Inicio EcoVidaActualidad Verde El uso del plástico en la agricultura es una amenaza

El uso del plástico en la agricultura es una amenaza

por Haiman El Troudi
0 comentarios

Se calcula que las cadenas de producción agrícolas utilizan, cada año, 12,5 millones de toneladas de productos plásticos y 37,3 millones de toneladas más, se utilizan en el envasado de alimentos. Y es que la agricultura lleva décadas recurriendo a este material para aumentar su producción, ofrecer a los mercados productos fuera de temporada y ejercer un mayor control sobre los recursos.

La tecnología del plástico ha permitido, efectivamente, crear las condiciones para cultivos óptimos, al protegerlos de las inclemencias del tiempo, aprovechando mejor el uso del agua y conservando la humedad, entre otros usos. Pero el panorama no es tan bueno como lo pintan. Lo que se sospechaba, hasta hace poco, ha sido comprobado por investigaciones recientes. El empleo masivo de plástico en la agricultura amenaza la salud de la humanidad, la del suelo y la producción misma de alimentos.

Dada la omnipresencia del plástico en la agricultura, no se vislumbra una salida fácil para este problema. Muchos de ellos terminan en la cadena alimentaria y afectan el desarrollo agrícola. La única solución es volver a la misma naturaleza y reducir el uso de este material al mínimo, pero ¿hay voluntad para eso?

Plásticos se acumulan en el suelo

Un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la 29ª edición de Foresight Brief, advierte que los plásticos se están acumulando en los suelos del mundo a un ritmo preocupante.

La publicación señala cómo los plásticos utilizados en la agricultura de forma generalizada, desde fertilizantes recubiertos de plástico hasta películas de acolchado, están contaminando el suelo, amenazando potencialmente la producción de alimentos y el acceso a ellos. También están afectando la salud humana, cuando se transfieren a las personas a través de la cadena alimentaria.

«Sólo hay una cantidad finita de tierra agrícola disponible», afirma al respecto la Elaine Baker, coautora del informe y profesora de la Universidad de Sydney. «Estamos empezando a comprender que la acumulación de plástico puede tener amplias repercusiones en la salud del suelo, la biodiversidad y la productividad, todas ellas vitales para la seguridad alimentaria», dijo.

Seguridad alimentaria bajo amenaza

A finales del 2021, la FAO publicó el informe “Evaluación de los plásticos agrícolas y su sostenibilidad: un llamado a la acción”, en el cual se señala que emplear este material en la agricultura es una amenaza para la seguridad alimentaria. Este documento es el primero de carácter internacional que analiza el uso del plástico en los sistemas alimentarios.

Señala el informe, además de la amenaza que representa su empleo irracional en la agricultura para la seguridad alimentaria y la salud humana, que la contaminación por microplásticos de las tierras de cultivo es mayor a la que sufren los océanos. Por ello es imperioso mejorar la gestión de esos millones de toneladas de plástico que se utilizan cada año en los sistemas agrícolas y alimentarios.

Ya para 2016 una investigación del Instituto Noruego de Investigación del Agua (NIVA), alertaba de la presencia de microplásticos en los suelos agrícolas. El nuevo informe de la FAO amplía esta información y da una idea más nítida sobre el problema.

A medida que se realizan nuevas investigaciones se descubre que las partículas de plástico son más peligrosas de lo que se creía. Otro estudio realizado por expertos de la Universidad Estatal de Florida, Estados Unidos, concluyó que microplásticos y nanoplásticos afectan a las células pulmonares humanas, alterando su forma y desacelerando su metabolismo.

Mientras que una investigación anterior, realizada por la Universidad de Utrecht, arrojó que las partículas plásticas provocaban que las células inmunes murieran poco después de fagocitar estos materiales, algo que no ocurre si fagocitan microorganismos u otros cuerpos extraños.

Ventajas y desventajas del uso del plástico en la agricultura

El empleo de diferentes tipos de polímeros sintéticos en la agricultura se introdujo en los países desarrollados en la mitad del siglo XX, mientras que los países en vía de desarrollo adoptaron esta tecnología en la década de 1990. Desde hace algunos años, el plástico ayuda en la productividad y reduce las posibles pérdidas y desperdicio alimentario, mantiene las cualidades nutricionales de los alimentos, proporciona un microclima que mejora el crecimiento, protege plantas y árboles pequeños del daño de los animales, entre otras ventajas.

Si bien los beneficios del plástico en la agricultura han permitido grandes avances, es un material altamente contaminante que se degrada muy lentamente, o nada. Aunque se puede reutilizar, no siempre es posible hacerlo en la agricultura.

La mayoría de estos productos son de baja biodegradabilidad, por lo que generan elevadas cantidades de residuos que se convierten en microplásticos y nanoplásticos que estarán presentes en los suelos por muchos años. Además, causan contaminación visual al permanecer a la vista. Desde bolsas y objetos dispersos en las carreteras y campos, hasta invernaderos improductivos abandonados.

Gran parte del plástico utilizado en agricultura termina en basureros, quemado o abandonado en el medio ambiente, donde tienen un gran impacto ambiental. Desde los años 1950 se han producido 8.300 millones de toneladas de plástico para todo tipo de usos, que han generado, a su vez, 6.300 millones de residuos de los cuales, se calculó en el año 2017, que sólo un 9% habían sido reciclados. Además, los residuos de plástico acumulado en el mar se deshacen en más microplásticos, que ya se detectan en los análisis de las aguas y en algunos organismos.

Macro y micro plásticos

El uso del plástico en la agricultura es tan frecuente que son omnipresentes, tanto a través de los macroplásticos como de los microplásticos. Por una parte, los macroplásticos se utilizan como envolturas protectoras, cubriendo los invernaderos, protegiendo los cultivos, en los tubos de riego, sacos y botellas. Con el tiempo éstos se descomponen lentamente en fragmentos de menos de cinco milímetros de longitud, y se filtran al suelo.

Por otra parte, están los microplásticos añadidos intencionadamente incluso como revestimiento de fertilizantes, pesticidas y semillas. Estos pueden cambiar la estructura física de la tierra y limitar su capacidad de retención de agua, lo que puede afectar a las plantas al reducir el crecimiento de las raíces y la absorción de nutrientes.

Además, los aditivos químicos de los plásticos que se filtran al suelo también pueden afectar a las cadenas de valor de los alimentos con consecuencias negativas para la salud humana.

Increíblemente, el informe señala como la mayor fuente de contaminación por microplásticos en el suelo a los fertilizantes producidos a partir de materia orgánica, como el estiércol. Conocidos como biosólidos, pueden ser más baratos y mejores para el medio ambiente que los fertilizantes manufacturados, pero el estiércol está mezclado con microesferas, diminutas partículas sintéticas, lo que es motivo de preocupación.

¿Es posible librarse de los microplásticos?

Aunque algunos países han prohibido las microesferas de plástico, muchos otros microplásticos siguen entrando a los sistemas de aguas. Entre ellos filtros de cigarrillos, componentes de neumáticos y fibras sintéticas de la ropa. Los expertos afirman que el tamaño y la composición variables de los microplásticos dificultan su eliminación en las aguas residuales.

Para reducir la dependencia de los polímeros basados en hidrocarburos se está avanzando en la mejora de la biodegradabilidad de los polímeros utilizados en los productos agrícolas. Algunas películas de acolchado se comercializan ahora como totalmente biodegradables y compostables. Pero no todos lo son, algunos pueden ser tan tóxicos como los polímeros basados en combustibles fósiles, y su precio sigue siendo alto.

Los expertos afirman que la producción de polímeros de base biológica debe incluir las consideraciones de la agricultura sostenible y pueden sustituirse por soluciones basadas en la naturaleza. Por ejemplo, los llamados cultivos de cobertura protegen el suelo y no están destinados a ser cosechados. Esta estrategia puede suprimir las malas hierbas, contrarrestar las enfermedades del suelo y mejorar su fertilidad, pero pueden reducir el rendimiento y aumentar los costos.

«Ninguna de las soluciones (basadas en la naturaleza) es un remedio mágico», afirma la profesora Baker. Ante lo económico y fácil de trabajar del plástico, se hace difícil promover alternativas. La experta asegura que los gobiernos deben «desincentivar» el uso de plásticos agrícolas y restringir el uso de ciertos tipos de polímeros en los fertilizantes.

¿Vale la pena el beneficio?

Aunque el informe de la FAO reconoce que el uso del plástico en la agricultura es beneficioso para la protección y producción de alimentos, señala que su uso se ha generalizado y en muchos casos se trata de plástico de un solo uso que, una vez usado, se desecha. Por otra parte, la demanda de plásticos agrícolas crece año tras año, por lo que el problema se agrava.

Ese plástico se descompone convirtiéndose en microplásticos y nanoplásticos que en muchos casos contienen aditivos y otros elementos químicos que resultan perjudiciales para la vida humana y la vida silvestre, e incluso pueden ser portadores de microrganismos patógenos, lo que ofrece una idea de la amenaza que representa para la cadena alimentaria.

El riesgo es real. Una investigación realizada por expertos de la Universidad Estatal de Arizona, concluyó que microplásticos y nanoplásticos están presentes en órganos y tejidos humanos, siendo el primer estudio que evaluó la acumulación de partículas plásticas en el organismo.

En tanto, las estadísticas señalan que la producción agrícola usa cada año unos 12,5 millones de toneladas de productos plásticos. La agricultura y la ganadería son los sectores que más plástico utilizan con 10,2 millones de toneladas anuales, le sigue la pesca y la acuicultura con 2,1 millones de toneladas y la silvicultura con 0,2 millones de toneladas.

Agricultura sostenible: único futuro posible

La FAO ha advertido que, ante la ausencia de alternativas viables, la demanda de plástico en la agricultura aumentará cuando más bien se requiere desarrollar propuestas más sostenibles y respetuosas del medio ambiente.

Para poder desarrollar buenas prácticas de gestión recomiendan cubrir todos los aspectos a lo largo de las cadenas de valor agroalimentarias, y aumentar la investigación sobre el impacto de estos materiales en la salud.

También es esencial animar a los consumidores a replantear su consumo de plástico, y a los fabricantes a reducir la cantidad de plástico que utilizan.

«Aunque las investigaciones sobre el impacto de los plásticos en el suelo son todavía limitadas, hay pruebas de los efectos negativos en la salud y la productividad del suelo», afirma Elaine Baker. «Ahora es el momento de adoptar el principio de precaución y desarrollar soluciones específicas para detener el flujo de plástico desde la fuente hasta el medio ambiente» asegura.

 

Con información de ONU, Futurcrop y Gastronomía

Zenner de Polanía, Ingeborg y Peña Baracaldo, Fernando. “Plásticos en la agricultura: Beneficio y costo ambiental. Una revisión”. Revista UDCA Actualidad & Divulgación Científica, 2013.


No te pierdas

Los nanoplásticos invaden la Tierra de polo a polo

La contaminación por plástico podría triplicarse para 2040

> ¿Por qué debemos evitar el uso de las bolsas de plástico?

Deje un Comentario

@Copyright 2018-2024 | Haiman El Troudi | Todos los derechos reservados.

Si continuas navegando en esta web, aceptas el uso de las cookies Acepto Leer Más

Política de Cookies y Privacidad