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Innovaciones con la cáscara de coco a favor del ambiente

por Haiman El Troudi
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Innovaciones con la cáscara de coco a favor del ambiente

La diversidad de usos de la cáscara del coco a favor del ambiente, representan una oportunidad para aprovechar todo lo que ofrece este regalo de la naturaleza, al tiempo que se reduce la generación de residuos y de elementos contaminantes.

El cocotero o Cocos nucifera es una planta única en su género, llamado también árbol del cielo por su enorme tamaño y bondades. Se caracteriza por adaptarse muy bien a las hostiles condiciones de los ecosistemas costeros del planeta.

De su fruto único, exótico y versátil se pueden obtener numerosos productos, pero las bondades de esta planta se pierden de vista. Su cáscara, por ejemplo, es empleada para la producción de materia orgánica, material para viveros, artesanías, fabricación de colchones, entre muchos otros productos.

Considerando la versatilidad de estos materiales y su no aprovechamiento, investigadores del mundo se han dedicado a desarrollar productos alternativos a partir de ellos.

El carbón orgánico, filtros de agua y aire, paletas para transporte de mercancías, son varias de las innovaciones desarrolladas en los últimos años para aprovechar el coco, de la forma más completa posible.

La cáscara de coco

Innovaciones con la cáscara de coco a favor del ambiente

El Palacio de Coco en Manila, Filipinas, es un ejemplo de la utilidad y versatilidad del coco. Fotografía cortesía Wikipedia

A pesar de ser un recurso renovable y abundante en los países tropicales, el coco es subaprovechado. Su fibra, por ejemplo, es tan resistente que puede emplearse en el tejido de cuerdas, tapetes, cepillos y hasta amarres para barcos.

La cáscara de coco puede aprovecharse como abono en el cultivo, y es especialmente nutritiva para las orquídeas. Además, con ella también se puede producir carbón.

Pero la utilidad del coco va más allá. Con las hojas de la palmera se tejen cestos, sombreros y se hacen escobas. La fibra y las hojas de palma se suelen aprovechar como alimento para ganado en épocas de sequía.

Con la madera extraída del cocotero pueden fabricarse macetas, muebles y hasta emplearse en la construcción. El Palacio de Coco en Manila, Filipinas, es un ejemplo de la utilidad y versatilidad del árbol de la vida.

Sorprendentemente, el aceite de coco puede emplearse como combustible en motores diésel. En condiciones de temperatura alta puede sustituirlo totalmente, y en sitios con temperatura inferior a los 25 grados centígrados, se le puede mezclar con diésel para evitar que se solidifique y afecte el motor.

Carbón de cáscara de coco

Innovaciones con cáscara de coco a favor del ambiente

Ana María Carvajal estudió la eficacia del carbón de coco para descontaminar fuentes de aire y agua de hidrocarburos y fenoles. Foto cortesía Unimedios.

En Colombia, la investigadora Ana María Carvajal estudió la eficacia de la cáscara de coco para descontaminar fuentes de aire y agua de hidrocarburos y fenoles. Para ello modificó la superficie del carbón de coco, captando los compuestos contaminantes con la presentación granulada de carbón activado.

De esta forma la propia naturaleza ofrece una respuesta para retirar desechos contaminantes como metales pesados, gases y toxinas de ríos, lagunas, quebradas y también del aire. Productos considerados como desechos, se han convertido en un recurso óptimo para obtener carbón activado, un sólido poroso cuya elevada capacidad de adsorción y remoción, lo reviste de capacidades purificadoras.

Carvajal, estudiante del Doctorado en Ciencias Química de la Universidad Nacional de Colombia, modificó el carbón activado de la cáscara de coco para incrementar su capacidad de absorción. Después probó su eficacia en compuestos con gran potencial contaminante como dinitrofenol, ácido pícrico, nitrofenol, e hidrocarburos como pentano, hexano, heptano, octano y nonano.

Para transformar la cáscara de coco en carbón, la sometió a un proceso de activación para generar la porosidad. Éste consiste en pasar el material por una corriente de nitrógeno a una temperatura de entre 400 y 900 grados Centígrados, o por una corriente de dióxido de carbono (CO2).

Aprovechar la cáscara de coco, considerada como un residuo, para aumentar la producción de carbón activado y aportar a la descontaminación, podría contribuir a conservar el recurso hídrico.

Materiales para automóviles

Científicos de la Universidad de Baylor, en Estados Unidos, plantearon usar cáscara de coco para la fabricación de partes internas de los automóviles. La inédita propuesta contempla el revestimiento de los maleteros, los suelos y las cubiertas interiores de las puertas.

El proyecto se basó en las propiedades mecánicas de este material, mejores que las de las fibras del poliéster. Por otro lado, ofrece la ventaja adicional de que no arde, ni genera humos tóxicos.

El proceso de producción comienza con la cáscara del coco, formada principalmente por fibra y un polvo de coco, que al principio es esponjoso, pero que luego se seca y se contrae hasta formar unas partículas que tienen la capacidad de absorber hasta diez veces su peso en agua.

Walter Bradley, director del proyecto y profesor de ingeniería en Baylor, señala que estas fibras son fuertes, rígidas, dúctiles y, potencialmente, pueden usarse para gran cantidad de fines.

Antes de ser sometidas al calor y la presión del moldeo por compresión, que les da la forma requerida, las fibras se combinan con otras de polipropileno (un polímero termoplástico). Este material proporciona una rígida arquitectura para el compuesto resultante que, aunque ligero, se mantiene duro.

Los científicos aseguran que las pruebas preliminares han demostrado que los compuestos con cáscara de coco pueden cumplir con las especificaciones establecidas en las pruebas industriales. El siguiente paso es la certificación, en la que se encuentran trabajando.

Carbón para asar

Un grupo de investigadores venezolanos estudiaron el uso de la cáscara de coco como medio filtrante para el tratamiento del agua. Aprovechando sus características de permeabilidad y porosidad, usaron la cáscara de este fruto tropical como medio filtrante alternativo, para eliminar los sólidos suspendidos y los restos de aceites presentes en el agua.

Andrea Rondón, Luis Castillo y Jimmy Miranda pulverizaron la cáscara de coco, seleccionando partículas de 1, 2, y 3 milímetros, para medir su eficacia en el proceso de filtración de agua de campo en El Salto, Venezuela.

Una vez desarrollada la investigación, la aplicación de la partícula de 2 milímetros tuvo una eficacia del 68,82% en la disminución de sólidos suspendidos, y del 98,55% en el descenso de la concentración de aceites en agua. Con ello se comprobó que el material orgánico pulverizado de 2 milímetros, es una alternativa viable que representaría una reducción en los costos de tratamiento del agua.

En Ecuador, otro equipo trabajó en la idea de utilizar la cáscara de coco seco como materia prima para la elaboración de carbón ecológico. La idea partió del impacto ambiental producido por el carbón natural en el mercado alimenticio, donde genera humo y otros gases contaminantes.

La innovadora propuesta no solo resulta más económica, sino además mejora la calidad final de los productos alimenticios expedidos en asaderos, y contribuye a reducir factores contaminantes que afectan la salud.

Sustituye el amianto

También en Venezuela, pero en Valencia, estado Carabobo, un equipo de ingenieros evaluaron el uso de la fibra de coco como sustituto del amianto en procesos industriales

Aleyda Montañez e Iván Uzcátegui desarrollaron un producto al sustituir con cáscara de coco la fibra de amianto, un contaminante ambiental potencialmente cancerígeno muy usado en construcciones.

La fibra de coco ofrece propiedades físicas y químicas muy similares a las de amianto, por lo que es viable usarla en productos industriales tales como el mastique.

Para sustituir el amianto, se elaboró un mastique a partir de la fibra de coco. Para ello, fue necesario adaptar ciertos materiales en su formulación original tales como: goma de neopreno, aceite de coco, dimetanol, silicato de magnesio anhidro (talco), fibra de coco y zeolita natural.

Luego de aplicar cuatro ensayos, los investigadores lograron estandarizar una fórmula que supera las pruebas físicas y mecánicas requeridas para satisfacer las especificaciones del producto industrial.

Paletas para el transporte

Innovaciones con la cáscara de coco a favor del ambiente

Fotografía cortesía Cocopallets.

A partir del enfoque de economía circular, se ha diseñado un prototipo de paletas para el transporte de bienes 100% ecológicas, reciclando residuos de la cáscara de coco.

La técnica fue desarrollada por investigadores de la Universidad de Wageningen de Holanda y posteriormente se llevó a un proyecto de emprendimiento. El nuevo producto representa grandes ventajas para el transporte de mercancías y el medio ambiente.

Por un lado, el innovador material contiene solo fibras naturales, mientras que las paletas corrientes de madera prensada, además de ser más costosas, contienen resinas sintéticas. Por otro, el proceso no requiere la fumigación con bromuro de metilo, altamente tóxico. Tampoco utiliza pesticidas, aditivos o clavos.

Ni siquiera requieren pegamento, pues la cáscara de coco tiene su propio adhesivo natural, llamado lignina, que se activa cuando se muele y se presiona a altas temperaturas. Adicionalmente, son naturalmente resistentes a la humedad y las termitas, factores clave para su uso en áreas tropicales.

Desde el punto de vista del transporte son muchos los beneficios, pues las paletas de cáscara de coco son más fuertes y livianas, son ignífugas, por su diseño son más fáciles de apilar y ocupan menos espacio. Y, por supuesto, son biodegradables. Después de su uso se pueden triturar, reciclar o compostar.

Innovaciones con la cáscara de coco

Las innovaciones ecológicas cobran cada vez más fuerza. Frecuentemente surgen nuevos productos y materiales que apuestan a aumentar el reciclaje, la economía circular, el aprovechamiento de materiales locales; así como a reducir la deforestación y el uso de materiales contaminantes.

En ese contexto es importante considerar que a pesar de ser una materia biodegradable y versátil, la cáscara de coco termina siendo inutilizada. Actualmente, solo el 15% de los desechos de la producción se reutiliza, mientras que el 85% restante se quema, se transporta a vertederos o se deja que se pudra.

Identificar este tipo de recursos, renovables y poco aprovechados localmente, es importante para estimular el desarrollo de innovaciones y cambios favorables a favor del planeta y sus habitantes.

 

Con información de Infoagro, Tendencias 21, Dialnet, Revista UC, Mexpo, VirtualPro


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1 comentario

Vanessa Bermello febrero 7, 2024 - 12:24 pm

Me parece una excelente idea el de reutilizar la cáscara de coco para beneficio de mi comunidad ya que en esta zona se desperdicia casi el 100% de este material, con estas ideas tengo más claro mi proyecto.

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