José Pío Tamayo, insigne tocuyano e integrante de la generación del 28, fue pionero de la palabra y de la revolución. Teniéndolo todo, ofrendó su vida a la causa de la libertad. Este polifacético venezolano quien se destacó como escritor, periodista, poeta y luchador social, es considerado como el precursor del movimiento marxista en Venezuela.
Su participación en la semana del estudiante de 1928, quedaría registrada en la historia venezolana con su poema “Homenaje y demanda del Indio”, símbolo y manifiesto democrático de la denominada Generación del 28, que enfrentó con dignidad patriótica a Juan Vicente Gómez. Versos en los que exhortaba a la Reina de los Estudiantes Beatriz I a invocar la Libertad, por lo que la creación literaria fue interpretada por Gómez, como sediciosa y comunista.
Hoy en día su obra, dispersa en periódicos y revistas, ha sido parcialmente recogida en antologías. Sin embargo, no ha sido aún valorada en toda su dimensión ética y política.
Solo 37 años vivió José Pío Tamayo, pero en ese corto tiempo trazó las líneas para una nueva concepción de la historia, la educación, la política y la libertad con visión verdaderamente revolucionaria. Recorrió con su palabra libertaria muchos de los países nuestroamericanos.
Temprano amor por las letras
El 4 de marzo de 1898 nació en El Tocuyo, estado Lara, José Pío Tamayo Rodríguez. Escritor, comerciante, poeta y luchador social, por cuyos ideales revolucionarios llegaría a ofrendar su propia vida.
Hijo de José Antonio Tamayo Pérez y Sofía Rodríguez, fue el mayor de once hijos de una familia dedicada al cultivo de caña y al comercio. Aprendió las primeras letras bajo la dirección de su tía, la maestra tocuyana Juana Francisca Rodríguez. Continuó estudios en el liceo Bolívar y en el colegio La Concordia de El Tocuyo.
Desde muy temprana edad mostró interés por las letras. A los once años se escapaba de la escuela para ir a la biblioteca de Bartolomé de Lozada, con el propósito de descubrir nuevos horizontes. En 1912, con 14 años, su padre lo inscribió en el colegio La Salle de Barquisimeto. Allí fundó la imprenta «Gil Blas» junto a un grupo de amigos y también escribió artículos que fueron publicados en varios periódicos.
A la muerte de su padre en 1914, regresó a su pueblo natal para hacerse cargo de la hacienda familiar, «El Callao», donde dio un mejor trato a los trabajadores y creó una granja porcina. Consciente de la causa de los pueblos, promovió la organización campesina a través de la conformación de cooperativa y la autogestión de servicios. Fue fundador del primer transporte colectivo entre Barquisimeto y el Tocuyo a bajo precio. También abrió un cinematógrafo y el Botiquín Júpiter, e intentó fundar un Central Azucarero, que le ocasionó grandes pérdidas materiales a la familia.
Ideas subversivas
Fundó, en 1917, la revista lírica “Renacimiento” de breve duración. Crea el centro cultural El tonel de Diógenes, dedicado a reflexionar sobre la poesía y la política, así como también los periódicos «El Juvenil», «Saltos y Brincos» y «Ayacucho».
Posteriormente, José Tamayo Pío escribe la novela “El dolor de los Granujas”, cuyo contenido se manifiesta contra el orden establecido. Esto, sumando a su labor social y cultural, despertaron la suspicacia del gomecismo.
El entonces presidente del estado Lara, general Velasco dio un mensaje claro: “Pío debe salir de Venezuela o será detenido porque tiene ideas subversivas y comunistas”. Desde ese momento comienza el peregrinaje de Pío Tamayo por nuestra América.
Huella latinoamericana
Dejó su tierra el 11 de julio de 1922. Llegó a Puerto Rico donde trabajó en un central azucarero, fundó la revista “Bohemia” y colaborador de la revista «Puerto Rico y Gráfica». Un año después, en julio de 1923, se trasladó a Nueva York donde trabajó en una imprenta. Ese mismo año José Pío Tamayo emigró a La Habana en septiembre, ciudad donde contactó a grupos de oposición al gobierno de Juan Vicente Gómez, escribió para el periódico Venezuela Libre, dirigido por Francisco Laguado Jaime, la “Revista Universitaria” y «El Libertador».
Se familiariza entonces con los postulados del marxismo y se suma a un grupo venezolano de lucha contra Gómez, de matiz socialista, y a la «Liga Antiimperialista de las Américas». Participa además en la fundación del Partido Comunista cubano.
En mayo de 1924 viajó a Barranquilla, Colombia, donde fundó la organización Unión Obrera Venezolana, de inspiración marxista, a favor de la conciencia y la unidad de la clase trabajadora. Al año siguiente, en septiembre, viajó a Panamá como delegado al Congreso de Estudiantes Bolivarianos. Durante su estadía participa como organizador y dirigente de una huelga de inquilinos desarrollada ese mismo mes. Fue detenido y enviado a Colón en calidad de prisionero y después expulsado, junto a otros dirigentes extranjeros de la huelga.
Posteriormente José Pío Tamayo se dirigió a Guatemala, pías de donde fue expulsado inmediatamente por el gobierno de José María Orellana. De ahí se trasladó al Salvador y, tras muchas dificultades, llegó a San José de Costa Rica en diciembre de 1925. En esa ciudad colabora con la revista Siluetas de la cual llega a ser el director y en los periódicos Avispas y Nueva Prensa.
Misión revolucionaria
Pío Tamayo regresó a Venezuela aprovechando la amnistía de Francisco Baptista Galindo, Secretario General de la Presidencia, en 1926. Su misión revolucionaria fue organizar un movimiento para derrocar al tirano. Pronto se dio cuenta que no había condiciones para impulsar cambios verdaderos, debido a la lucha entre aspirantes a caudillos.
Se trasladó a Caracas para operarse de la sinusitis que lo aquejaba. Durante su estadía en la capital continúa con sus actividades políticas y literarias colaborando en la revista «Elite» y en el diario «Mundial».
En 1928 se suma a los organizadores de la Semana del Estudiante. Como acto inaugural, participa en la coronación de Beatriz I, Reina de los Estudiantes, en el Teatro Municipal de Caracas. Allí lee su “Homenaje y demanda del Indio”, documento considerado como el Primer Manifiesto Antigomecista, que culminaba con una invocación a reconquistar la libertad perdida.
El poema fue duramente criticado. Finalmente fue detenido el 13 de marzo y enviado, junto a otros dirigentes estudiantiles, a la cárcel de La Rotunda y luego al castillo de Puerto Cabello, donde pasó siete años en un calabozo por debajo del nivel del mar.
Se impone a la represión cuando, tras las rejas, funda la “Carpa Roja”, espacio para la formación política, el estudio y el debate donde inicia a sus compañeros de cautiverio en el marxismo. Durante sus años detenido se le agudiza la sinusitis crónica y contrae tuberculosis. Fue puesto en libertad, en diciembre de 1934. Su estado de gravedad era tal, que los médicos aseguraron a Gómez que no duraría mucho con vida. Pero, su férrea voluntad le llevó a sobrevivir diez meses más.
José Pío Tamayo inmortalizado
Siete años de cruel e inhumano encarcelamiento en las mazmorras de la tiranía gomecista, hicieron mella en José Pío Tamayo. El 5 de octubre de 1935, con tan solo 37 años de edad, quedó inmortalizado en la conciencia de los pueblos que, inspirados en su ejemplo, luchan por la construcción de una sociedad más justa.
Previo a su desaparición, en agosto de 1934, Pío Tamayo le escribió a su madre para explicarle la situación en la que se encontraba: “Madre, muero asesinado por lo verdugos que también asesinan a Venezuela. Mi condena obedece a que el gobierno ha tenido noticias de que tengo escuela de comunismo en el castillo. De comunismo no, pero sí de idealidad avanzada, por ello me he esforzado en aumentar mi preparación”.
Su legado, obra narrativa y poética, contribuciones a las luchas revolucionarias, políticas y sociales en Venezuela, es parte de lo afirmativo venezolano, de Latinoamérica y el Caribe.
También lo es, su aporte en la formación de una importante generación de combatientes. Destacan entre ellos Rodolfo Quintero, Kotepa Delgado, Miguel Otero Silva, Juan Bautista Fuenmayor, Fernando Key Sánchez, Miguel Acosta Saignes, Raúl Osorio, Jóvito Villalba, Iván Darío Maldonado, y Angel “La Bruja” Márquez. Muchos de sus alumnos fundarían luego el Partido Comunista de Venezuela.
Precursor de los ideales revolucionarios
De pensamiento y obra profundamente progresista y humanista, el tocuyano José Pío Tamayo pasó a la historia venezolana como pionero de la palabra y la revolución. Sus trabajos, cartas, poemas, artículos y documentos son testimonio de su lucha.
El pensamiento de este joven nacido en El Tocuyo, estado Lara, trascendió fronteras y germinó en la consciencia de los pueblos. En su homenaje fue creada la cátedra libre Pio Tamayo, en la Universidad Central de Venezuela (1983), para el estudio de la historia de las ideas políticas en nuestro país.
Pío Tamayo es considerado entre los precursores del movimiento literario vanguardista por sus escritos.
Con información de Alba Ciudad, Venezuela e Historia, VTV y Ministerio de la Cultura
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