Las dos construcciones de mayor importancia de la Hacienda de San Mateo, propiedad de la familia del Libertador durante más de dos siglos, constituyen un par de museos que cuentan historias del Simón Bolívar terrateniente, dueño de esclavos, y del que luchó por la libertad de los pueblos nuestroamericanos del imperio español.
Ubicada en los fértiles valles de Aragua, la planicie cuyos cultivos abarcaban en tiempos coloniales, desde la Encrucijada hasta Tejerías, tiene en la parte alta a la hermosa casa familiar, convertida en Museo Histórico Militar. A sus pies está el trapiche, actual Museo de la Caña de Azúcar.
La atmósfera de este Monumento Histórico Nacional (03-09-1964), también llamado Museo Casa Histórica Ingenio Bolívar y Hacienda Ingenio Bolívar, facilita al visitante imaginar al niño Simón correteando o montando a caballo; o recién casado, supervisando el negocio familiar; arengando a las tropas antes de la batalla de San Mateo; o admirando la valentía del capitán Antonio Ricaurte al inmolarse en ese enfrentamiento.
Museo de la Caña de Azúcar
Registrado en los escritos del geógrafo Alejandro Humboldt, quien en 1800 admiró su avanzado sistema hidráulico, el central azucarero de los Bolívar fue uno de los más grandes de Venezuela. Transformado en el Museo de la Caña de Azúcar una vez rescatadas sus instalaciones en 2014, refiere el proceso histórico-cultural del cultivo y procesamiento de este producto, incluidas sus prácticas esclavistas.
Este museo exhibe un canal de aducción, una rueda hidráulica, un horno con chimenea que usaba bagazo caña como combustible; además de calderas, bateas y alambiques que se usaban para producir derivados de la caña: papelón, azúcar y ron. También muestra la sala de pailas, la de combustión y la del alambique; así como la de exposición, con equipos antiguos como prensas de tabaco y de maíz, pilones, carretas y yunques de bueyes.
Destaca la colección de trapiches (molino para extraer el jugo de la caña), como el llamado fuerza bruta, porque era accionado por los esclavos o animales; el cunyaya, pequeña prensa manual de los indígenas Quiriquires; y el trapiche hidráulico, instalado por el abuelo paterno del Libertador, que accionaba el río Aragua.
La restauración del Ingenio Bolívar fue profunda. Techos, tejas, paredes y pisos fueron rescatados con los mismos materiales usados en la construcción original, entre ellos ladrillos y horcones de madera, arcilla, caña amarga y barro tapiado.
Museo Histórico Militar
La casa familiar de la Hacienda de los Bolívar en San Mateo, junto al resto de las instalaciones, fue comprada por el General Juan Vicente Gómez por 450 mil bolívares para el acervo de la Nación, en septiembre de 1924 y el primero de diciembre siguiente comenzó a funcionar como Museo Histórico Militar.
Esta carga histórica recae en la Batalla de San Mateo (1814), en la que el oficial neogranadino, Antonio Ricaurte, se inmoló al hacer estallar el polvorín del parque de armas del Ejército Libertador antes de caer en manos de las fuerzas españolas comandadas por el sanguinario José Tomás Boves, lo que demoró su avance para atacar Caracas.
Así lo contó la negra Matea: “Cuando los españoles bajaban el cerro, el niño Ricaurte mandó a salir a la gente y fue a la cocina. Le pidió un tizón de candela a la niña Petrona y nos mandó a salir para el solar (…) subió al mirador, donde estaba la pólvora. Cuando corríamos para el pueblo, estalló el Mirador, y a nosotros nos metieron en la iglesia”.
Los y las visitantes de este Monumento Histórico pueden apreciar la estatua de Ricaurte (del escultor Lorenzo González) prendiendo fuego a los pertrechos para volarlos, ubicada en los jardines de cara a los sembradíos. También verán los cañones, armas y documentos de la época, una réplica de la espada que en 1825 le diera Perú al Libertador; así como mobiliario y retratos, entre los que destaca el de su esposa, María Teresa del Toro Alayza.
San Mateo es Bolívar
El 22 de febrero de 1814, a 10 días de la Batalla de La Victoria, el Libertador escogió a su propia hacienda como sitio estratégico para: vigilar los movimientos de Boves a la espera de refuerzos de oriente, alimentar a sus tropas y recibir a quienes se sumaban a sus filas. Ante tal maniobra, Eduardo Blanco escribió en su Venezuela Heroica. “San Mateo es Bolívar: la energía de todo un pueblo sintetizada en un hombre”.
San Mateo también es el niño Simón, jugando con sus tres hermanos a los siete años, cuando su madre, doña María de la Concepción Palacios y Blanco fue a recuperarse de las primeras expresiones de la tuberculosis que acabaría con su vida.
Este lugar determinante en el desarrollo físico, emocional e intelectual de Simón Bolívar fue escenario de las enseñanzas robinsonianas del maestro Simón Rodríguez, y de la felicidad conyugal del enamorado joven recién casado.
Muchos años después de la inmortalidad de Ricaurte, el Libertador le asignó 3.000 pesos a su hermana María Antonia para restaurar la casa familiar. En la misma carta, desde Perú, también le pidió un nuevo salón y plantar un rosal. La tarea fue cumplida a medias, gracias a lo cual el parque de las municiones puede ser apreciado como quedó tras la explosión en la que también murió un grupo de realistas.
Con información de Historia de Venezuela Visual, IAM Venezuela y Venezuela Tuya
– Blanco, Eduardo. Venezuela Heroica. Distribuidora Escolar S.A. (1978)
– Rumazo González, Alfonso. 8 Grandes Biografías. Tomo I. Ediciones de la Gobernación del estado Sucre, (Cumaná, 2001).
Fotos cortesía de El Clarín, San Mateo 2001 y Alba Ciudad
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