Pese a que viven en el planeta desde hace más de 100 millones de años, las tortugas marinas son una especie milenaria pero vulnerable que, no obstante, exhibe un gran valor en una impresionante y conmovedora carrera hacia el mar, apenas nacen.
En los mares venezolanos habitan cinco de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo. Cuatro anidan en nuestras playas: Cardón (Dermochelys coriácea), Cabezón (Caretta caretta), Carey (Eretmochelys imbricata) y Verde (Chelonia mydas ); mientras que la tortuga Maní (Lepidochelys olivácea) viene para alimentarse.
La supervivencia de todas estas especies está catalogada con algún grado de vulnerabilidad por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), por lo que su preservación es de especial interés para los organismos oficiales y privados del país.
Carrera por la vida desde el cascarón
Apenas salen del cascarón, las tortuguitas marinas inician su carrera por la vida. Literalmente, corren contra reloj para llegar al mar y no convertirse en el alimento de otros animales o para evitar ser víctimas de algunos humanos de la vecindad.
Poco antes han roto el cascarón del huevo donde pasaron unos 60 días para luego salir del hueco, que sus madres cavaron en la arena y al que taparon antes de volver al mar para no regresar a cuidarlos. Una tarea titánica durante la cual los recién nacidos arañan la arena de los lados y de la parte superior del nido. Ésta va cayendo en el fondo junto a las cáscaras de los huevos con lo cual la superficie se va levantando gradualmente, lo que facilita su ascenso.
Todo esto ocurre al anochecer, porque hay menos amenazas y porque las tortugas bebés se orientan con el reflejo de la luna en el mar para ubicarlo. Hoy es común ver liberaciones contraladas de tortugas marinas recién nacidas. Así se evita el peligro de los depredadores o que luces artificiales desorienten a las crías.
Primeros años críticos
Las tortuguitas marinas nacieron sin mamá tortuga a su lado y así seguirán, por lo que los primeros años de vida continuarán siendo críticos. Deben conseguir sin ayuda su alimento, además de sortear los peligros del mar.
Afortunadamente están en mar abierto, donde pueden desarrollar una velocidad de desplazamiento de 60 kilómetros por hora, sumergirse hasta unos 60 metros y contener la respiración hasta por 10 minutos.
El océano Atlántico y el mar Caribe son de especial atractivo para las jóvenes tortugas, porque están colmados de plantas acuáticas, que proporcionan variedad de alimentos y porque hay pocos depredadores naturales.
Mamá tortuga vuelve pero con nuevos huevos
Una característica que no deja de impresionar al mundo es que las tortugas marinas hembras siempre van a poner sus huevos en las mismas playas donde nacieron, por lo que las mamás tortugas sí vuelven, pero entre dos y tres años más tarde, para hacer otro nido y poner nuevos huevos.
El ciclo de vida de las tortugas marinas es largo y complejo. Con ciertas variaciones de acuerdo a cada especie, tardan entre 20 y 25 años en llegar a la edad reproductiva y tienen que recorrer miles de kilómetros entre sus áreas de alimentación y anidamiento.
Son animales omnívoros. En líneas generales se alimentan de algas, peces, erizos, medusas, calamares, esponjas y crustáceo, en cuya búsqueda realizan sus largas migraciones.
Las tortugas marinas se agrupan en dos familias: Dermochelyidae y Cheloniidae. En la primera se incluye la tortuga Cardón. En la segunda se incluyen la tortuga Carey, la tortuga Verde, la Caguama y la Lora o Guaraguá. Todas presentes en las costas e islas de Venezuela.
Tortuga Cardón o Laúd, la más grande el mundo
Es la más grande del mundo con una longitud de hasta 165 centímetros. Su principal característica es que carece de placas córneas y en su lugar tiene un caparazón liso, ligeramente flexible y cubierto de piel.
La Cardón también es la más oceánica de las tortugas marinas. Cada año abandona las aguas tropicales del mar Caribe para ir a las aguas polares siguiendo el Corriente del Golfo. Pueden llegar a pesar hasta 500 kg, alimentándose exclusivamente de medusas o aguamalas y calamares.
Para anidar prefieren playas largas y libres de rocas y lo hacen bianual o trianualmente, hasta 6 veces por temporada, con un promedio de 170 huevos en cada puesta. Está catalogada como Vulnerable por la UICN, pero en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana aparece en la categoría de especies en Peligro Crítico, junto a la tortuga Carey.
Cabezón, Caguama o Boba
Tener la cabeza muy grande respecto a su cuerpo la diferencia del resto de las tortugas marinas. En algunas zonas se le llama boba porque en ocasiones es lenta para cazar y es presa fácil para la captura. El caparazón es liso y ovalado, más largo que ancho, llegando a medir 120 cm de longitud.
Puede pesar hasta 200 kg y se alimenta principalmente de moluscos, crustáceos y peces.
Puede alcanzar la madurez sexual entre los 12 y 35 años. Las hembras anidan cada dos a cuatro años, construyendo hasta 4 nidos por temporada con intervalos de 12 a 17 días. Las posturas fluctúan entre 80-120 huevos. Al igual que la tortuga Cardón, está catalogada como Vulnerable por la UICN.
Tortuga Carey: importante papel ecológico
Su nombre común en ingles significa “pico de halcón”. Es una de las más pequeñas de todas las tortugas marinas. Su caparazón puede medir hasta 90 cm y pesar hasta 80 kilogramos. La tortuga carey juega un papel ecológico importante en la salud del ecosistema de los arrecifes, porque se alimenta con tipos específicos de esponjas, lo que le da oportunidad a otras especies para competir por el espacio y los nutrientes disponibles en el arrecife, así como llegar a establecerse en este espacio.
Como es una de las especies más hermosas , es la más perseguida por el hombre que usa sus escamas para la fabricación y venta de artesanías, instrumentos y joyas pese a la prohibición de su comercialización en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Las tortugas Carey alcanzan la madurez entre los 20 y los 40. Anidan cada dos años o más, y ponen entre dos y cinco veces por temporada un promedio de 160 huevos en cada nido. La UICN la clasifica como una especie en Peligro Crítico de Extinción, tanto por su comercio ilegal como por la destrucción de los arrecifes de coral a causa tanto del cambio climático y del aumento en sedimentos.
Tortuga Verde, Blanca, Honu o Cahuama
Es la más grande de las tortugas marinas de concha dura. Su nombre se debe al color verde de su grasa. El caparazón puede medir hasta 120 centímetros de largo y puede llegar a pesar hasta 230 kilogramos. Destaca porque al hacerse adulta es netamente herbívora.
Como migran mucho, juegan un papel ecológico muy importante al ayudar a repartir los nutrientes desde áreas ricas (por ejemplo, lechos de pastos marinos) hasta áreas pobres en nutrientes, como las playas. Puede alcanzar la madurez sexual entre los 10 a 30 años. Es capaz de anidar entre 2 y 6 veces por temporada y depositar unos 112 huevos por cada nido con intervalos de 12 a 14 días.
Es la más apreciada por el hombre como alimento y hasta se le conoce como tortuga de sopa. Es cazada por sus huesos, carne, cuero y una sustancia cartilaginosa llamada calipee. Se encuentra catalogada como en Peligro de Extinción por la UICN.
Maní, Guaraguá o Lora
Es la más pequeña de concha dura y la única que viene sólo a alimentarse principalmente en la costa de los estados Sucre, Anzoátegui y Nueva Esparta. Su caparazón es casi redondo y mide unos 66 centímetros de longitud. Puede pesar entre 30 y 45 kilogramos. Es carnívora, con preferencia por camarones, otros crustáceos y moluscos.
Aunque no lo hacen en Venezuela, las hembras anidan 2 ó 3 veces por temporada. En cada nido colocan de 80 a 100 huevos con intervalos de 14 a 18 días. Pasó de la categoría de En Peligro a Vulnerable en la lista de especies amenazadas de la UICN, lo que significa que se aleja de la amenaza de extinción.
Peligros y protección de las tortugas marinas
Dentro de las principales causas que influyen en la disminución de las poblaciones de tortugas marinas en Venezuela se encuentran: la captura directa e incidental de adultos en la pesca, alteración del habitad de alimentación, recolección ilegal de huevos; pérdida y alteración de las playas de anidación; y los efectos de la iluminación artificial en las playas, que desorienta a los neonatos desviando su camino al mar.
Ante esto se aplican estrategias para la conservación de las tortugas que parten de los proyectos de conservación que ejecuta el gobierno nacional. Destacan: la protección de hembras, huevos y liberación de crías; monitoreos de los tamaños de la población de tortugas, mayor participación estatal en los programa de conservación; educación y difusión para lograr la participación de las comunidades; promoción del uso de carnadas no atractivas para las tortugas, así como del uso de anzuelos circulares a más profundidad y el uso de redes TED (Sistema de exclusión de tortugas).
Las tortugas son especies que cumplen un rol clave en los ecosistemas marinos. Entre otras bondades, son de los pocos animales que comen pastos marinos ayudando a mantenerlos saludables y contribuyen en la repartición de nutrientes desde las aguas más ricas a la más pobres. Los mares y océanos cubren alrededor del 70% de la superficie terrestre y son el hábitat de más del 90% de la biomasa viviente, proporcionando múltiples recursos y beneficios a la raza humana, en especial alimentos, por lo que su preservación es esencial.
Con información de Fundación La Tortuga, Venezuela Tuya, Explorando Rutas, Gestión Ambiental, Humboldt ORG, Ecured y UICN
Fotos cortesía de Wikipedia, Tortugas Wiki, Wikieva.ORG, Viaje Marino y Semana
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0 comentarios
Que buen artículo , me recuerda mi infancia en oriente , donde las veía en las playas, lástima la depredación ojala tomemos conciencia.