Barlovento es una de las regiones con mayor historia en la producción del cacao venezolano, actividad estrechamente vinculada al profundo arraigo popular de las expresiones culturales del estado Miranda.
Tan importante es esta zona cacaotera que sus cultivos han sido declarados Bien de Interés Cultural por el valor histórico, formativo y ambiental, que estos sembradíos representan para los barloventeños.
Tierra bendecida con suelos fértiles y una buena distribución de pluviosidad anual, esta subregión mirandina posee tres ejes geográficos donde se cultiva el llamado “alimento de los dioses”: Los Municipios Acevedo y Páez, el eje Higuerote-Curiepe, y el de San José- Río Chico.
La ruta del cacao barloventeño
La ruta del cacao barloventeño comienza, aproximadamente, a una hora de Caracas, siguiendo la autopista que va desde la capital del país a Guatire para continuar hasta Caucagua, capital del municipio Acevedo.
Específicamente en el eje carretero de la troncal 9, que inicia en Caucagua y culmina en el sector El Guapo, se encuentran haciendas cuyos dueños fueron “grandes cacaos” de la colonia, así llamados porque sus inmensas fortunas fueron amasadas con el cultivo y comercialización del Theobroma cacao L, su nombre científico.
La mano de obra de estas haciendas eran los esclavos traídos de África. Con el tiempo, sus asentamientos se fueron convirtiendo en pueblos. Hoy, comunidades como Panaquire, El Clavo, El Guapo y El Bachiller, son referencia histórica dada su importancia como centros cacaoteros.
Entre las haciendas que se encuentran en este eje del cacao, figuran: El Rosario, Los Urrutia, La Rosota, La Concepción, Providencia, Chaguaramas, La Sorpresa, Calle Larga, Santa María, San Martín, Bolívar, San Agustín y Guaraco.
Un eje con acento turístico
El segundo eje geográfico donde se cultiva el cacao de Barlovento es el de Higuerote-Curiepe, con un marcado acento turístico porque Higuerote posee hermosas playas y está a solo hora y media de Caracas; mientras que Curiepe es famosa por el repique de sus tambores para celebrar a San Juan, así como por la veneración de su Niño Jesús.
Una de las referencias en cacao y chocolate de este eje es la Fábrica de Chocolates La Flor de Birongo, poblado cuyo atractivo turístico también está vinculado a la celebración de fiestas tradicionales como la del Niño Jesús de Birongo, el velorio de Cruz de Mayo y San Juan.
Un considerable número de comunidades en las que el cacao continúa siendo la principal actividad económica destacan del eje San José y Río Chico. Desde La Compuerta hasta Campo Alegre, se encuentran comunidades cacaoteras como Perdomo y García, de gran importancia en producción de cacao Carenero Superior. También destacan las fincas El Cerro, Las Mercedes, La Armonía, San Gregorio, Santo Domingo y Mérida, ubicadas en el municipio Andrés Bello.
El cacao, actividad ancestral
Para muchas familias barloventeñas el cacao es el centro de sus vidas, pues se trata de una actividad económica heredada de sus ancestros, la cual mantienen pese a que algunos consideran pocas las ganancias, en comparación con la demanda mundial para la elaboración de chocolates.
Existen diversos tipos de comercialización. Algunos productores venden el grano ya fermentado a importantes centros de acopio. Otros lo comercializan a puerta de corral, vale decir dentro de su comunidad, a intermediarios, quienes lo ofrecen a grandes empresas.
Pequeñas fincas familiares ofrecen a los turistas chocolates artesanales como tabletas, bombones, la tradicional bolita de cacao para una rápida preparación del manjar en taza y el licor de Cacao. Se ofrecen recorridos, demostración de elaboración de chocolate y hasta repique de tambores. Es el caso de “Mis Poemas” (San José de Barlovento), La Ceiba (Cumboto) y Choco Chaca (Panaquire), entre otras.
Virgen de Las Mercedes, patrona de Barlovento
Como la mayoría de sus expresiones culturales, la historia de la virgen de La Mercedes, patrona de Barlovento, patrona de los campos y de las siembras, soberana del mar y de la tierra, está vinculada a la actividad cacaotera.
De acuerdo a la tradición, esta advocación de la Virgen María, llegó a las costas venezolanas en el siglo XV. Ya en Caracas, libró a los sembradíos de cacao de una terrible plaga. Este milagro salvó la economía del país, lo que le valió a “Mercedita” el título de Virgen del Cacao.
Luego, por ser protectora de las siembras, la virgen fue llevada a Barlovento por el obispo Mariano Martí, quien fundó en su nombre la población de Río Chico de las Mercedes, el 24 de septiembre de 1791. En el año 2017, al conmemorarse 226 años de su llegada a tierras barloventeñas, la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Río Chico fue declarada Bien de Interés Cultural de la Nación.
El cacao forma parte de la identidad nacional
La producción y comercialización de cacao fue la principal actividad económica del país durante la colonia. Los historiadores refieren que este fruto constituyó el eje en torno al cual giró toda la vida social, política, económica, religiosa y artística de esa época, por lo que forma parte de la identidad nacional venezolana desde hace unos 400 años.
El cultivo del cacao fue desplazado de la capital venezolana y del Litoral Central a otras regiones del país, donde se fue asentando. En el caso de Barlovento, donde se le ha erigido un monumento, ha sido determinante en la comunión de sus poblaciones en torno a manifestaciones artísticas, musicales, los valores y costumbres, la gastronomía, la religión, la arquitectura, la economía y la biodiversidad.
Pese a los altibajos en la historia de su producción, el “alimento de los dioses” venezolano se ha ido reposicionando como el mejor del mundo. Por la calidad de sus granos criollos, trinitarios o deltanos, y forasteros amazónicos, nuestro cacao ofrece una amplia gama de opciones para disfrutar sabores, combinaciones y texturas de deliciosos chocolates. Los mejores. Esos que se derriten en el paladar.
Con información de Revista Sapiens, Viva el Cacao, Puro Chocolate, Alba Ciudad y Sinposetovar
Fotos cortesía de Viva el Cacao, Últimas Noticias, Hispanopost y Mipcci
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