosos, abiertos, con humedad y un poco de calor.

Por su carácter dócil y tranquilo, en nuestro país es usual tenerlos como mascotas lo que, junto a la costumbre de consumirlos, especialmente en semana santa, ha puesto en peligro la existencia de este antiguo reptil. Además, las afectaciones de sus hábitats naturales también amenazan su existencia.

Por ello esta especie se encuentra en riesgo y está protegida por el Convenio sobre el Tráfico Internacional de Especies en Peligro de Extinción.

Desde que se decretó, en 1979, la veda del morrocoy sabanero en Venezuela, se han desarrollado programas de cría en cautiverio, creación de reservas y parques. Pero estas acciones no son lo suficientemente efectivas sin lo más importante: la conciencia ciudadana, por lo que este sobreviviente ancestral podría encontrar su fin.

Antiguo habitante de las sabanas

El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

Chelonoidis, nombre científico del morrocoy, proviene de las palabras griegas kheloné, que significa tortuga, y chelys, que quiere decir coraza. Son quelonios que pertenecen a la especie de los reptiles y al género de los testudos.

El morrocoy sabanero es una especie de tortuga terrestre, nativa de sabanas y bosques. Desde tiempo ancestral se le puede conseguir en Panamá, Colombia, Venezuela, Trinidad y Tobago, Guayana, Surinam, Guayana Francesa, Brasil, Bolivia, Paraguay, y algunas islas del Caribe.

Al no estar conectadas, forman tres o cuatro zonas distribución, trayendo poblaciones de tortugas que han evolucionado de manera distinta. Aunque no se reconocen subespecies de Chelonoidis carbonaria, estas diferencias incluyen el tamaño, pudiendo medir hasta 60 centímetros y pesar hasta 11 kilos. Las distinciones incluyen el matiz y cantidad de coloración en la cabeza y el resto del cuerpo.

Este sobreviviente ancestral prefiere vivir en todo tipo de selvas húmedas, bosques que no se inundan y lugares descampados, como sabanas, llanos y otros espacios donde reina la hierba, incluyendo pastizales resultantes de la ganadería, la tala y quema agrícola.

El caparazón del morrocoy sabanero

El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

Como el resto de las tortugas o quelonios del mundo, el morrocoy sabanero tiene una concha o caparazón, formada por huesos y cubiertos de una capa dura. Es un esqueleto externo formado por unas escamas llamadas escutelos, las cuales sirven de protección a este sobreviviente ancestral que, al sentirse amenazado, esconde su cabeza, cola y patas.

Su cuerpo tiene forma de domo en cuyo interior, están adheridos gran parte de sus órganos vitales y terminaciones nerviosas, por lo que un ataque que logre perforar su caparazón podría afectar gravemente sus órganos. Además del hombre, son muy pocos los animales capaces de perforarlo.

El caparazón del morrocoy es alto y alargado, de color gris oscuro, en algunos ejemplares con marcas amarillas o anaranjadas. El peto es marrón amarillento con algunas posibles marcas oscuras.

El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

Su cabeza puede presentar coloraciones amarillas, naranjas y rojas, que varían en cantidad, desde unas pintas hasta casi toda la cabeza cubierta. En muchas de estas tortugas se notan algunas escamas de coloración que van desde el anaranjado al rojo en las patas delanteras, así como escamas del mismo color en las patas traseras y en la cola.

En su morfología destacan sus patas, que recuerdan las de un elefante pues no poseen dedos externos diferenciados, y apenas se ven sus uñas.

El macho es mucho más grande que la hembra, su caparazón es más amarillo y tiene la cola más larga. Para facilitar el momento del apareamiento el peto de los machos adultos es cóncavo mientras que en las hembras es plano.

No posee dientes, sin embargo, tiene un pico impulsado por fuertes músculos, que lo ayuda a picar y masticar su comida.

Amor de morrocoy

El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

La sociabilidad es una característica del morrocoy sabanero que suele vivir en grupos. Tiene hábitos diurnos, siendo más activo en horas de la mañana y el atardecer. Durante las horas del mediodía tiende a esconderse en la sombra.

Este sobreviviente ancestral se empareja todo el año. Los machos tienden a mostrar cierta agresividad hacia los otros miembros de la especie de su mismo género y, en ciertos casos, muerden a las hembras en la cabeza y el cuello, llegando a causar heridas serias.

El ritual del cortejo del morrocoy sabanero se caracteriza por los movimientos con la cabeza por parte del macho. Éste emite una especie de chasquido antes y durante del apareamiento.

La puesta dura unos cinco a seis meses. En su estado natural se relaciona con la temporada de lluvias. Comienza usualmente a mediados o finales de las lluvias y termina durante la sequía.

Las hembras excavan un hoyo y depositan los huevos, pudiendo hacerlo varias veces al año. Ponen de dos a 15 huevos cada vez. La incubación toma de 124 a 185 días. En su estado natural las crías nacen a principio de la temporada de lluvias.

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El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

El morrocoy sabanero es omnívoro, come de todo. La alimentación de los adultos es principalmente herbívora (hierbas, hojas, frutas maduras, hongos, flores); también come algunos invertebrados (insectos, babosas, termitas) y carroña.

Cuando está en cautiverio es importante la variedad de alimentos para una buena nutrición. Entre las frutas se pueden incluir fresas, piñas, duraznos, melones, ciruelas, papayas, mangos y frutos espinosos. Su alimentación también debe incluir hojas verdes con calcio, verduras y flores y una pequeña cantidad de proteína animal. Entre las hojas verdes apropiadas están col rizada, diente de león, hojas de nabo, hojas de parra, y las hojas de hibisco, también un alimento común de elección en la naturaleza.

Las amenazas que enfrenta

El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

Después de haber sobrevivido por años, el morrocoy sabanero está en peligro y es por la acción humana.Este sobreviviente ancestral es uno de los animales más expuesto a la cacería ilegal intensiva, a pesar de haber sido declarado en Venezuela como una especie dependiente de conservación, estableciéndose así su veda indefinida desde 1979.

Está incluida además, en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES). Por otro lado, en la Lista Roja figura como casi amenazado, mientras que a nivel internacional no ha sido evaluado.

En todos los países de su área de distribución, la mayor amenaza para su supervivencia es la caza excesiva a manos del ser humano. Tiempo atrás la iglesia católica decretó al morrocoy y al chigüire como “peces”, autorizando su consumo durante la semana santa, por esa razón se consume en grandes cantidades, especialmente en esa época. Debido a esto se ha multiplicado por años la cacería y tráfico ilegal.

Por otra parte, el mercado de mascotas ha demandado grandes cantidades de ejemplares. Otra amenaza que enfrenta el morrocoy sabanero es la pérdida de hábitats y la agricultura.

Los esfuerzos de conservación incluyen el establecimiento y la protección de reservas naturales y parques nacionales, donde estos y otros animales están protegidos de la caza.

Un verdadero sobreviviente

El morrocoy sabanero sobreviviente ancestral

El morrocoy sabanero, sobreviviente ancestral, es capaz de soportar condiciones extremas. Aunque es de sangre fría, cuando está en un ambiente con temperaturas bajas puede enterrarse durante horas o días y solo necesita algo de aire para respirar. También se sabe que pueden aguantar hasta más de un mes sin alimento, lo que los convierte en unos verdaderos sobrevivientes.

Lamentablemente, algo que representa una ventaja evolutiva, pues lo hace capaz de soportar largos períodos sin comida ni agua, aumenta su exposición al comercio ilegal.

Es vital tomar conciencia del efecto negativo de la extracción de esta especie de su hábitat natural, y comprender que la costumbre de tener al morrocoy sabanero como mascota en muchos hogares venezolanos, contribuye a su extinción. La preservación de esta antigua especie, característica de los Llanos venezolanos, solo es posible con la participación de todos.

Con información de Biodiversidad Venezuela, Reino Animalia y Deforsa


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