Trujillo, al igual que los demás estados de Venezuela, es rico en tradiciones y manifestaciones culturales. La Muñeca de la Calenda y el Baile de los Enanos, es una representación que evidencia nuestra diversidad étnica y cultural.
La Muñeca de la Calenda y el Baile de los Enanos, tal como la conocemos hoy, es una manifestación cultural que asocia una ceremonia ritual indígena y una celebración tradicional del santoral católico, la Navidad. La primera, realizada por las comunidades originarias que habitaban las tierras donde se asientan, en la actualidad, los pueblos San Lázaro y Santiago. Mientras que la segunda, era una fiesta tradicional que se efectuaba la noche del 24 de diciembre en la ciudad de Trujillo para esperar la llegada del Niño Jesús.
En el baile trujillano, inspirado en las dos antiguas manifestaciones culturales, la Muñeca de la Calenda y los enanos danzan al compás de una polca interpretada con cuatro, guitarra, violín y tambor. La música y coreografía son creación de Alberto Aranguren, músico, docente, pintor y escritor, oriundo de la capital del estado andino.
La ceremonia ritual y la danza originaria
Los indígenas Cuica se asentaron en territorio trujillano y establecieron parcialidades definidas que lo dividieron en localidades. Al respecto, Mario Briceño Perozo, jurista, educador, escritor e historiador nacido en la capital del estado andino, señala en su libro “Historia del Estado Trujillo”:
“Los mucas estuvieron ubicados en lo que es hoy la capital trujillana, en el valle que riegan el río Castán y la quebrada de los Cedros; muy cerca de los mucas estaban los bombás, los sisíes o misíes, los bujayes, tonojoes, monayes y tirandaes. Estos últimos se dividían a su vez en otros grupos menores como los chachíes, chiquimbúes, mitisúes, chachiques, chacúes, marajabúes, timusúes, estivandaes, isnabuses, cajúes, isnarunes, escacoyes, curupúes y estiguates, que moraban en tierras que después pasaron a ser asiento de Pampám, San Lázaro y Santiago”.
Los habitantes originarios de las tierras que hoy ocupan los pueblo San Lázaro y Santiago, ubicados a 22 y 70 kilómetros de la ciudad de Trujillo, respectivamente, en el mes de diciembre ofrecían una ceremonia ritual a las deidades para agradecer las bondades que les obsequiaba la naturaleza, honrar a sus ancestros y alejar a los malos espíritus que traían plagas, enfermedades, terror, muerte y desolación.
Una vez terminado el ritual dirigido por el Piache de la tribu, se iniciaba la danza, acompañada del tambor y las maracas, que duraba hasta el día siguiente. Una figura muy grande, hecha con bejucos y raíces, ataviada con una máscara hecha de totuma seca, a la que se le abrían unos huecos que semejaban los ojos, nariz y boca, que le daban una expresión grotesca y aterradora.
Esta figura representaba la muerte, la desolación y los males que traían los espíritus malignos. De acuerdo a sus creencias, su presencia en el baile contribuía a ahuyentarlos.
La fiesta del Enano de la Calenda
La fiesta del Enano de la Calenda es una antigua manifestación cultural que data de la época de la colonia. Era parte de las celebraciones pascuales que ocurría la noche del 24 diciembre. Una tradición que perduró muchos años y cuyo mayor escenario fue la otrora Plaza Mayor de la ciudad de Trujillo, donde se congregaban todos los enanos que venían de diversos puntos de la ciudad, bailando acompañados de aguinaldos y parrandas.
Así describió Mario Briceño Iragorry esta tradición que vivenció durante la época decembrina de infancia en su Trujillo natal:
“Por la noche era la típica a fiesta del “Enano de la Kalenda”. ¿De dónde vino esta costumbre? Yo no sabría explicarlo. En la lánguida y monótona música de las zambombas y de los cincos, que acompañan a los pedidores del aguinaldo, se perciben reminiscencias negroides: Déme mi aguinaldo, mi señor dotor: aunque yo soy negro merezco el favor. Si me dan hallacas me las dan calientes, porque las hallacas frías enferman la gente (…)”
“El chiste del enano consiste en simular con el movimiento del vientre, donde van pintados los ojos y la boca, un grotesco rostro, pues la cabeza y los brazos, con parte del tórax van ocultos en una manera de cono invertido, cuya base la constituye un cesto de arnear colocado sobre la cabeza, y envuelto todo en espesa tela negra. A la altura de la cintura, unas fingidas manos hacen más ridícula la mojiganga. El enano bailaba al son del cinco y los furrucos, acompañado de coplas y aguinaldos. Lo hacía en las esquinas, en la mitad de la calle y aun en las mansiones particulares. En la semioscuridad del Trujillo de faroles de aceite, aquella invención tenía la gracia de que hoy carecería a la luz de las bujías eléctricas. Cada grupo era de sólo un enano, pero al mismo tiempo cruzaban la ciudad los enanos que venían de las Araujas, de Hoyo Caliente, del Cerrito, de la Otra Banda, del Calvarito y de la Quebrada de los Cedros. Satisfechos los muchachos con la alegría de la farsa y con el ruido festivo de las recámaras y de los triquitraques, esperábamos con impaciencia la hora en que “nacía” el Niño Dios (…)”.
Una tradición que aún se preserva
Sin perder su raíz indígena, por un lado, y su carácter pascual por el otro, ambas manifestaciones trascendieron y evolucionaron, adaptándose a los nuevos tiempos, en la representación creada por Alberto Aranguren, La Muñeca de la Calenda y el Baile de los Enanos.
Manifestación cultural que trascendió la ciudad de Trujillo, San Lázaro y Santiago, proyectándose en todo el estado andino y en el país. En la actualidad, los músicos y actores Ramón Méndez, Jorge Luis Pacheco, Joel Linares, entre otros, son portadores de esta tradición, junto con grupos de música, teatro y danza en Trujillo y San Lázaro, principalmente.
Hoy, La Muñeca de la Calenda y el Baile de los Enanos tiene una presencia importante en los Carnavales del estado Trujillo.
Con información de Ciudad Trujillo y Programa «Sonidos del Pueblo» de Venezolana de Televisión (VTV)
Catálogo de Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2010. Municipio Trujillo. Instituto de Patrimonio Cultural
Briceño Iragorry, Mario. “Mi infancia y mi pueblo. Evocación de Trujillo (Carta Primera), publicado en Revista Cifra Nueva, Nº 30, Julio-Diciembre 2014.
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