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La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

por Haiman El Troudi
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La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

Endémica de Suramérica, la jicotea prefiere las aguas tranquilas para vivir. Representativa de las ciénagas del Caribe, entre Colombia y Venezuela, la pequeña jicotea, hicotea o tortuga de orejas naranja, como también es llamada, está en peligro. Así lo han determinado los expertos, quienes señalan que la causa principal es la acción humana sobre esta especie.

Y es que este esta tortuga prácticamente enfrenta la lucha por la supervivencia desde su nacimiento. Ya desde antes de nacer, los tortuguillos se enfrentan a diferentes depredadores. Son amenazados por el tráfico para su venta como mascotas, lo que disminuye la posibilidad de que llegue a la edad adulta e impide su reproducción.

La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

La jicotea también es perseguida para el consumo humano, sobre todo en los días de Semana Santa. Por si fuera poco, su hábitat se ha reducido por el crecimiento de los niveles de los ríos y su degradación, entre otras causas.

De tamaño mediano y hábitos crepusculares, la tortuga de orejas se encuentra en las zonas cenagosas del noroeste de Venezuela y el norte de Colombia, así como en el sur de México. Se observa en ambientes fangosos y poco profundos, por lo general quietos, con gran cantidad de vegetación acuática para alimentarse.

Tortuga de orejas naranja o jicotea

La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

Trachemys callirostris es el nombre científico de la jicotea o tortuga de orejas naranja, una especie de la familia de los emídidos. El género Trachemys engloba a 15 especies diferentes. Algunas de ellas, como en el caso de T. callirostris, incluyen subespecies: T. c. callirostris, de mayor colorido y mancha postorbital bien separada del ojo; y T. c. chichiriviche, más grande, de color más apagado, mancha postorbital más alargada, que casi toca el ojo, y mancha del plastrón más reducida.

Esta tortuga es endémica de tres países de América del Sur: Colombia, Venezuela y México. Vive en casi todos los hábitats acuáticos, pero prefiere las aguas tranquilas o lentas, con fondos suaves, abundante vegetación y troncos o piedras para asolearse. Entonces su hábitat es variado e incluye lagunas, ciénagas, pozos artificiales y áreas anegables de ríos y riberas. Siendo una especie común en bosques de galería y zonas de manglar.

Si las condiciones ambientales le son favorables se le puede encontrar desde el nivel del mar hasta los 1.500 metros de altitud. La temperatura del agua puede oscilar entre 20 °C y 35 °C.

Cuando se encuentran en cautiverio, sus recintos tienen que mantenerse lo más próximos a las condiciones del medio silvestre. También es importante que el agua sea lo más limpia posible para evitar las enfermedades por sedimentos.

La hembra es más grande

La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

La jicotea es una tortuga de tamaño mediano, con una longitud máxima del caparazón de 35 centímetros, y un peso máximo de siete kilogramos. Cabeza grande, dorsalmente plana o cóncava, con un hocico cónico. Presenta parches amarillos o anaranjados a cada lado de la cabeza, de allí el nombre de tortuga de orejas naranjas. Su concha es de forma ovoide y poco aserrada en los márgenes de la parte posterior. Su piel es de color verde o café oliva con marcas amarillas. El cuello es marcado con numerosas rallas que van de la barbilla hacia atrás las extremidades presentan rayas delgadas.

Presentan dimorfismo sexual, pues las hembras son de mayor tamaño, con un caparazón promedio de 23 a 30 centímetros de largo, mientras que en los machos alcanza entre 19 y 25 centímetros. En las hembras además la cabeza es más amplia, mientras que el cuello es más largo y grueso en los machos. La cola es más larga en los machos, pero, a diferencia de otras tortugas de su género, no muestran diferencias en las garras de las extremidades inferiores.

La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

Su caparazón es verde con manchas circulares (ocelos) amarillas y negras. Tiene cinco escamas vertebrales, ocho costales y 24 marginales. El plastrón – estructura aplanada que conforma la parte ventral del caparazón – es ancho y plano con una muesca posterior. Presenta un patrón complejo y generalmente simétrico, de manchas negras que varían entre los individuos.

Otro de los rasgos distintivos de la hicotea es la gran cantidad de machas presentes tanto en su cuello, mentón y en el caparazón. La tonalidad de este último también es distintiva. Gracias a ella, se distingue a los ejemplares juveniles por sus tonos vivos, que se van apagando según envejecen. Así, los machos viejos se ponen negros.

Crepusculares y omnívoras

La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

La jicotea o tortuga de orejas naranjas tiene hábitos crepusculares como los conejos, ocelotes (cunaguaros) y muchos otros animales. Un dato interesante es que durante la época de sequía esta especie se entierra y sobrevive de sus reservas hasta que llegan las lluvias.

De alimentación omnívora, cuenta con una dieta variada pues, aunque la proporción de vegetales es superior, consume cadáveres de animales, peces, crustáceos y moluscos. Los adultos comen una gran diversidad de plantas y animales, incluyendo algas, caracoles, almejas, insectos, peces, ranas y sus huevos y renacuajos, además de pequeñas serpientes. Los ejemplares juveniles son preferentemente carnívoros o necrófagos, pasando a ser omnívoros cuando maduran.

La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

El ciclo reproductivo de la tortuga de orejas naranja se inicia en septiembre con el celo y la cópula. Esta época coincide con las últimas lluvias, cuando todavía las ciénagas y zonas acuáticas están llenas. Proceso que finaliza en diciembre, mientras que las puestas inician en el mes de enero y pueden prolongarse hasta bien entrado el mes de abril. La incubación dura de 2 a 3 meses y los nacimientos se dan entre mayo y julio.

Las tortugas depositan los huevos en pequeños agujeros que ocultan bajo plantas acuáticas secas o pasto. Cada una pone entre 6 y 15 huevos con un diámetro de 30 a 33 milímetros de largo por 29 milímetros de ancho y un peso de 5 gramos. Una hembra puede realizar varias puestas cada temporada.

Carrera por la sobrevivencia, especie en peligro

La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

Tanto antes como después de nacer, las crías de la jicotea o tortuga de orejas naranja afrontan muchas posibilidades de ser depredadas. Los depredadores de puestas más conocidos son mamíferos como el zorro patón, la zorra perro, y reptiles como el tejú. Mientras que las crías y juveniles son presa fácil de los caimanes, y los ejemplares adultas son consumidos por el jaguar, el tigrillo y el caimán del magdalena.Los tortuguillos se enfrentan a otros diferentes depredadores como peces, babillas y aves.

Según los expertos, la hicotea ha visto reducido el número de ejemplares en sus poblaciones, llegando a ser clasificada como una especie en peligro debido en buena parte a la acción humana sobre esta especie de tortuga sudamericana. Y es que, pese a que tanto en Colombia como en Venezuela la incluyeron dentro de especies protegidas, su tráfico y comercio sigue en marcha.

La jicotea o tortuga de orejas naranja prefiere aguas tranquilas

A esto se suma que su carne se usa para consumo humano. En épocas cercanas a la Semana Santa se exportan ilegalmente cientos de ejemplares, pues comer jicotea en fechas cercanas a Pascua es tradicional. Esta época coincide con la temporada reproductiva de la especie.

La tradición de comer tortuga jicotea viene desde tiempos prehispánicos cuando las comunidades podían sobrevivir y alimentarse muy bien con las especies que encontraban en los ríos y sus riberas. Al llegar los españoles esta tradición se justificó porque la religión católica sólo permitía comer “carne blanca” durante la Semana Mayor. La gente acogió este mandamiento cristiano e interpretaron que la tortuga, al ser un reptil, clasificaba como carne blanca. Además, por tradición se considera de buena suerte consumirla durante esta época.

Ante estos factores que amenazan a la especie de la tortuga de orejas naranja, se plantean medidas de conservación como la creación de áreas protegidas y la estricta aplicación de las leyes existentes. Asimismo, debe evaluarse el tamaño real de sus poblaciones y cómo responden éstas a la presión y explotación a la que están sometidas.

 

 

Con información de Diversidad Biológica, Uniandes, Mis Animales y Parentesys


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