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Arismendi transformó a pescadores y labriegos margariteños en soldados patriotas

por Haiman El Troudi
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Bajo el mando de Juan Bautista Arismendi, aguerridos pescadores y labriegos margariteños se transformaron en soldados patriotas que, pese a su gran desventaja numérica y carencia de armamento, pusieron en jaque al ejército español y lograron liberar a la isla caribeña, convertida en territorio estratégico para la reconquista de Venezuela rumbo a la tercera República.

Arismendi lideró la insurrección margariteña, en 1815, al caer la máscara de disposición a la convivencia entre patriotas y realistas, que portaba el imperio español luego del plan de amnistía propuesto por Pablo Morillo, a su llegada a la isla. Todo para evitar enfrentamientos en la retoma del poder por parte de los realistas, tras la pérdida de la segunda República.

El prócer insular logró huir de una emboscada para apresarlo, alertado por su esposa, Luisa Cáceres, pero ésta fue apresada para obligarlo a claudicar. La pareja no cedió a las presiones imperiales, pese a las vejaciones a las que fue sometida la joven Luisa, quien perdió a su hija apenas nació, y a las tentaciones de canje ofrecidas a Arismendi, quien no obstante trató de rescatarla en dos oportunidades.

Juan Bautista Arismendi inició la carrera militar a los 20 años

Imagen satelital de la Isla de Margarita. Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Satélite Miranda.

Hijo de un capitán de milicias llamado Miguel Arismendi Marcano y de doña Mariana Subero de Ibáñez de Eguía Alfonzo, Juan Bautista Arismendi nació en La Asunción, isla de Margarita, el 15 de marzo de 1775. Con 20 años, para muchos de la época una edad algo avanzada, inició la carrera militar como cadete de un batallón de milicias en su provincia natal.

Catorce años más tarde contrajo nupcias con María del Rosario Irala con quien tuvo tres hijos: Ignacio, Miguel y Basilio. Al primero lo llevó cuando escapó de la trampa del gobernador realista Joaquín Urreiztieta para apresarlo, en 1815. El segundo fue sometido a régimen de presentación por la Corona, pero se evadió, luego de lo cual le fueron confiscados casi todos sus bienes.

Juan Bautista Arismendi enviudó cuando tenía nueve años de casado. Para entonces ya había participado en la expedición que, en 1812, envió Francisco de Miranda para conquistar la provincia de Guayana, una de las que no se anexó a la gesta emancipadora iniciada en abril de 1810. El margariteño fue uno de los oficiales con mayor rango militar al inicio de la Guerra de Independencia por haber sido ascendido al grado de coronel, luego de proclamada la independencia.

Apresado a la caída de la primera República

Museo Casa Natal del General Juan Bautista Arismendi.

Tras la pérdida de la primera República, Arismendi, junto a un grupo de patriotas, fue apresado por el gobernador realista de Margarita, Pascual Martínez. Luego fue enviado a las bóvedas de La Guaira, donde fue liberado tras varios meses de zozobra ante la posibilidad de pasar por el cadalso.

Sólo pasó un año para que Juan Bautista Arismendi depusiera al gobernador que lo mandó a apresar. Pascual Martínez murió en el combate en el que el héroe margariteño lideraba a la fuerza patriótica. Ya en Caracas, en noviembre de 1813, reconoció la autoridad de Simón Bolívar, ya proclamado Libertador.

En la capital venezolana, recibió la orden de reforzar con una columna la posición de Barlovento, donde el teniente coronel Francisco Bolívar Aristiguieta había sido enviado a cooperar con algunas unidades de las tropas de oriente contra partidas realistas que operaban en los pueblos de Panaquire, Mamporal, Río Chico, entre otros de la zona.

De gobernador a líder de la insurrección de los margariteños

Juan Bautista Arismendi. Óleo de Martín Tovar y Tovar. Colección del Palacio Federal Legislativo

En 1815, Juan Bautista Arismendi era gobernador provisional de Margarita cuando el general realista, Pablo Morillo, llegó con una expedición conformada por unas 60 naves que transportaban unos 15.000 hombres.

Pese al plan de amnistía presentado por Morillo y aceptado por Arismendi, la intención de los españoles siempre fue subyugar a los republicanos. Sospechando que el prócer conspiraba desde su residencia, en el norte de la isla, se urdió el plan de apresarlo en la fiesta organizada para celebrar la caída de Napoleón Bonaparte.

La noche de la celebración, dejó una excusa de no asistencia con su esposa, Luisa Cáceres de Arismendi, y huyó alertado por ésta del plan en su contra. Era el último cuatrimestre de 1815. El prócer organizó la resistencia en el cerro El Copey, cuya altitud asciende a los 890 metros sobre el nivel del mar y está cercano a La Asunción y al castillo de Santa Rosa, donde eventualmente estuvo prisionera la ahora heroína de la independencia.

“Sin Patria no quiero esposa”

No poco tiempo después del traslado de Luisa Cáceres al castillo de Santa Rosa, y ante los avances de los margariteños, el jefe realista Joaquín Urreiztieta le propone a Arismendi, a través de un emisario, canjear a los prisioneros que tiene en su poder por su esposa.  «Diga al jefe español que sin patria no quiero esposa», fue la rotunda respuesta del líder de la insurrección.

Muchos años pasaron. Llegó un día en que el hijo mayor de Arismendi y Luisa Cáceres, planteó a su padre que, con la respuesta dada al español, si bien daba muestra de su abnegación con la patria, también daba lugar a sospechar que su madre no era querida por su esposo con el entrañable amor que éste le demostraba diariamente.

Ante la inquietud del joven, Arismendi respondió: “Hijo, entonces como ahora mi amor por tu madre era entrañable; pero de nada me habría servido lograr la vida de la esposa, si la patria se perdía”.

Margariteños en unión cívico militar

Desde el inicio de la rebelión, el pueblo margariteño se unió en torno a Juan Bautista Arismendi para defender a su isla. Oficiales y soldados, al mando del prócer oriental, entrenaron a pescadores, labriegos y todo el o la que se quiso sumar en una valerosa unión cívico militar.

Desde el inicio, la insurrección contó con poco equipamiento militar, por lo que Arismendi empleó su energía, audacia y perspicaz inteligencia en lograr que el ya conformado ejército patriota continuara atacando al enemigo y resistiera ante las carencias, mientras llegaban los pertrechos necesarios.

Una expedición a Trinidad en busca de insumos militares fue frustrada al ser apresados los emisarios. Ante la falta de dinero para repetir la búsqueda, pero esta vez en las islas Granada y San Thomas, las margariteñas cedieron con gusto sus alhajas. Quienes no combatían, proporcionaban alimentos, agua, ropa. Era la entrega del corazón de un pueblo por su libertad y el respeto al líder de inmensa abnegación patriótica.

Así quedó asentado en un informe enviado a Morillo: “Prescindiendo de su fuerza armada, que es numerosa; y su caballería, que pasa de 200 hombres, tienen muchas trincheras y baterías en todos los caminos y lugares que dominan. Han puesto espías y puntos avanzados en todos los pasos y alturas, construido reductos, y apurado de una manera no vista todos los medios de defensa que caben en la posibilidad, pues como saben que han de morir, se defiende hasta con hondas (chinas) y piedras”.

Pasó de la resistencia a la ofensiva

Castillo de Santa Rosa, orgullo histórico del pueblo margariteño

Castillo de Santa Rosa, La Asunción, Isla de Margarita, estado Nueva Esparta.

En no pocas ocasiones los guerreros margariteños usaron palos, hondas y piedras para defenderse en la desigual lucha. La situación era de resistencia ya casi desesperada, cuando llegaron los esperados pertrechos. Entonces, la resistencia pasó a la ofensiva y continuó el daño a los invasores españoles.

Pero de nuevo faltó el equipamiento y los alimentos escaseaban. El lema era “vencer o morir en la contienda” cuando un nuevo auxilio llegó. En esta ocasión fue de la expedición de Los Cayos, estrategia militar que comandó el Libertador Simón Bolívar desde Haití para retomar la República.

Siete buques de guerra con unos 150 patriotas llegaron a la isla y derrotaron a los españoles que quisieron impedirlo, con ayuda de la resistencia margariteña en tierra. Los españoles huyen del Castillo de Santa Rosa, que es tomado por Arismendi, pero ya su esposa no está ahí.

La invitación de Arismendi a Bolívar

Cerro El Copey, espacio de especies endémicas

Cerro El Copey

Arismendi le ofreció al Libertador Simón Bolívar, cuando éste preparaba expedición de Los Cayos, llegar a la parte de Margarita que él dominaba. Modesto de naturaleza, el margariteño nunca se sintió parte de las rivalidades por el poder de algunos próceres orientales.

Su propósito era salvar al país sin intereses personales. Así, constituyó a Margarita en estratégica base de operaciones de la exitosa expedición de Los Cayos, donde se realizó la Junta del 16 de mayo de 1816, convocada por Bolívar, en la cual éste resultó electo por unanimidad Jefe Supremo de la República con amplias facultades para salvar a la patria de todo trance.

El voto de Arismendi y sus compañeros de combate fue crucial en esta asamblea, en la que además Bolívar lo proclamó General en Jefe de los Ejércitos de la República.  El general Santiago Mariño fue elegido segundo jefe supremo.

 El reencuentro entre Arismendi y su esposa

Luisa Cáceres de Arismendi

Casi tres años transcurrieron para que Juan Bautista Arismendi y Luisa Cáceres se reencontraran. Luego de la terrible prisión en el castillo de Santa Rosa, la esposa estuvo retenida en La Guaira y un convento caraqueño. A España la mandaron con amenaza de pagar cárcel en La Carraca.

El 26 de julio de 1818 los esposos se reencontraron en Margarita. Pese a la pérdida de su primera hija en cautiverio, Luis Cáceres y Juan Bautista Arismendi tuvieron 11 hijos: Rosario, Aurora, Miguel, Margarita, Luisa Amelia, Ana, Adela, Luisa, Juan Bautista, Abelardo y Dolores.

El militar margariteño es reconocido como uno de los próceres más consecuentes con la causa de la Independencia, lo que no implica que haya sido perfecto. Estuvo al lado de Bolívar, en 1817, en los combates de Clarines y Unare. Fue Vicepresidente de la República entre septiembre y diciembre de 1819. Aunque por poco tiempo, Arismendi fue nombrado comandante del Ejército de Oriente a cargo del contingente de las provincias de Barcelona, Cumaná, y Margarita.

Desde oriente apoyó las operaciones militares durante la Campaña de Carabobo. En 1828 fue nombrado segundo comandante del ejército por José Antonio Páez. También fue senador de la República. Los últimos años de su vida los vivió junto con su esposa, hijas e hijos. Juan Bautista Arismendi murió en Caracas el 22 de junio de 1841, a los 71 años de edad. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 29 de enero de 1877.

 

Con información de Oarval, Venezuela Tuya y Busca Biografías

Fotos cortesía de Presidencia de Venezuela, La Historia 200, Notilogía, El Mazo 4F y Viajar a islas


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